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aún quedan historias románticas

"Si viene Pep, pasaremos un poco el mocho"

Con el presupuesto más bajo de la liga, un estadio destartalado y un equipo formado por descartes, el SV Darmstadt 98 logró ascender de la tercera división a la Bundesliga en Alemania.
Foto: Imago

"Si viene Pep, pasaremos un poco el mocho". Así habla un hombre que ha conseguido devolver su club a la Bundesliga tras tres décadas: Rüdiger Fritsch, el presidente del SV Darmstadt 98. La suya es una de esas historias deportivas excepcionales que rápidamente reciben el calificativo de "romántica" en los medios.

En la ciudad de Darmstadt, en el estado federado de Hesse, la frase de Fritsch se ha hecho muy popular. Los aficionados del SVD saben de dónde vienen y precisamente por eso les cuesta creer lo que han alcanzado: en poco más de dos años el equipo de los 'lirios' ha conseguido subir de la tercera división a la máxima categoría del fútbol alemán. Para darle más épica, lo han logrado con un presupuesto ridículamente bajo y configurando su plantilla en base a descartes de otros equipos.

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El culmen de toda esta historia es un gol de falta directa: lo marcó el centrocampista Tobias Kempe en el minuto 72 del partido que el Darmstadt jugaba frente al St Pauli en la jornada 34 de la 2.Bundesliga hace unas semanas. Gracias a ese tanto, los 'lirios' se aseguraron el ascenso a la primera división. Fue una explosión de júbilo que sacudió un estadio, una ciudad y una región entera.

¿Qué se le pasa por la mente a un jugador en un momento tan increíble? "¡Ahora ya podéis invitarme a Mallorca!", gritó Kempe. Está claro que es difícil mantener la cabeza fría en situaciones como ésta.

Locura desatada entre los jugadores del Darmstadt. Foto vía Imago/MIS.

En el caso del ascenso meteórico del Darmstadt, sin embargo, no hubo milagro alguno, ni fantasía, ni cuentos de hadas: solo una voluntad incondicional, un espíritu de equipo inquebrantable, muchísimo trabajo… y una situación surrealista que favoreció brutalmente al club azul y blanco en la temporada 2012-13.

El 18 de mayo de 2013, el SVD jugó un partido de la 3.Liga frente al Stuttgarter Kickers en su campo, el Merck-Stadion am Böllenfalltor de Darmstadt, que terminó 1-1. Tras ese resultado, los locales deberían haber perdido la categoría y descendido a la Regionalliga, la cuarta división del fútbol alemán. Sin embargo, en ese momento ocurrió algo impensable: al Kickers Offenbach se le negó la licencia para jugar en la 3.Liga debido a sus graves deudas y los 'lirios' se salvaron. El club captó el mensaje y decidió que aprovecharía al máximo la segunda oportunidad que el destino le había brindado.

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El Darmstadt empezó la temporada 2013-14 como un cohete en la 3.Liga. El equipo de Hesse empezó a ganar partido tras partido hasta colocarse en la zona noble de la tabla y clasificarse para el play-off de ascenso, donde quedó emparejado con el Arminia Bielefeld. La ida se jugó en Böllenfalltor y terminó con un 1-3 para los 'arminen', una derrota incontestable que pareció destruir las aspiraciones de ascenso del Darmstadt. Sin embargo, la plantilla seguía creyendo.

La vuelta de la eliminatoria se disputó en el SchücoArena de Bielefeld. Los aficionados locales, que llegaron al campo seguros de que iban a celebrar el ascenso, terminaron presenciando uno de los partidos más emocionantes de los últimos tiempos en Alemania.

Los visitantes empezaron adelantándose con un gol de Dominik Stroh-Engel en el minuto 24. En el 52, Hanno Behrens dobló la ventaja para el Darmstadt. Solo un minuto después, Felix Burmeister recortaba distancias y volvía a colocar el Arminia en la 2.Liga. Jerome Gondorf, sin embargo, volvió a marcar para los visitantes en el minuto 79… y la eliminatoria se fue a la prórroga.

El tiempo extra fue una locura. El delantero germano-polaco Kacper Przybyłko marcó el 2-3, que daba el pase a los locales, en el 110. Llegó el 120 y se añadieron dos minutos. Todo parecía encarrilado para el Arminia. Y entonces, ocurrió.

En ese lapso de tiempo en el que los nervios y la angustia hacen mella, el Darmstadt fue capaz de sobreponerse: tras varios cabezazos, el balón cayó llovido a los pies del veterano centrocampista Elton da Costa. El brasileño armó la pierna y le pegó de volea a la pelota antes de que cayera al suelo; ésta salió desviada tras rebotar en las piernas de un zaguero y terminó en el fondo de las mallas del Arminia Bielefeld.

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El éxtasis se apoderó de los jugadores y técnicos del SVD. Los locales protagonizaron una última intentona a la desesperada, pero los 'lirios' resistieron y sellaron su épico ascenso. El Arminia Bielefeld, en un cortés gesto de caballerosidad, felicitó (moderadamente) a su rival por el ascenso.

