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Cultură

Hablamos con ese tipo de gente que solo puede cagar en su casa

¿Qué es lo que les lleva a negarse a defecar en retretes ajenos o públicos?
hombre en el baño

Seguro que conoces a alguno, existen, están ahí fuera. Se mueven por nuestras calles e incluso pueden parecerse a nosotros pero no son como nosotros. Hay una cosa que les distingue del resto de los mortales. No es algo mejor ni peor, simplemente es algo distinto: no pueden cagar en ningún sitio que no sea su retrete. Unos buscan comodidad, otros una higiene perfecta y otros la tranquilidad existencial que requiere el acto de defecar. Todos tenemos ese colega que, de repente, se levanta de la silla, se termina la cerveza y dice eso de "voy a ir un momento a cagar a casa". A todos nos molesta profundamente ya que no logramos comprenderlo, no empatizamos con esa capacidad de poner en stand by una buena noche de fiesta para tener que ir a cagar a casa. "Joder Esteban, utiliza el puto baño del bar". Pero no, ellos no pueden y no es ninguna manía estúpida como eso del sufragio universal. Ellos tienen razones de peso para no sentarse donde el resto del mundo defeca —visto así tiene cierto sentido. Son capaces de recorrer todas las salas del jodido museo del Prado cagándose encima desde el minuto 0. Es una cuestión de aguante, una maratón. Son, al fin y al cabo, héroes. Su dolor, su sufrimiento y sus principios se convierten en belleza. El arte no está colgado en las paredes del museo si no en los intestinos de estos bizarros caballeros de armaduras inquebrantables.

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Todos los testimonios han querido mantener su anonimato por lo que deduzco que existe cierto rechazo social hacia este tipo de personas. Parece ser que no se sienten cómodas con su condición. Supongo que es responsabilidad de todos hacer de este mundo un lugar más cómodo para ellos.

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Quique Setién

VICE: Hola Quique, dime una cosa, ¿cuándo empezaste a tener esta fijación por cagar únicamente en tu casa?

Quique Setién: Todo empezó en los felices días de EGB. De cuarto, en concreto. Felices hasta que me cagué encima, claro. Tendría diez años y fue la consecuencia de un atracón de palomitas en el cine del pueblo la tarde anterior. No quise ir a cagar al baño del colegio porque veía lo que hacían los demás chavales y me daba bastante asco: se llevaba eso de cagar a tope y llenar de papel el retrete y creía que tenía bastantes posibilidades de rozar el ojete con mierda ajena en caso de necesidad apremiante. Sí, esa fatídica tarde decidí cagarme encima antes que ir a un baño ajeno.

¿Entonces fue por una cuestión de higiene?

Sí, no me gusta cagar en sitios ajenos por una cuestión de limpieza y comodidad. Primero porque tengo diferentes etapas de limpieza. Como los coches. Primero paso un poco de papel higiénico y después paso las toallitas húmedas. Dar cera, pulir cera. Si, además, mi hogar está equipado con un bidet, me meto un fregao.

¿No ha habido ninguna situación en la que HAYAS TENIDO QUE CAGAR FUERA DE TU CASA?

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No, prefiero concentrarme y correr a casa poniendo cualquier excusa. Desde olvidar la cartera a dejar el fuego de la cocina encendido. Son treinta años de experiencia en aguantar la hora de cagar. A veces, si no puedo ir a casa, me concentro a tope en una esquina del discopub argumentando estar muy cansado.

¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?

Por un lado, que son muy afortunados y que no saben la suerte que tienen. Por otro, que son unos cerdos. ¡Conozco gente que puede cagar sin limpiarse el culo después! No puedo hacerlo. No podría hacerlo jamás.

Cuéntame alguna anécdota jodida, supongo que tener este tipo de exigencias te ha generado situaciones complicadas.

Cuando la EGB ya estaba avanzada, me fui de campamento dos semanas. Cagué una sola vez en dos semanas. El campamento tenía letrinas, y por ahí sí que no paso. Más que nada porque no sé que cojones tendría que hacer con la ropa. Cuando localicé una zona civilizada, a mitad de estancia, cogí una bici del campamento y me fui a cagar a un bar que estaba a tres o cuatro kilómetros. Al volver con el ojete sin pulir, en bici, en pleno agosto, decidí que podría esperar ocho días más y la próxima vez cagar en mi casa.

