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Cultură

Las adolescentes que usan hashtags de Instagram para glorificar el suicidio

Ana, Annie, Mia, Perry y Sophie no son chicas de verdad. Son abreviaturas correspondientes a problemas de salud mental y desórdenes alimentarios y las emplean las adolescentes que desean conectar entre ellas mediante sus historias personales en...

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Este artículo apareció originalmente en VICE Alps

Ana, Annie, Bella, Deb, Mia, Perry, Sue y Sophie no son chicas de verdad. Son abreviaturas correspondientes a problemas de salud mental y desórdenes alimentarios, y las emplean las adolescentes que desean conectar entre ellas mediante sus historias personales en Instagram. Ana, por ejemplo, es la abreviatura de 'Anorexia', Annie significa 'Ansiedad' y Bella 'Borderline', mientras que Sophie es 'Esquizofrenia'. Pero hay un hashtag que parece proliferar cada vez más en las redes sociales durante los últimos meses: #Sue, que significa 'Suicida'.

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Mientras que las Anas (anoréxicas) y las Mias (bulímicas) parecen interactuar básicamente en foros y grupos de WhatsApp, las Sues se conectan sobre todo a través de Instagram. En lugar de luchar contra su depresión, estas adolescentes han convertido su desorden mental en una parte fundamental de su identidad.

Según la trabajadora social especializada en jóvenes Patrizia Castelli, "el creciente flujo de información y las posibilidades ilimitadas de consumo en internet suponen un enorme problema para las personas que sufren estas enfermedades". Diversos estudios que examinan los peligros y riesgos que supone unirse a una comunidad online corroboran esta afirmación.

Personificar su enfermedad parece no solo unir a estas jóvenes, sino también validar y glorificar ese desorden durante el proceso. Cuando se encuentran entre personas que sufren la misma enfermedad, estas chicas adquieren una sensación de comunidad. De pronto, estar en contra del mundo es algo maravilloso; en su mente no están enfermas, sino que son especiales.

A nuestros ojos, todas las que cometen suicidio se convierten en ángeles. Si has pasado toda tu vida en un infierno, el lugar que te corresponde es el cielo. Envidiamos a esas chicas por tener el valor de hacer lo que todas queremos hacer, pero también las respetamos por soportar tantos años antes de acabar con todo.

Si buscas #sue en Instagram obtendrás innumerables publicaciones relacionadas con el suicidio, e Instagram es consciente del problema. Si escribes #sue en el recuadro de búsqueda, aparece la siguiente advertencia: "Información importante: estas publicaciones pueden contener imágenes explícitas. Para obtener información sobre el suicidio y las autolesiones, o para recibir ayuda, pulsa más información". Si haces clic en el link, la página te dirige al sitio web de prevención del suicidio Befrienders Worldwide.

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Al inicio de diciembre de 2015, la versión en alemán de Instagram se vio inundada de imágenes de jóvenes Sues con la palabra 'Angel' escrita en la muñeca, bajo el hashtag #respektvorsuizidengeln (#respetoporlasangelessuicidas). Al parecer, una usuaria de Instagram inició el hashtag para rendir homenaje a todas las Sues que ya se habían suicidado.

Frank Köhnlein, psiquiatra juvenil en la Clínica Universitaria de Basel, explica los peligros que suponen los movimientos de esta índole: "Las jóvenes son ya de por sí frágiles, y quizá ya hayan experimentado con las autolesiones en el pasado, por lo que pueden sentirse profundamente estimuladas por este tipo de cosas y verse animadas a hacerse daño de nuevo. Cuando se glorifican las autolesiones o, como en este caso, se las eleva a un contexto casi religioso de modo que se consideran algo positivo, el riesgo es especialmente elevado".

Cuando contacté con el servicio de ayuda psicológica para jóvenes de Zurich (mi ciudad natal) y les pregunté por este problema, me dijeron que no habían oído hablar nunca del hashtag Sue. Esto pone mucho más de manifiesto el peligro que suponen las comunidades online: los significados ocultos y la frecuencia en que aparecen estos hashtags son difíciles de clasificar, de modo que resulta igualmente difícil desarrollar una línea de acción efectiva contra ellos.

La asociación benéfica británica para la salud mental Mind, por el contrario, es muy consciente del problema. "Sabemos que hay mucha gente que encuentra útiles los foros de internet, especialmente si no son capaces de confiar sus problemas a sus amigos o si carecen de fuertes lazos sociales. Animaríamos a todas esas personas a que visiten redes de apoyo online como el sitio web Elefriends de Mind, donde la gente puede hablar de sus problemas con otras personas que están atravesando experiencias similares y dialogar sobre posibles soluciones", afirma Eve Critchley, Community Manager de Mind.

