‘En dos años tendremos que cerrar’: los últimos videoclubs de Barcelona

No me llegaba la cabeza al mostrador, pero recuerdo el olor característico parecido al de los cromos nuevos, el poster de Space Jam presidiendo la columna de entrada y cientos de carátulas por todos lados que reverdecían las ganas de descubrir mundos nuevos. Sería algo así como 1998 y era uno de los momentos más fascinantes de la semana: escoger película en el videoclub de mi calle.

Han pasado veinte años y desde que cerrara ese almacén de películas y videojuegos de alquiler hará unos siete años devastado por el golpe reiterado de la piratería y el florecer de las plataformas online tipo Netflix, Waki o HBO, no he vuelto a pensar en el formato videoclub. Es más, me parecía obvio pensar que iban a desaparecer porque los jóvenes consumíamos películas en nuestros dispositivos y pasábamos de reproductores DVD o Blue-ray. Pues no, aunque a alguno le parezca algo surrealista, en Barcelona existen en torno a una decena de ellos. Conviven con la incertidumbre y la dificultad de los nuevos tiempos que sosiegan con grandes dosis de pasión entre tanto desconcierto.

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Para conocer cómo es eso de adaptarse y reformular el negocio una y otra vez para atraer a un público que lo quiere cada vez más fácil y que le cuesta pagar por cultura, me he acercado a tres videoclubs con más películas que todas las plataformas online juntas. Su sensibilidad y su predilección te hará reflexionar sobre tu mirada hacia el cine.

Video Instan además de videoclub es distribuidor de películas

Video Instan, videoclub más antiguo de España con 44.000 títulos

VICE: Buenas, Aurora. 2018 y seguís vivos. ¿Cómo es hacer frente a la piratería y las plataformas online?
Aurora: La piratería es lo que más nos ha perjudicado y nos sigue perjudicando. Por ejemplo, ayer vino una madre con su hijo y le dijo “esta no la pillamos que la tengo gratis en casa”. Yo casi salto a la yugular. Claro, si le enseñas esto a tu hijo, ¿qué esperamos? España es así para la cultura, y es una pena.

A partir del 2007 o 2008 las descargas ilegales nos hicieron mucho daño y nos lo sigue haciendo. Las plataformas online al fin y al cabo son una competencia legal, aunque si te gusta el cine, te vas a cansar de Netflix.

Video Instan es una institución por sí misma que va a cambiar de local para redefinir el concepto de videoclub con su proyecto de micromecenazgo

Si tienes un poco de interés por el cine real y en tres o seis meses quieres ver todo lo que se ha estrenado en Cannes, deberás irte a otro lugar. A otra plataforma como FilmIn y alquilar o tendrás que venirte a un lugar físico como un videoclub, donde te las podremos recomendar y abrir un mundo nuevo.

Ahora la gente se está aborregando porque solo consumen cine en función de la recomendación de Netflix o HBO. No hay esa inquietud de investigar sobre una peli en un Fotogramas, leer la crítica y probar a verla, porque en esas plataformas no las suelen tener. Entre que no tenemos conciencia cultural y estamos aborregados, son épocas difíciles para el videoclub.

“No hay esa inquietud de investigar sobre una peli en un Fotogramas, leer la crítica y probar a verla”

¿Y cómo os habéis ido adaptando a la era digital?
El modelo de negocio ha ido cambiando y tenemos muchas ofertas. Un hándicap de videoclub es que hay que devolver las pelis. Muchos hemos alargado el período de devolución. Por ejemplo, tengo alquileres de un mes en el cual un cliente viene esa vez y se lleva diez pelis en el bono mensual. Es importante, porque se lleva las diez películas que se quiere llevar, ya sea porque las ve él o ella o porque nos pregunta.

Además de eso, creo que cada vez más trabajamos en sociabilizar el videoclub. Antes ibas al vídeo y te pasabas un buen rato. Entrabas con los colegas o la familia y discutías para ver qué peli llevarse.

