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Cultură

Como la matanza de Texas pero con boina

Un documental sobre el último caníbal de la tele gallega.

“El vídeo puede ser al cine lo que el punk al rock: que todos podamos montar nuestro grupo, que todos podamos hacer nuestra película. ¿Qué más da el formato: cinta magnética o celuloide? El caso es contar historias.” (Antonio Blanco, 1994)

Hace unas semanas Martin Scorsese publicó una carta abierta a su hija en la que hablaba del vídeo como formato cinematográfico del futuro. Veinte años antes un gallego llamado Antonio Blanco ya había llegado a esa misma conclusión. Predicando con el ejemplo, se lanzó al rodaje de La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos, una demencial comedia de terror con tanta sangre y casquería como farlopa y meretrices hay en El lobo de Wall Street.

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Inspirado por las técnicas de venta anticipada del magnate del automovil Preston Tucker, Toñito se adelantó a lo que hoy conocemos como crowdfunding. Lo hizo de forma analógica, vendiendo a amigos y conocidos bonos que podrían canjear por una copia VHS de la película cuando estuviera acabada. Fue así como Videovil, la productora formada junto a Ricardo Llovo y Manuel Manquiña, consiguió las 350.000 pesetas que conformarían el irrisorio presupuesto de la película.

Con el mantra "no hay trabajo demasiado grande ni sueldo demasiado pequeño", se pusieron manos a la obra. El guión estaba basado en ‘A matanza dos Seixas’, un espectáculo musical sin precedentes. Un Grand Guignol con claras referencias a The Rocky Horror Picture Show, 2000 maníacos, Motel Hell y La matanza de Texas. Todo ello pasado por un personal filtro del costumbrismo galaico, como el tejano, sólo que con boina en vez de sombrero. Y lluvia.

Se grabó en Semana Santa en unas pocas jornadas maratonianas de hasta 18 horas, y se estrenó en festivales como Donosti con strippers, música en directo, trajes amarillos y fiestas de desenfrenado hedonismo, al estilo de Gordon Hescher Lewis o Lloyd Kaufman. Pionero del teatro alternativo y el cine low-cost, el realizador demostró ser uno de los gurús de la contracultura. Su sentido del humor y enciclopédica sabiduría sobre cine y cultura pop quedan patentes en libros como Televisión de Culto o los artículos y guiones de Textos de varios tipos.

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Su prometedor futuro quedó truncado por una sobredosis cuando tenía tan sólo treinta años. Pero su recuerdo sigue vivos gracias a gente como Nico Campos, matrona de Toñito Blanco, só, perdido e vicioso, un documental maldito sobre un artista maldito. Un parto de más seis años en el que han sido necesarias cesáreas, forceps, epidurales y cientos de palmadas en el culo, hasta dar a luz un bebé con un peso de 45 minutos lleno de imágenes del rodaje de La matanza de los garrulos lisérgicos y testimonios de Manquiña, Juanillo Esteban, Antón Losada, Julián Hernández, Silvia Superstar, Santiago Segura, Jordi Costa o el propio Toñito.

Nico, además de matrona audiovisual, es guionista, presentador, locutor de radio  e inventor del ponk, un revolucionario género musical nacido de la fusión de Camilo Sesto y la música electrónica que tiene su único y extinto componente en ‘Tetra and Freek’. Un power trio que revolucionó durante años la escena musical gallega con su impactante puesta en escena en triquini, falsetes imposibles, dildos y letras sobre eyaculaciones mortíferas y paraguas asesinos. Sin mediar saludo, le espeto un par de preguntas.

VICE: Toñito era un gran amante de los cómics. Creo que su colección fue donada al Fórum Metropolitano.

Nico: Sí, está a disposición del público en la biblioteca del Forum Metropolitáno de La Coruña. Una señora colección de unos 3.000 tebeos. Incluso tenía alguno del Corto Maltés firmado por Hugo Pratt o la primera edición que se publicó en España del “Batman: año uno”.

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Me gusta su aparición en ‘Tumba Aberta’, donde también hablaba de tebeos, o la entrevista en aquel magazine dirigido por Moncho Lemos. ¿Se conservan más cosas de este tipo en la TVG? Aquellas promos para anunciar ciclos de terror y vaqueros que hizo con John Balan o Vladimir Dragossan, por ejemplo.

No, es una pena pero es que se han perdido un montón de archivos de la TVG. Muchos han desaparecido y otros estaban en formato 9 pulgadas y fue imposible visionarlos. No tuvimos tiempo. Lo que conseguimos fue gracias a un programa de Suso Iglesias que celebraba el veinte aniversario de la TVG y rescataba fragmentos de programas antiguos.

Existen nueve horas de brutos del making of de ‘La matanza…’. Habrás sacrificado un montón de cosas. ¿No hay nada que te haya costado descartar?

Se han quedado muchas cosas fuera. Ha habido varios remontajes y el último tuve que hacerlo a marchas forzadas en tan sólo cuatro días para poder estrenarlo en Sitges. Me ha dado pena no poder incluir un monólogo de Toñito divagando sobre la caca, por ejemplo.

Podrían incluirse como extras en la edición DVD del docu.

Realmente la idea del documental era sacarlo como extra para el DVD de ‘La matanza…”. Pero al final, por razones que desconozco, este lanzamiento nunca se ha llegado a producir.

¿Hay ya nuevas fechas de festivales en las que poder visionarlo?

Hasta ahora no tenemos más fechas pero puede verse gracias a la distribución on-line en la página web. De momento ha pasado por Sitges, Cineuropa y el Festival de Cine de Alcantarilla.

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Toñito sostenía que las subvenciones habían acabado con el cine de género porque las pelis subvencionadas son un género en sí mismo y entre sus temáticas no están cosas como el canibalismo. Sin embargo, este documental ha recibido subvención de AGADIC. ¿Han cambiado las cosas en política de subvenciones?

No lo sé, el mundo de las subvenciones es algo que se me queda tan lejos que no sabría qué decir. Realmente este es el primer proyecto subvencionado en el que trabajo. Yo soy más de la opinión de Toñito pero es cierto que al menos en Galicia, durante los primeros años del bipartito hubo cierta apertura en ese sentido. No sé como estarán las cosas ahora.

Por último ¿crees que si Toñito hubiese vivido más años el audiovisual actual sería distinto?

Creo que sería más divertido. Es un poco injusto achacar a la muerte de una persona el que no haya habido cosas más divertidas, lo que pasa es que Toñito tenía un poder en la Televisión de Galicia acojonante. Era un punki pero le dejaban hacer cosas.