Por esto la París-Roubaix es la clásica más dura del ciclismo

Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:

El final del invierno y el inicio de la primavera son el mejor momento del año para algunos aficionados del ciclismo: los puretas de las dos ruedas prefieren mil veces la temporada de clásicas que las tres grandes vueltas.

I've just filmed this shocking incident of the motorbike rider careering in Viviani at #ParisRoubaix @TeamSky pic.twitter.com/pGPFmRfFvf
— Guy W (@r8uge) April 10, 2016

De entre las clásicas, la más dura —y seguramente la más famosa también— es la París-Roubaix. Sus adoquines y la probabilidad de que la carrera esté bañada por cortinas de agua que no dejan ver más allá de tu nariz hace de esta clásica todo un clásico… y perdona la redundancia.

Tema a parte son las motos que siguen las carreras. Los fotógrafos, los cámaras y los controladores tiene que ir en moto, lo entendemos, pero últimamente estamos siendo testigos de muchos accidentes entre estos vehículos motorizados y las bicicletas.

En este mismo vídeo se ve como, después de una caída multitudinaria, llega una moto y se come a uno de los ciclistas que estaba intentando frenar. Otro le dice finamente que se meta la moto por donde le quepa. ¡Eh!, y aún nos parece poco visto lo visto.

Vídeo | Las cámaras 'on-bike' de la #ParisRoubaix 2016. Como siempre, espectaculares. https://t.co/tyHCsVvNyd
— Movistar Team (@Movistar_Team) April 11, 2016

Las caídas están en el orden del día y los ciclistas que compiten saben que tienen muchas posibilidades de acabar por los suelos… pero es una cita en la que hay que estar.

#ICYMI : La chute des @TeamSky / The crash of the @TeamSky's riders #ParisRoubaixhttps://t.co/fJRky9Bs0g
— Paris-Roubaix (@Paris_Roubaix) April 10, 2016

El ciclista belga Tom Boonen, cuatro veces campeón de la carrera, quería hacer historia este fin de semana consiguiendo la quinta victoria, pero se lo impidió el australiano Mathew Hayman. Boonen acabó muy triste por la derrota en el sprint final, pero aún más triste acabó nuestra compañera de VICE que había apostado por él. Seguimos confiando en ti, Tom.