Fotos del primer día que se prohíbe aparcar en el centro de Madrid

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Fotos del primer día que se prohíbe aparcar en el centro de Madrid

Parkings llenos, avenidas con solo una bici, aumento de agentes y multas a conductores. ¿Dejará esta ciudad de dar asco?

Cuando supimos que se presentaba a las elecciones, nos lanzamos a la piscina con una entrevista a Manuela Carmena bajo el titular Si llega a alcaldesa, Madrid dejará de dar asco. Tan solo era nuestro deseo, no teníamos ni idea de si eso iba a suceder o seguiría todo igual, pero lo cierto es que hoy estamos un milímetro más cerca de conseguir que esta conseguirlo, después de que haya arrancado la segunda fase de restricciones al tráfico por contaminación. PROHIBIDO APARCAR EN EL CENTRO.

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Siguiendo el protocolo de medidas para episodios de alta polución -tras mantenerse por tercer día consecutivo el nivel de preaviso de alta polución (una forma elegante de referirse a esa puta boina gris que pesa sobre las cabezas de los madrileños)-, la Concejalía de Medio Ambiente y Movilidad ha prohibido aparcar en la zona SER (azul y verde) del centro de la ciudad. Solo los residentes, vehículos comerciales y taxis pueden hacerlo y, para que nadie se despiste, han puesto pegatinas en los parquímetros desactivados ("Alta contaminación. Prohibido estacionar"), indicando que la medida dura hasta las nueve de la noche. También han informado a través de otros soportes, como paneles en carretera o marquesinas de autobús.

Más de mil controladores de estacionamiento regulando e informando del protocolo y medidas, que básicamente consisten en clavarte una multa de 90 euros si te haces el orejas. Por algún extraño motivo, les han entrenado para no responder a la prensa ("no podemos decir nada, lo siento") por lo que, tras intentarlo con varios de ellos, consultamos con un par de policías municipales. Ellos calculan que se ha reducido el tráfico un 30%, aunque algunos despistados han cogido el coche y "como no saben dónde meterlo, lo dejan aparcado arriesgándose a la sanción". El resultado han sido un montón de huecos vacíos, colas para entrar en los parkings y buses llenos.

Sabemos que todavía falta mucho por hacer y que, hasta que demos pasos más drásticos (regular el acceso de vehículos al centro en función de matrícula, por ejemplo), seguiremos siendo los mismos paletos que nos estamos cargando el servicio de bicis municipales, damos bocinazos en los semáforos y creemos que moverse en metro es de pobres. Pero, oye, hace dos días todavía se fumaba en los aviones y mira a dónde hemos llegado. Con un poco de suerte y sentido común, pronto Madrid dejará de dar asco. Quién sabe.

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