Tan solo la presencia de Salvador Sostres como moderador podría mejorar un encuentro entre Joaquín Sabina y Arturo Pérez-Reverte. Dos señores mayores atrapados en sus respectivos personajes, de viejo canalla uno y de enfadado con España el otro, bebiendo tequila, devorándose los pitos y arreglando un mundo que se va al garete por no haberles hecho caso. En la charla, organizada por El Mundo, se echa de menos alguna pelea a puñetazo limpio o bromas sobre desflorar bellas damas pero, en general, cumple con lo esperable de una tertulia tabernera con dos de nuestros intelectuales más machos y resabiados o -como dice el propio diario- “dos de los creadores más irreverentes del panorama”.
Se anuncia que en la charleta “dan cuerda a sus entusiasmos, asombros y desafectos en todo lo que les sale al paso: cultura, educación o política”. Y se promete “una conversación cómplice entre risas, tabaco y libros, difícil de repetir”. Si bien es cierto que los casi tres euros invertidos en comprar el periódico obtienen su recompensa, en la transcripción de la entrevista se quedan fuera algunos bocaditos deliciosos que solo puedes degustar tragándote la media hora de vídeo, con sus cortinillas de música jazz, Reverte imitando la voz de Sabina y bodegones de ceniceros, trajes de luces, cuadros y vírgenes. Conviene no perderse tampoco el estilismo de ambos.
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Las palabras más repetidas de este duelo de corsarios son, de muy lejos, “Sarajevo” y “carajo”. Se nos explica que la cita es al mediodía en casa de Sabina [un piso de seis balcones en Tirso de Molina (Madrid)], que anda con faja por una cirugía y estrena un libro de dibujos a 2.100 euros la unidad. Puede sonar una suma obscena de dinero, pero no lo es para alguien que recita en voz alta a Gabriel y Galán y muestra con orgullo una primera edición del Ulises de Joyce, dedicada por el autor a Cyprian Beach. No lo es para alguien que en su día fue rojo pero hoy se proclama jacobino y arremete contra Zapata por sus tuits: “¿No tenían a gente mejor y más preparada para poner de concejales en Madrid?”.
Esta partida de ping-pong entre dos sexagenarios que se regalan armas, hacen bromas sobre el parecido de la sal con la cocaína y proponen arreglar las cosas con la guillotina debería ser un visionado obligatorio en los colegios. Hemos recopilado algunas de las mejores píldoras de este magnífico y grimoso documento que se califican por sí solas.
-Sabina: A mí hasta que tuve hijas no me importaba nada la capa de ozono, el aumento de los mares, nada… ahora me importa. ¿A ti te importaba la ecología hace unos años?
-Arturo Pérez-Reverte: Me importaba un carajo. Yo iba a la guerra con mi mochila, era joven. Si yo no tuviera una hija saldría a reírme a la ventana y a escupir a cada diez a uno por lo menos, tal. La cornada de la vida es cuando tienes hijos. Te hace saber lo que es tener miedo, yo no había tenido miedo nunca en la vida.
Aute dice que las canciones hay que escribirlas directamente al coño de las mujeres, porque son los que compran discos y llevan a los hombres al concierto. Y Aute lo ha bordado eso (risotada). (Joaquín Sabina)
Yo a veces pienso: si nos hubieran invadido los franceses como dios manda y hubieran hecho… hubieran gobernado 20 años hubiera habido una buena purga. Yo siempre digo simbólicamente que en España faltó una guillotina. (Arturo Pérez-Reverte)
Es atroz ver a los jovenzuelos en televisión en los miles de programas de Telecinco cómo hablan, cómo se expresan, lo que saben y sobre todo lo que no saben. Es tremendo. (Joaquín Sabina)
Como yo soy jacobino, yo es un tema que habría resuelto en el siglo XVIII. Chas, chas, chas, chas… (hace gesto de cortar cabezas). Ahora ya no tiene solución. Ahora ya es otra cosa. El problema está en que ahora ya hay cosas que no puedes solucionar con métodos… Tú puedes pasar a cuchillo a una población entera en el siglo XI ¿comprendes? Pero no puedes hacerlo en el siglo XXI. (Arturo Pérez-Reverte sobre Cataluña)
Volver al aldeanismo identitario no tienen ningún sentido. Ningún respeto por eso. (Joaquín Sabina)
-Sabina: ¡Es sal, eh! No se vaya a creer nadie… pa saliva. Es verdad. Es que en el escenario algunas veces lo he hecho y he tenido que dejar de hacerlo.
-Pérez-Reverte: Porque pensaban que era otra cosa. Algún otro producto (risotada).
En Sarajevo en esos días malos que llegas al hotel y vas dejando huellas de sangre en el suelo y llegas a la habitación y todo ese mundo te viene a la cabeza, ya has transmitido… y coges a Stendhal, o coges a Balzac, o coges a Conrad y te pones a leer y entonces de pronto todo adquiere su dimensión y todo se serena y todo se calma. El libro es como una aspirina. Un analgésico. No te quita la causa del dolor pero te ayuda a soportar el dolor. (Arturo Pérez-Reverte)
Yo he estao tirado en un aeropuerto como tú, como pasa en estas profesiones, 48 horas y los aviones se han dormido y no salen. Mis músicos están desesperaos y yo si tengo Guerra y paz en las manos estoy feliz. Me importa un carajo que sea un aeropuerto o cuándo vamos a salir. (Joaquín Sabina)
-Pérez-Reverte: Tú has estado en las guerras conmigo.
-Sabina: No me digas.
¡Dalí denuncia a Buñuel pa’ que no le den un trabajo! Acusándolo de comunista, cosa que no era para nada. Jojojo. Jime, cigarrillos (hace gesto de pedir tabaco a su mujer). (Joaquín Sabina)
-Pérez-Reverte: La palabra dignidad y lealtad creo que son de las pocas que todavía a mi edad por lo menos aun le causan a uno cierta aún le ponen a uno tal… ¿no?
-Sabina: Yo estoy totalmente de acuerdo, hasta llegar casi a códigos mafiosos.
Fundamentalmente César Vallejo y Luis Cernuda. A diario los… me vienen versos a la cabeza. (Joaquín Sabina)
En literatura cualquiera puede llamarse escritor. Yo es que soy escritor, he escrito una novela tal… Todo el mundo se considera que puede escribir una novela. (Arturo Pérez-Reverte)
-Sabina: ¿Te acuerdas la que liaron con Educación para la Ciudadanía? Que no estaba tan mal.
-Pérez-Reverte: No estaba tan mal, no estaba tan mal.
Es que les importa un carajo. Les importa literalmente un carajo. Cervantes… ¡eso no da votos! (Arturo Pérez-Reverte)
Estupidez en el idioma castellano es una palabra débil porque nosotros queremos decir algo más. La imbecilidad, la cerrilidad. Yo veo lo que dicen los jóvenes y los que entran a Gran Hermano y tal y desprecio con toda mi alma la autoestima. Que está haciendo un daño… (Joaquín Sabina)
Yo lo que desprecio más en el mundo es la estupidez. Con lo que me he vuelto intolerante y más me quema la sangre, más que la maldad y tantas otras cosas. Los estúpidos hacen mucho más daño que los malvados. El gran mal. La gran enfermedad española, aparte del rencor y la vileza, que están en el ADN y eso ya es congénito, es la educación. (Arturo Pérez-Reverte)