¿Percibes cierto rechazo social por parte de tus amigos, pareja o gente desconocida?

No. Creo que, de algún modo, ellos me ven como un héroe de la misma manera que ellos lo son para mí.

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Héctor Cigarro

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VICE: ¿Cuándo empezó todo?

Héctor Cigarro: Pues lo hago desde que tengo uso de razón. No recuerdo ir de adolescente cagando alegremente por ahí. Tampoco de niño. Supongo que de bebé cagaba en el pañal pero no pondría la mano en el fuego.

¿Por qué no puedes cagar fuera de tu casa?

Pues realmente no lo sé. Creo que es una especie de manía sumada a algún proceso psicosomático. Sencillamente, cuando estoy fuera de casa se me cierra el ojete y alguien tira la maldita llave al río. Sólo conocemos el 10% de las capacidades de nuestro cerebro, de algún modo ahí está la clave.

Alguna vez habrás cagado fuera de tus dominios, ¿no?

Sí, sí, por desgracia las ha habido. Por lo general cuando estoy de viaje más de una semana llega un punto en el que hay que tragar saliva, cerrar los ojos y rezar para que todo salga bien. Pero eso no es lo peor, una vez tuve que hacerlo en un bar. Y dio la casualidad que cuando me dio el retorcijón no me encontraba en el lounge de un hotel de Montecarlo, más bien estaba en un frankfurt de mierda del Raval.

¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?

Cuando veo a mis amigos cagar tan a la ligera en cualquier antro, hostal o pescadería siento una mezcla de admiración, desconfianza y asco. Realmente no sé qué les empuja a hacerlo y creo que quiero seguir sin saberlo.

¿Cómo llevas lo de vivir con esto?

Bueno, en realidad todo este asunto se ha acabado convirtiendo en algo bastante rutinario, soy una especie de funcionario del cagar ultraconservador, aunque siempre hay momentos para el regocijo. Cuando vuelvo a casa después de un viaje, en cuanto abro el portal se me empieza a remover todo el estómago. Es como si en esos intestinos llenos de mierda la jodida Campanilla oyera el reclamo del País de Nunca Jamás. Entonces el trayecto en ascensor se convierte en una auténtica pesadilla, tengo que apartar la maleta para ir desabrochándome el cinturón, entrar en casa a rastras y finalmente liberar al Kraken. Más de una vez he acabado embozando el váter pero es el precio que hay que pagar para mantener la cordura.

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¿Alguna vez has preferido cagarte encima que cagar en un baño desconocido?

He llegado a pensarlo pero en el último momento me he echado atrás. Quizá por decoro, quizá por no tener que dar demasiadas explicaciones pero nunca por falta de ganas.

¿Percibes cierto rechazo social por parte de "los normales"?

Percibo algo de mofa pero mis seres queridos han aprendido a vivir con ello y creo que hasta lo agradecen. No seré yo el que les haga esperar frente a una puerta llena de pintadas y una incisión a modo de glory hole. Yo soy el que está apurando cómodamente su Coca-Cola mientras vosotros os ensuciáis las pantorrillas con mierda de camionero.

¿Crees que algún día podrás superar el asunto?

No, pero no lo veo tanto como un problema sino como una bendición. Creo que seguiré así hasta el fin de mis días, cabalgando mi fiel corcel de porcelana mientras a mi alrededor todo es promiscuidad, muerte y sinsentido.

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Detrito Moreno

VICE: ¿Cuándo te convertiste en una persona tan exigente a la hora de cagar?

Detrito Moreno: Desde que era un niño.

¿A qué se debe? ¿Fue por algún trauma? ¿Por qué motivo no quieres cagar en sitios ajenos?

Quizá fue una especie de idea del útero materno, una extraña fijación freudiana por utilizar el mismo asiento que mi madre. Y que en mi casa había bidé, acostumbro siempre que puedo a limpiarme el culo con agua.