Y ahora tenéis entre manos un gran proyecto con micromecenazgo que justo ayer cumplisteis el objetivo. Enhorabuena , por cierto.
Sí. En Video Instan vamos a intentar cambiar el concepto de videoclub. Vamos a poner una cafetería y un microcine. También un espacio dedicado a la exposición de alquiler, aunque más reducido que el de ahora, pero con las 44.000 referencias que ofrecemos disponibles. Si sumas los títulos de las plataformas online más importantes, no llegaría ni a la mitad de las que tenemos aquí. Después intentaremos, a través de las presentaciones, proyecciones y cafetería, de formar una comunidad. El objetivo es que la gente venga y esté un rato con el cine como eje central.

También vamos a hacer días temáticos, como cine independiente o para los abuelitos, que son un sector de la población que no sociabiliza mucho. L’Antiga Esquerra de l’Eixample es un barrio de casas antiguas y viene mucha gente mayor.

“No me veo cogiendo las pelis en VHS y tirándolas a la basura, cuando yo sé que si alguien quiere ver una película, o viene aquí o no tiene ningún sitio”

¿Cuántas películas podéis tener que no se encuentren en ningún lado?
Diría que el 30 o 40 por ciento de mis pelis no las tiene nadie, creo. Hoy me ha escrito un chico que me pedía tres películas raras, raras, y las tengo las tres. Me he ido a buscarlas en Amazon y he visto que costaban 80€ cada una porque están descatalogadas. Cuando las cosas iban bien, de todas comprábamos dos, así que le podré vender una de cada.

¿Cómo os veis de aquí 10 años?
Podría ser que si el mercado de alquiler físico sigue cayendo, quizás destinamos menos espacio para la exposición y, en vez de tener un microcine, tener dos. Pero me veo en el mundo del cine y de la cultura, guardando el patrimonio cultural que crearon mis padres poco a poco. No me veo cogiendo las pelis en VHS y tirándolas a la basura, cuando yo sé que si alguien quiere ver una película, o viene aquí o no tiene ningún sitio. Nos escribe muchísima gente de todas partes del país, sobre todo cuando salgo en los medios.

Deuvedes, videoclub situado en el barrio de Gràcia con 8.000 títulos

VICE: Cogisteis las riendas del negocio hace año y medio porque estaba en traspaso. ¿Por qué os hicisteis con un videoclub en 2016?
Miguel: Cuando Dani anunció que lo traspasaba, mi mujer y yo dijimos “maldición, nos quedamos sin videoclub”. Con la colección tan equilibrada y de calidad que tenía, siempre había algo que ver. Cuando se presentó la oportunidad, lo cogimos.

Fue muy curioso porque yo tenía un trabajo de oficina bastante convencional con estos sueldos de ahora que medio alcanzan y, si bien aquí no es un gran negocio, sí que podía trabajar desde la tienda y también estar más cerca de casa, además siempre me ha gustado mucho el cine, y era un intercambio bastante satisfactorio. No se trataba de ganar mucho más, sino de tener una actividad más acorde, en familia. Solo abro las tardes porque todo el día no funciona.

“Siempre digo que prefiero que me den su dinero por ver películas, no por traerlas tarde”

¿Y ahora sobrevivís o vivís bien?
Cuando abrió hace 15 años eran tres socios y había beneficios para todos. Y buenos. Era la época de oro. Luego vino la piratería y los servicios en línea, aunque la piratería lo que hizo fue abaratar el precio de las películas. Ahora encuentras en los kioscos películas originales por tres euros porque las pelis perdían valor.

Pero tanto la piratería como los servicios en línea no son el enemigo. Hablamos de tanto cine, que nadie lo tiene todo. Llegará un momento que podamos convivir si los videoclubs nos reformamos.

Estamos diseñando un plan de comunicación y montamos fiestas de cumpleaños para niños y no suelo cobrar recargos porque me parece un castigo demasiado duro. A no ser que sea una película de estreno. Siempre digo que prefiero que me den su dinero por ver películas, no por traerlas tarde. Eso ha hecho que la relación con el socio sea mucho más relajada. Esa relación no se puede hacer online. No hay algoritmo que compita con la empatía.

“Somos personas que amamos el cine, no somos compañías. Aquí radica toda la diferencia”

¿Por qué Netflix y HBO no son el enemigo?
Hay mucha gente fuera que no está usando esos servicios y es la que me interesa. Con las tarifas especiales, estamos llegando a gente que no pensaba que le iba a alcanzar para alquilar cine.

