Vamos a ver. Todos creemos que sabemos comer bien un coño pero el hecho de que nuestra compañera sexual se contente con lo que hacemos no quiere decir que manejemos el cotarro cual Dalí con sus lienzos. Los hombres y los coños son seres antagónicos, NUNCA sabremos si lo estamos haciendo bien. Sumemos la capacidad de innata de disparar mentiras de las mujeres con el absoluto desconocimiento del cuerpo de la mujer de los hombres y tendremos la respuesta. Es por eso que ellas, llegados a un punto de la relación, o se convierten en seres grises y tristes que lloran en el baño o se van con sus nuevas amigas de "excursión al Cap de Creus" donde hacen cosas que nuestras pequeñas mentes de hombre nunca podrían llegar a entender.
El caso es que siempre hay algún valiente capullo en internet con ganas de enseñarte cómo se hacen las cosas. En este caso tenemos a un tío que se hace llamar " Mr. MailMan" y que a través de unos vídeos que cuelga en YouTube quiere mostrarles a las señoritas lo bien que hace esto de comerse un buen parterre. "Mr. MailMan" es un señor sensible enteramente dedicado al fino —y a veces escandaloso— arte del cunnilingus, por ello para enseñarnos sus dotes de sommelier vaginal no utiliza coños reales ni de plástico, tampoco utiliza infografías ni animaciones en 3D sino maravillosas y jugosas frutas. El tipo sabe que no existe NADA en este mundo más parecido a una vulva que un buen melocotón de temporada. El tipo espera que mostrando su técnica las chicas caigan rendidas y vayan corriendo a su casa para ser lamidas.
"Mr. MailMan", también conocido como Kevin Harris, lo tiene todo pensado. Su nombre, empecemos por su jodido nombre. Él es el cartero que te follas cuando Manuel Carrasco Espinosa —tu marido— está trabajando en la tienda de electrodomésticos. El hijo de puta juega a eso, sabe que un cliché de los años… ¿30? te pone muy cachonda. El tío sabe lo que se hace por eso estás tan húmeda antes de ni siquiera haberle visto la cara. Piensa en todas y cada una de las letras de su nombre. M-A-I-L-M-A-N. Menudo placer. Pero cálmate un poco nena, esto es solo el principio.
Esta es la primera lección de nuestro hombre: si quieres empezar bien con esto de comer coños lo primero que tendrías que hacer es buscarte un buen mote para ponerlas bien cachondas desde el principio, no sé, algo como "MandobleFino" o "Mr. El Dinero".
Echemos un vistazo a las otras recomendaciones que nos espeta el señor cartero:
El vestuario es importante. No puedes plantarte entre las piernas de una damisela vestido con el mono de la fábrica, tienes que tener un poco más de decencia. La desnudez total es muy del año 2000 así que lo mejor sería que te pusieras una jodida alfombra persa enrollada en la cintura. Acompáñala con unas zapatillas de piscina y unos calcetines y ya lo tendrás.
También tienes que crear buen ambiente. A no todas las chavalas les gusta que les coman el coñete en una sucia buhardilla de París entre páginas descartadas de tu esperada y —hasta el momento— fracasada segunda novela. Muchas prefieren el estilo de "el cartero". ¿En qué consiste? Fácil. Lee esto bien, capullo: MADERA.
Consigue una casa bonita, entre lo sencillo y lo romántico, y llénala de madera barnizada, emulando el brillo inconfundible de unos genitales bien lubricados. Si no es de madera no te interesa. Es imperceptible, pero arriba hay un ventilador, para mantenerse fresco —he estado en esa casa. Un ventilador de madera, claro. Es más, me atrevería a decir que ese tipo —"Mr. MailMan" en persona— está hecho también de madera barnizada. Intentad convencerme de lo contrario.