Cuéntame esto de limpiarte el culo con agua. ¿Cómo funciona esta liturgia?

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Lo de limpiarse el culo con agua es lo ÚNICO que debería hacerse. En occidente utilizamos el eufemismo del "papel higiénico" para restregarnos la plastilina por ahí. El agua limpia y deja una sensación de frescor. Los árabes, por ejemplo, nos llevan siglos de ventaja. Utilizan siempre agua para ello. En los baños públicos siempre tienen un cubito con agua que vacían y llenan de nuevo tras utilizarlo. Eso sí, los baños más sucios que he visto han sido en Marruecos. Lo ideal es una pequeña duchita que conectas a la tubería de la taza del WC, cuando terminas, sin ni siquiera levantarte de tu trono, coges esa manguerita con forma de ducha y aprovechando la posición holgada, aprietas el chorro que directamente te limpia el ano. Si quieres, para terminar, puedes utilizar la prueba del algodón, con (ahora sí) el papel higiénico.

¿Crees que mucha gente que únicamente caga en casa se debe a este tipo de cuestiones higiénicas más que a un terrible terror a sentarse en tazas de váter desconocidas?

Puede ser, yo creo que son imbéciles, como yo mismo lo era. Como anécdota cabe decir que un amigo mío se limpió el culo una vez con los hielos del cubata en unas fiestas. Otro amigo lo hizo con los tochos de carteles del circo que año tras año anunciaban el Ligre.

Un momento, ¿entonces ahora ya puedes cagar tranquilamente fuera de tu casa?

Sí, hubo un punto de inflexión definitivo. Fue un viaje a Marruecos que hice con amigos en furgoneta. Dormíamos en el vehículo, nos duchábamos en gasolineras y cagábamos en la calle. Así que esta especie de terapia de shock fatal, cambió mi manera de entender el asunto.

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¿Y todo ese rollo de limpiarte con agua? ¿Ya no te hace falta?

Cuando no tienes comodidades, esas mojigaterías desaparecen y no comprendes como podías ser así. Pero bueno, incluso cuando no hay bidé, mojo el papel higiénico en agua y ya está.

¿Alguna otra anécdota por ahí?

Bueno, de niño estuve en un campamento cinco días sin cagar. La dimensión del cerruto (unido a la memoria irreal de un niño) era como la de una pequeña anaconda.

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Enrique Manrique

VICE: ¿Cuándo empezaste a tener esta fijación por cagar únicamente en tu casa?

Enrique Manrique: Supongo que ha sido algo que progresivamente se ha ido instaurando en mi modus operandi.

¿A qué se debe?

El motivo fundamental es que para mi cagar es un ritual y como tal requiere:

1) Instrumental adecuado (como por ejemplo un escalón de los chinos para apoyar los pies que se adapta a la altura del retrete de mi casa y que posibilita una perfecta posición para la deposición).

2) El tiempo necesario. Fuera de casa parece que debes tardar poco, bien por disimular que en realidad estás meando o bien porque en realidad es un baño muy solicitado, y eso para mi es inaceptable.

¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?

Que no se respetan a sí mismos.

Cuéntame alguna anécdota jodida, supongo que tener este tipo de exigencias te ha generado situaciones complicadas.

Una vez que me urgía muchísimo tardé dos horas de reloj en llegar a mi casa porque el baño de la casa de mi amigo no reunía los requisitos anteriormente nombrados. Tuve que aguantarme durante tanto tiempo para controlar mi esfínter, que desarrollé la capacidad de aguante de la que ahora gozo y que me permite llevar una vida normal cagando siempre en mi propio baño.

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¿Percibes cierto rechazo social por parte de tus amigos, pareja o gente desconocida?

No, de hecho creo que agradecen que no esté tanto tiempo y que no les contamine sus respectivas casas.

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Ebdul Jabbar

VICE: ¿Qué es lo que te pasa exactamente?