La cosa es que la gente no tiene que saber quién hizo la película. Muchas veces vienen diciéndote “me encantó esta peli”. Es entonces cuando les informamos que ese director tiene tres películas más que pueden gustarle o otra que tiene una temática similar, pero hecha en otro lugar. Hay una relación que difícilmente se puede dar con un ordenador o con un servicio.

En Deuvedes tienen una sala con cine infantil y animación de todo el mundo

Desde que cerrara el de mi calle, para mí el concepto videoclub no existe y me imagino que como yo hay muchos. ¿Qué le dirías a quien le gusta la cultura pero no se acerca por aquí?
En primer lugar, es que somos personas que amamos el cine, no somos compañías. Aquí radica toda la diferencia, porque recomendamos sin grandes intereses comerciales algo que puedas ver. Yo no recomiendo películas que no me gustan ni que no he visto. Suelo ser muy honesto porque si mientes, adiós negocio. El negocio de persona a persona se pierde y es muy triste.

Vídeo Tibidabo, videoclub situado en el barrio del Putxet con 5.000 títulos

Me han explicado que vuestra intención inicial era hacer un videoclub con descargas online. Un Netflix de barrio. ¿Por eso os metisteis en el mundo del videoclub hace 5 años?
Sí. Esa era nuestra intención cuando asumimos el traspaso que los socios en vez de venir al vídeo lo vieran en casa. Era cómodo y simple, que era cuando comenzaba esto de Netflix y demás. El tema está en que las grandes compañías de aranceles y gastos, son prohibitivas. No se te prohíbe, pero se te “prohíbe”. Primer problema, por ahí no podemos pasar.

Otra idea era darla en USB con algún derecho de copia digital. Tampoco. Entre las plataformas digitales, la tele por cable y la piratería, pues así estamos.

“Seguramente si no tuviera el videoclub, ya tendría Netflix”

¿Cómo se presenta el futuro?
Extinguido, al menos como videoclub. La cosa es que como también ofrecemos arreglos informáticos, una cosa subsana a la otra. Otro tema es ser un videoclub de venta, porque las ventas todavía más o menos por los coleccionistas tiran.

De aquí a dos o tres años, igual menos, tendremos que cerrar. Si tienes un local que es de tu propiedad o eres distribuidor, compensa. Pero con la de gastos que hay, las cuentas no salen por mucha ilusión y pasión que le pongas. Muchos clientes me dicen que no vienen por HBO o Netflix. Lo entiendo, qué le vas a decir. Es la evolución, y seguramente si no tuviera el videoclub, ya tendría Netflix.

¿Y no habéis intentar reformular el negocio?
Sí, lo intentamos el año pasado. Quisimos hacer una cafetería o cineclub. El cineclub lo descartamos por los derechos. Cafetería, que estaría muy bien, no podemos porque tenemos una vivienda en cada lado y la legislación no te deja hacer café. Pensamos, “minibar”. Para conseguir la licencia, tienes que hacer doble baño para minusválidos, que lo tenemos en el piso de arriba. Tendríamos que hacer un ascensor y es imposible costearlo.

“La única ventaja es el trato al público y aconsejar. Ahí sí, sé lo que hago y lo hago bien”

¿Suele ser gente mayor?
No. Diría que la media sería de unos 30 años.

Compaginan el alquiler de películas con reparaciones informáticas. No hay otra manera de hacer frente a la crisis del sector

¿Entonces va a desaparecer el concepto videoclub?
Me da mucha pena decirlo, pero creo que sí. Pasará como con las librerías, quedará alguno de referencia, que igual es Video Instan como videoteca, pero el resto… Las grandes compañías se lo comen todo.

La única ventaja es el trato al público y aconsejar. Ahí sí, sé lo que hago y lo hago bien. Después te cuentan sus problemas y cómo la peli influye en ellos. Son ventajas, pero no suficientes. Sobre todo el último año, que no sé qué ha pasado, pero hemos visto como la bajada se incrementa mucho más. Alrededor de un 75 por ciento.