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Por supuesto, el culto a estas crisis psicológicas se sitúa en el centro de este fenómeno. La primera vez que vi el símbolo del ángel fue en un chat pro-Ana de WatsApp en el que me infiltré a propósito de un artículo anterior. Las chicas del grupo me dijeron que creían que habían sido ángeles en su vida anterior. Al parecer, los omóplatos son el lugar donde antes estaban sus alas, y cuanto más huesudos son, más cerca están de volver a convertirse en ángeles otra vez. La anorexia nerviosa posee literalmente la tasa de mortalidad más elevada de todos los desórdenes psiquiátricos que se padecen en la adolescencia.

Y lo que es más, se cree que aproximadamente entre un 20 % y un 40 % de dichas muertes se producen a causa del suicidio. En mi intento por comprender hasta el más mínimo detalle de su realidad, esta vez hablé con una Sue que me pidió permanecer en el anonimato, así que la llamaremos Leandra.

Esta dinámica mantiene muchas similitudes con la de una secta: el concepto sirve al grupo, pero daña a sus miembros a nivel individual.

Leandra empezó por explicarme lo que significa #respetoporlasangelessuicidas: "A nuestros ojos, todas las que cometen suicidio se convierten en ángeles. Si has pasado toda tu vida en un infierno, el lugar que te corresponde es el cielo. Envidiamos a esas chicas por tener el valor de hacer lo que todas queremos hacer, pero también las respetamos por soportar tantos años antes de acabar con todo".

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Naturalmente, esta dinámica mantiene muchas similitudes con la de una secta. Según Susanne Schaaf, de la Oficina Suiza para Cuestiones Relativas a las Sectas, lo que se asemeja a una secta en este caso es "esa lógica interna que bloquea diversos aspectos de la realidad. Estas 'Sues' han desarrollado una estructura casi ideológica, dentro de la cual las jóvenes que se han suicidado se denominan ángeles. Su 'acto de valor' es admirable, y se les 'rinde homenaje' escribiendo la palabra 'Angel' sobre la muñeca, una parte obviamente simbólica del cuerpo".

Pero Schaaf reconoce otro patrón de conducta igualmente peligroso: "El suicidio se reimagina como liberación. No clasificamos este movimiento como fenómeno religioso, pero las imágenes empleadas en un contexto ideológico son un instrumento para reforzar, justificar y fomentar estos pensamientos, sentimientos y acciones entre las jóvenes. El concepto sirve al grupo, pero daña a los miembros a nivel individual".

Para Leandra, "formar parte de la comunidad es algo maravilloso. Te sientes comprendida. Todo el mundo tiene los mismos problemas o, al menos, problemas similares, nadie te juzga porque todas sabemos lo que se siente al ser juzgadas. Nadie tiene que fingir ser quien no es. Te aceptan tal y como eres".

El miedo a ser juzgadas es uno de los principales motivos por los que las jóvenes que sufren problemas de salud mental no confían en nadie más. En lugar de ofrecerles la ayuda que tantísimo necesitan, el entorno de muchas Sues les muestra incomprensión y despecho. De modo que, irónicamente, buscan estabilidad en el supuestamente seguro anonimato de la web.

Frank Köhnlein también indica que no debería acusarse a estas adolescentes de tratar de llamar la atención. "Incluso aunque parezca que alguien 'solo' busca llamar la atención, es preciso analizar el caso con más detenimiento. Al fin y al cabo, todos deseamos recibir atención en mayor o menor medida. La pregunta es, ¿por qué elige alguien un camino tan autodestructivo para conseguirla?".

Si estás preocupado por alguien que conoces, es importante evitar juzgarle y, en lugar de ello, tratar de mantener una conversación: "Los comportamientos de este tipo deberían tratarse siempre", afirma Köhnlein. "Si responden con evasivas y tienes motivos para estar preocupado —por ejemplo porque la niña muestra otros síntomas de depresión— te recomendaría que buscaras la ayuda de un experto: un pediatra, un psiquiatra infantil y juvenil o un psicólogo".

En lo referente a las medidas que podemos tomar si empezamos a ver signos de alarma en nuestro propio comportamiento, Eve Critchley, de Mind, añade: "Yo les animaría a ser conscientes de cómo se sienten cuando están online y, si se sienten vulnerables, que se tomen un descanso del ordenador o el teléfono. También les pediría que meditaran si lo que publican en internet podría afectar a otras personas y que usen una advertencia si fuera necesario, de modo que los demás puedan tener la información necesaria para decidir si quieren ver el post o no".