Lieber @sv98 Darmstadt, das ist wahrlich eine unglaubliche Geschichte. Wir gratulieren auch in diesem Jahr zum Aufstieg. Grüße aus Bielefeld
— DSC ArminiaBielefeld (@arminia) May 24, 2015

[Apreciado @SV98 Darmstadt, vuestra historia es verdaderamente increíble. Os felicitamos por el ascenso de este año. Saludos desde Bielefeld]

Al año siguiente, el equipo de Hesse tuvo que competir en la segunda división alemana contra clubes con un potencial económico muchísimo mayor. El presupuesto anual del Darmstadt gira alrededor de los 5 millones de euros: para hacernos una idea, el polémico RB Leipzig, rival de los 'lirios' en la categoría, fichó al jugador Davie Selke del Werder Bremen por 8 millones. Lograr el ascenso parecía una misión no ya imposible, sino directamente inimaginable.

Sin embargo, el dinero no es lo único que vale en el mundo del fútbol. El espíritu de equipo, la voluntad de vencer y el trabajo del día a día juegan un papel igual de importante o más. Todas esas características son precisamente las que mostró el Darmstadt en su exitoso paso por la 2.Liga: un equipo de descartes fichados con cuatro perras de presupuesto decidió que debía estar en lo más alto… y lo consiguió. Tras una temporada mágica, los 'lirios' lograron el ascenso a la Bundesliga con el gol de Kempe frente al St Pauli.

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El zaguero Michael Stegmayer es un buen ejemplo del espíritu del Darmstadt. Tras comenzar su carrera en las categorías inferiores del FC Bayern de Múnich, Stegmayer pasó por el Wolfsburg y terminó en el FC Vaduz de Liechtenstein. Justo cuando su carrera parecía inevitablemente condenada a la mediocridad apareció el SVD y todo cambió: el defensa de Heidenheim pasó de secundario en una liga menor a protagonista en Böllenfalltor.

Algo similar le ocurrió a jugadores como Florian Jungwirth, que pasó del anonimato en el VfL Bochum a un papel clave en el Darmstadt; o a Dominik Stroh-Engel y Marcel Heller, que llegaron rebotados del Eintracht de Frankfurt; o a Aytac Sulu, al que los 'lirios' rescataron de la liga austríaca tras un paso previo anodino por el Hoffenheim. Podríamos continuar con esta lista hasta casi completar la plantilla entera.

El entrenador del Darmstadt y uno de los grandes responsables de su éxito, Dirk Schuster. Foto vía Imago.

No se puede hablar del éxito del SV Darmstadt 98 sin mencionar a Dirk Schuster, el entrenador del equipo. El técnico de Chemnitz, antiguo jugador entre otros del Colonia y del Karlsruher, es un hombre de números: anota todo lo que ocurre y analiza hasta el milímetro tanto las sesiones de entrenamiento como los partidos. Bajo su liderazgo, el estadio de Böllenfalltor ha pasado de ser el lugar de reunión de una comunidad dispersa al hogar de una auténtica familia capaz de llenar el 80% de las localidades partido tras partido.

Alrededor de Schuster se ha reunido un equipo de trabajadores, muchos de ellos voluntarios, cuyo único objetivo es colaborar con el éxito del club. Es el caso de los doce empleados de las oficinas de la institución… y también el de la esposa de Schuster, que se encarga de ayudar a las parejas de los futbolistas a encontrar trabajo.

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Sebastian Eder, periodista deportivo y fan incondicional del Darmstadt, define así la masa social del club: "Hay un montón de aficionados veteranos que han venido al estadio a ver cada partido desde hace décadas y esperan con muchísima ilusión el momento en que el Darmstadt se vuelva a enfrentar a los mejores del país. Con el ascenso a la 2.Liga el equipo ya ha conseguido más de lo que jamás se podrían haber imaginado: ahora todo lo que ocurra será positivo, no hay nada que perder".

El propio Schuster se sinceró en la revista alemana 11Freunde: "Siendo realistas, lo tendremos muy complicado en la Bundesliga", explicó. Está claro que jugar en primera división será una lucha muy dura para el humilde Darmstadt. Su estadio, Böllenfalltor, se construyó en 1921 y a día de hoy está completamente anticuado: necesitará una rehabilitación que podría costarle al club unos 33 millones de euros. Según Eder, "hace mucho tiempo que Böllenfalltor debía haberse modernizado. En particular, los lavabos están en una situación extremadamente lamentable".

Los héroes del ascenso: la plantilla del Darmstadt al completo. Foto vía Imago/xpsx.

Jochen Partsch, el alcalde de Darmstadt, aseguró en un momento de cierta euforia (acababa de recibir una ducha de cerveza) que el Estado de Hesse aportaría 14 millones de euros para la renovación del estadio. Ahora mismo, Böllenfalltor solo tiene capacidad para 16.000 personas: en los partidos de la Bundesliga, la asistencia media es muchísimo mayor.

"Hace unos años, podías comprar una entrada y entrar en el estadio cinco minutos antes del inicio del partido, comerte un perrito caliente y disfrutar tranquilamente del partido", explica Eder. En primera división, las cosas serán distintas. Es posible que el Darmstadt aumente notablemente sus ingresos gracias a patrocinios, pero aún así seguirá teniendo una enorme desventaja competitiva. Por poner un ejemplo, la plantilla actual del SVD tiene un valor de mercado de 12 millones de euros; la del Bayern vale 551.

De momento, sin embargo, todos estos problemas son totalmente secundarios para la afición del SV Darmstadt 98. Tras 33 años, los 'lirios' han vuelto a la Bundesliga y esto es lo que realmente importa. Aunque el humilde equipo de Hesse tenga un estadio destartalado y muy poco dinero por invertir, hay una cosa de la que Eder está seguro: "Los jugadores y la afición del SVD tienen un arma en su haber: vivirán cada partido como si fuese el último de sus vidas".