Después de estudiar mitología griega en la escuela, la Sra. Yang* había soñado toda su vida con visitar el Partenón. Por ello, cuando un agente de bienes raíces en su país de origen, China, se acercó a ella con una oportunidad de inversión (un departamento de tres habitaciones con vista a la Acrópolis y la Plaza Syntagma en Atenas), no lo pensó dos veces. La Sra. Yang invirtió los ahorros de toda su vida en la propiedad, pagando por ella aproximadamente 290 000 euros en 2018. El departamento además incluía una ventaja enorme: la llamada “visa dorada”, un permiso que le otorgaba el derecho a vivir y trabajar en Grecia por cinco años, además del derecho a desplazarse, junto con su familia, libremente dentro del espacio Schengen.
También conocidas como “programas de inmigrantes inversionistas”, las visas doraras son permisos de residencia otorgados a ciudadanos extranjeros que invierten una gran cantidad de dinero en un país, generalmente mediante la compra una propiedad. En resumen, son un medio para que las personas adineradas se salten los requisitos estándar que se les piden a los inmigrantes para vivir legalmente en un país. En algunos casos, las visas doradas también pueden acelerar la obtención de la ciudadanía.
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Actualmente, 18 países en todo el mundo ofrecen este tipo de programas, incluidos ocho miembros de la UE y el Reino Unido. En Grecia se concede la visa dorada al hacer inversiones superiores a 250 000 euros. La visa se puede renovar cada cinco años si se retiene la inversión. Si el inversor vive en Grecia durante siete años, es elegible para adquirir la ciudadanía y un pasaporte de la UE.
Un año después de efectuada la compra, la Sra. Yang salió de China rumbo a Atenas, solo para descubrir que la habían estafado. No solo le habían vendido el departamento por un precio muy superior a su valor real y se encontraba ubicado en una zona completamente distinta y mucho más barata a la que le habían indicado, sino que también le habían vendido el mismo departamento a otro inversor chino después de que ella lo comprara, y por el precio más barato de 250 000 euros. Cuando confrontó a su agente en Grecia, este le pidió que presentara una lista de documentos que ella no tenía para demostrar que el departamento le pertenecía.
En octubre, presentó una demanda conjunta con la Sra. Lee, otra inversora china que fue estafada mediante la compra de una casa con costo de 300 000 euros en Glyfada, un suburbio costero de Atenas. Una investigación que VICE realizó sobre estas estafas sugiere que la Sra. Yang y la Sra. Lee son solo la punta del iceberg, y que Atenas podría estar enfrentando una burbuja inmobiliaria mucho más grande.
En China, las visas doradas son un gran negocio. Según el sitio de noticias especializado Invested Migration Insider (IMI), las agencias de inmigración dedicadas a estas inversiones han experimentado un auge desde 2002, cuando el gobierno chino flexibilizó sus regulaciones. En 2019, estimaron que había más de 27 000 agencias chinas especializadas en organizar este tipo de acuerdos, y que 57 000 ciudadanos chinos han invertido más de 37 000 millones de euros en visas doradas durante la última década. Con el apoyo del gobierno chino, estas agencias atraen inversionistas y los ponen en contacto con agencias extranjeras que se encargan de la parte práctica del acuerdo. Grecia introdujo las visas doradas en 2014, y hasta mayo de 2020, el país había emitido 7 550 visas doradas, 5 504 de ellas a ciudadanos chinos.
Una de estas agencias contactó a la Sra. Yang y más adelante le pidió que pagara su nuevo departamento —el cual en realidad estaba valorado en 74 000 euros— mediante sus tarjetas de crédito y débito. Según su abogado, la Sra. Yang dijo que firmó un acuerdo preliminar con el agente en Atenas, pero no un contrato de venta vinculante. Al firmar el acuerdo pagó una primera cuota de 29 000 euros, y el resto lo liquidó un mes después. La Sra. Yang dijo que simplemente le pidieron que pasara sus tarjetas en una terminal bancaria normal.
