No hay manera de de darle la vuelta a esto: Motherboard tiene en sus manos un horrible video de cacería y abuso de animales en Tanzania, donde una compañía llamada Green Mile Safari fue descubierta permitiéndole a sus clientes cazar animales protegidos utilizando armas semiautomáticas, atropellarlos con jeeps y torturarlos antes de matarlos.
El material es tan gráfico y los crímenes tan terribles que el Safari Club de Dallas, en una carta escrita al ministro de recursos naturales y turismo de Tanzania, dijo “sin duda, el video muestra uno de los más aberrantes ejemplos de cacería no ética y abuso animal jamás registrado hasta el momento.”
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Cuando se hace de manera correcta, de forma ética y monitoreada, existe el argumento de que la caza controlada puede de hecho ser buena para la conservación natural. Pero las zonas de cacería en África están situadas en los lugares mas pobres del continente, donde la agricultura es imposible y los cazadores furtivos proliferan (en muchos casos, los cazadores furtivos son los mismos miembros locales)
La cacería inherentemente trae consigo un gran flujo de dinero y un reforzamiento en el cumplimiento de la ley en la comunidad, por lo que la lógica común sugiere que la cacería furtiva que de los animales en peligro se verá reducida progresivamente con la práctica.
Pero eso no es lo que está sucediendo aquí.
Representantes de Green Mile, compañía perteneciente a Awadh Abdullah y a Abdullah Bin Butti Allahamed de los Estados Emiratos Árabes Unidos, pueden ser vistos en el video de arriba disparando contra animales desde un jeep, atropellando a una gacela bebé con el auto, dejando que niños disparen contra animales, y capturando a una cebra bebé para luego torturarla mientras llora y trata de escapar.
En reiteradas ocasiones, los cazadores de Green Mile Safari ven a los animales retorcerse mientras se mueren lentamente. En un punto dado, un cazador dispara contra una zebra utilizando un rifle atado a un trípode a pocos metros de distancia.
“Lo que vemos aquí son cazadores haciendo de esto un campo de juego personal” me dijo Mary Rice, la directora ejecutiva de Enviromental Investigation Agency. “Condenamos el abuso que está sucediendo”
Los abusos originalmente salieron a la luz durante el mes de marzo, cuando Lázaro Nyalandu, ministro de recursos naturales y turismo del país, revocó el permiso de caza de la compañía. Las imágenes en sí han sido vistas por el Safari Club de Dallas y los miembros del parlamento de Tanzania, pero hasta ahora, no habían sido publicadas al público general.
“Nuestro país y sus recursos pertenecen a todas las personas de Tanzania. Esta estrictamente prohibido que cualquier persona o compañía, local o extranjera, sabotee nuestra economía destruyendo nuestros recursos naturales y de turismo.” dijo Peter Msigwa, ministro de recursos naturales y turismo.
Pero Green Mile está peleando contra esa decisión: Ha amenazado con demandar al gobierno por revocar sus licencias, y hay probabilidades de que ganen. Después que el video fue mostrado en el parlamento de Tanzania, no se tomó ninguna acción, tal vez porque Green Mile está bien respaldada económicamente por sus propietarios en los Emiratos Árabes Unidos. No fue sino hasta que Nyalandu revocó unilateralmente la licencia que los viajes de caza se detuvieron.
Ni Msigwa ni Nyalandu respondieron a nuestra solicitud de hacer comentarios, pero un representante de Green Mile dijo que el gobierno—y el Safari Club de Dallas—son los verdaderos responsables de los abusos, una afirmación bastante dudosa.
“Green Mile Safari Co. ltd también se pregunta por qué estos abusos ocurrieron en presencia de cazadores profesionales y Oficiales Gobierno” me dijo la empresa en un correo electrónico. “Los llamados ‘abusos contra animales salvajes’ que se ven en el video estaban planificados por nuestra competencia en EE.UU., y por razones que sólo ellos saben. Uno se preguntará por qué el Safari Club de Dallas elogió al ministro poco después de haber castigado a nuestra empresa.”
The Dallas Safari Club received a spate of negative attention recently for auctioning off the chance to hunt a black rhino, but there has been no evidence that the club has been involved in any abuses of the magnitude shown in the Green Mile video (or any abuses, really).
El Safari Club de Dallas ha recibido una avalancha de atención negativa recientemente por ofrecer la oportunidad de cazar un rinoceronte negro, pero nunca ha habido ninguna evidencia de que el club estuviese involucrado en algo similar al abuso mostrado en el video de Green Mile.
“Es un video creado y producido a partir de sus cacerías” me dijo Ben Carter, el director ejecutivo del Safari Club de Dallas. “No creemos que esto le dé una muy buena impresión a la gente sobre la comunidad de cacería, y la cacería no se trata de eso. Siempre que sucedan cosas así vamos a hablar al respecto.”
El representativo de Green Mile no negó que los abusos ocurriesen durante los safaris de su compañía. Ni tampoco niega que hayan sucedido. La compañía dijo que “supo sobre la existencia del video a través de la carta [de Dallas Safari Club.]”
Mientras tanto, la directora Rice de Environmental Investigation Agency dijo que en definitiva es Green Mile la responsable de estas acciones.
“A pesar de que los clientes están involucrados en el abuso, es la propia empresa de cacería la responsable”, dijo. “Si la caza se hace con integridad y profesionalismo, se realiza un seguimiento a pie del animal y se derriba con un solo disparo. En caso de que el cliente sea incapaz de derribarlo con un tiro, un cazador profesional estaría allí para despachar al animal rápidamente.”
Claramente eso no es lo que sucedió aquí. El video muestra los peligros y riesgos de una mala regulación a una actividad que, inevitablemente, en la mente de muchos, se encuentra relacionada con la caza furtiva y el abuso animal, incluso cuando se hace con el máximo cuidado.
Pero el problema no se limita sólo a Tanzania. Si bien existen operaciones de caza safari gestionadas de manera correcta, la regulación limitada y la escasa presión por el cumplimiento de las normas ha llevado hacia la corrupción de toda la industria. En un caso notable, un traficante de cuernos de rinoceronte fue arrestado después de que pagó a prostitutas para hacerse pasar por cazadores y así saltarse la legislación de caza de Sudáfrica en un intento ilegal por exportar los cuerno de rinoceronte.
En cualquier caso, las acusaciones del abuso de caza en Tanzania tienen un largo historial, han habido anécdotas de cosas como las que se ven aquí, pero son raros los casos donde existe tanta evidencia sólida de cazadores torturando animales.
Y probablemente ésta no será la última vez. “Ahora tenemos la sospecha de que muchas otras empresas están involucradas en esta práctica ilegal,” dijo Msigwa el mes pasado.