Antes de empezar tienes que mirar bien los genitales de tu compañera. Echa un par de pasos atrás y plántate delante del asunto. Analiza todos los detalles y recovecos para que luego, en la oscuridad de la lujuria lo tengas perfectamente visualizado. Tómate un par de minutos y crea coordenadas mentales, ella no va a sentirse incómoda en ningún momento, todo lo contrario.
Toda comida se sirve emplatada. Los coños no son ninguna excepción. Puede que colocar un plato de plástico debajo del culo de una mujer parezca una ofensa bastante flagrante pero ellas lo percibirán como un "detalle simpático".
Con los consejos de "Mr. MailMan" no te hará falta lubricar una mierda porque la tipa estará absolutamente desatada pero siempre viene bien jugar con sabores y temperaturas. Si no te resulta incómodo deja de comerle los genitales durante unos minutos y dirígete a la cocina a buscar "juguetes" con los que experimentar. Busca donde sea, realmente estamos rodeados de objetos que pueden convertir a una mujer en un volcán. Cuando vuelvas puede que ya esté dormida pero sabes que en el fondo prefieres mirar vídeos de YouTube que ponerle miel al coño de tu mujer.

Tu lengua lo es todo y con ella tienes que aprender algunos truquitos. No hay nada que ponga más tierna a una mujer que un gato, así que, ¿por qué no convertir su coño en un cuenco de leche y tu cara en un divertido gatito?. Buena idea cartero.

Si sacas un pez del agua este empezará a retorcerse violentamente luchando por un poco de vida. Si metes la lengua del cartero en una vagina esta hará más o menos lo mismo pero consiguiendo resultados más similares al de una segadora. Con esta técnica lo más importante es el sonido, ya lo dijo Auntie Angel en su momento, tiene que ser un sonido tan diferente que lo recuerde hasta el día que se muera. Libérate, céntrate en un sonido que te defina y trabaja con él.
Cierra los ojos. Cierra siempre los malditos ojos. Cuando la cosa esté funcionando no deberás mirar nunca al coño a la cara a menos que quieras convertirte en una estatua. Pase lo que pase, no mires a Medusa. A las mujeres les encanta que vean que no quieres mirar sus vaginas, es algo que les da una confianza absoluta con su propio cuerpo.
Te encanta que la chicas metan toda tu polla en su pequeña boca, ¿verdad? Pues el señor cartero piensa que a ellas les encantará que hagas lo mismo. No sé cómo coño tienes que hacerlo pero métete todo su potorro en la boca, está claro que una vulva y una polla son exactamente lo mismo así que le va a encantar.
La vida es corta, a veces tienes que perder el control. Dale caña a los cambios de intensidad, intenta emular varias personalidades. La idea es que piensen que están follando con varios tíos a la vez —que es lo que realmente desean. A veces eres "Matteus", un europeo elegante que le encanta la naturaleza y hacer buen té. Otras veces "Rivendell", el chiflado que come coños como un berserker. ¿Qué me dices de "Arthur"? El tipo es como Richard Gere en esa peli de la puta. También está "Zack" el joven inexperto y "Timothy" el travieso. Tienes que entrar en un estado de shock, sal de tu cuerpo y deja que todos esos tipos te invadan. Vuélvete loco pero lo más importante, vuélvela loca.
Este es el consejo más importante de todos: ser feliz. Hay que ser feliz para comer bien unos genitales. Si tú lo estás, las vulvas lo estarán.
Pero en todo esto hay algo que no me encaja, señor cartero. Suponer que un coño es como un melocotón y esperar que, si seguimos al pie de la letra todo lo que dices, todo irá bien, puede resultar un poco ingenuo. Cartero tío, creo que el problema es que un coño no es una unidad autónoma separada del cuerpo de una mujer, no es una bola que puedas manejar a tu antojo. Un coño está vinculado a otros zonas erógenas y puede que esté bien combinarlas entre ellas. Puede ser que, incluso, pensar que una mujer es solamente una vagina sea una idea un poco machista. No sé, yo te lo digo, cartero.