Una ley de 2014 prohibió los pagos con tarjeta para el programa de visa dorada en Grecia, ya que las tarjetas se pueden obtener con nombres falsos y pueden ser usadas para lavar dinero más fácilmente que con las transferencias bancarias. Sin embargo, en octubre de 2019, el gobierno conservador de Atenas legalizó retroactivamente ese método de pago con efecto a partir de enero de 2017. La oposición criticó la decisión, acusando al gobierno local de aprobar tal medida para proteger a dos empresas inmobiliarias griegas acusadas de lavado de dinero y evasión fiscal. VICE no pudo confirmar si la investigación en torno a las dos empresas aún está en curso.
Las cuentas de las empresas fueron congeladas después de que una auditoría descubriera que una de ellas había instalado terminales para cobros con tarjeta en sus oficinas de Shanghai y las estaba utilizando para transferir grandes sumas de dinero para comprar bienes raíces en Grecia. La auditoría de las empresas también reveló que en realidad una empresa le arrendaba las propiedades a la otra después de comprarlas, una señal muy clara de lavado de dinero. Por ejemplo, un delincuente que intenta ocultar dinero en efectivo puede comprar una propiedad con la empresa A y luego alquilársela a la empresa B, al tiempo que mantiene vínculos con ambas empresas. Entonces, parecerá que el dinero se ha utilizado en una inversión legítima, cuando en la práctica sigue en las manos de la misma persona.
VICE solicitó comentarios tanto a la embajada de China en Atenas como al Ministerio de Inmigración de Grecia, pero no recibió respuesta. También enviamos algunas preguntas a Enterprise Greece, el organismo nacional responsable de atraer inversiones extranjeras, que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores. Dijeron que solo se ocupan de la “promoción” del programa de visas doradas y que nuestras preguntas “no entran dentro del ámbito de nuestras responsabilidades”.
Además de la Sra. Yang y la Sra. Lee, VICE se puso en contacto con un tercer ciudadano chino que también pagó por una visa dorada. Los tres pertenecen a la clase media y habían vivido o estudiado en Occidente. Negaron que estuvieran buscando un forma fácil de obtener un pasaporte de la UE y dijeron que amaban Grecia y querían que sus hijos crecieran allí.
VICE contrató a un abogado para obtener aproximadamente 300 contratos para una visa dorada registrados en la Oficina de Registro de la Propiedad de Atenas. Nuestra investigación se centró en dos empresas inmobiliarias, que compraron cientos de departamentos en el centro de Atenas entre 2017 y 2020, antes de venderlos a inversores chinos. Las propiedades con un valor de mercado de 50 000 a 60 000 euros fueron vendidas por un precio mínimo de 250 000 euros y, por lo regular, por mucho más. La mayoría de los contratos de compraventa estaban a nombre de los mismos abogados y notarios.
Visitamos las ubicaciones de tres de estos departamentos en Atenas. Todos se encontraban en barrios de clase trabajadora y fueron vendidos por al menos dos o tres veces su precio de mercado.
VICE se puso en contacto con Alexandros Varnavas, abogado especializado en inversiones chinas y miembro del Investment Migration Council, una federación de profesionales del sector de las visas doradas con sede en Ginebra. Dijo que algunos inversores son “simplemente ingenuos” y no buscan el asesoramiento profesional de un abogado independiente cuando tratan con agencias en China. Otros, sin embargo, son conscientes de que están comprando propiedades sobrevaloradas solo para cumplir con el requisito de los 250 000 euros para la visa, pero probablemente hayan llegado a un acuerdo con sus agentes en China para recuperar una parte del excedente después. Lo que a menudo no saben es que la comisión de su agente por la compra podría ser más alta que la suma que acordaron recuperar.
La Comisión Europea escribió un informe sobre los programas para la obtención de la visa dorada en enero de 2019, en cual identificó cuatro riesgos: lavado de dinero, seguridad de movimiento dentro del Área Schengen, evasión de impuestos y falta de transparencia en el proceso de solicitud de la visa. Cuando le pedimos un comentario, la Comisión respondió que estos riesgos “no siempre son suficientemente mitigados” por los estados miembros de la UE. Dado que los esquemas están regulados por leyes nacionales, la institución técnicamente no puede involucrarse, aunque un comité de expertos está “trabajando actualmente en un conjunto de controles de seguridad”, dijo el portavoz.
*El nombre ha sido cambiado. VICE conoce la identidad real de la persona.