Ebdul Jabbar: Para empezar, he llegado a la conclusión que mi culo es una entidad propia, con personalidad y mucha mala leche. Se caga en todo, pero sólo cuando él quiere y donde le apetece —en casa… ¡y ya! No recuerdo la primera vez en que se negó a recibir órdenes de mi bendita cabeza, pero hace años que no responde a los estímulos.

¿Alguna vez te has visto obligado a cagar fuera de casa?

¿Estás de broma? En serio. Es un problema salir de casa con el esfínter cerrado a cal y canto. Mi ano fuera de casa es como la boquita de Suprunaman, un asterisco de este tamaño: *

¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?

No saben la suerte que tienen. No lo saben.

¿Has vivido alguna situación límite?

Retener las heces durante tantos días atrae a La Parca, ¿sabes? Es un peligro. Por mi trabajo y aficiones solía viajar bastante… He llegado a pasearme por todo el país con la tripa más dura que el hormigón, con el consiguiente problema de llegar a casa rozando la muerte, sentarme en el WC y sacar pinos (duros y rasposos como el papel de lija), como para repoblar veinte hectáreas. Duele y apesta.

¿Crees que algún día podrás llegar a superar el asunto?

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No.

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Jose Mª Casals

VICE: ¿Cuándo empezaste a tener esta fijación por cagar únicamente en tu casa?

Jose Mª Casals: Es algo con lo que tienes que caminar durante toda la vida, no recuerdo el momento exacto en el que me di cuenta de esta peculiar tara, pero convivo con ella desde que tengo uso de razón. Estando de vacaciones con mi familia cuando era pequeño casi me operan de apendicitis por un dolor de tripas brutal que se descubrió en las radiografías que era un tapón por no cagar.

¿Qué piensas de la gente que puede cagar en cualquier sitio?

A mi no me mola cagar en cualquier sitio, pero en cierta manera envidio a la gente que es capaz de hacerlo en donde sea. En especial a un amigo mío que es un verdadero especialista en el tema. Lo mismo le da un bar, que casa ajena, que un zambullo portátil de esos que se instalan en conciertos, fiestas al aire libre etc. Lo hace con verdadera soltura, y no le cuesta ningún esfuerzo.

Venga, quiero anécdotas.

Una vez en San Fermín me entró un apretón del tamaño de Saturno, y después de valorar diferentes opciones no me quedó mas remedio que entrar a un hotel y contarle un rollo al recepcionista para que me dejara entrar a una habitación para ir al baño, le dije que había perdido la tarjeta de la puerta y que no sabía nada de mi compañero de habitación. No me digas como, pero le convencí. Después de hacer mis cosas me piré corriendo y pude seguir la juerga por Iruña.

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Otra vez entré en un hotel a las 5 de la mañana como un puto atún y solicité el uso y disfrute de los baños de personal. Un compañero de faena muy persuasivo convenció al recepcionista para que pudiera usar el baño de uno de los salones para bodas.

A altas horas de la noche los hoteles siempre están abiertos, y tienen los baños impecables. Son una buena solución para las personas que tenemos este problema.

¿Percibes cierto rechazo social por parte de tus amigos, pareja o gente desconocida?

La gente en general no lo comprende, cuando te ven con mala cara y preguntan que te pasa y se lo cuentas empiezan a darte la chapa con que si no pasa nada, que te dejo unos Kleenex y mierdas así.

¿Has superado el asunto?

Con la edad he podido ceder algo, pero la mejor manera de no encontrarte con el problema es salir de casa con los deberes hechos, bien vacío.

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Francis Lorenzo

VICE: ¿Este tipo de cagadores nacen o se hacen?

Francis Lorenzo: Creo que se nace, no recuerdo un momento en que de repente ya no pudiera excretar heces en tazas de váter ajenas, simplemente siempre fue así. Recuerdo que ya de muy pequeño en la escuela me sabía incapaz de manchar la porcelana del poco íntimo lavabo de la escuela. Desde que tengo memoria que aguantaba tormentos innombrables solo para recibir como premio el placer de poder liberarme en un ambiente conocido y controlable.

¿Sabes a qué se debe todo esto?

Es una mezcla de lujuria y vergüenza. Creo que el factor más importante en mi caso es la libertad de poder hacer aspavientos, emitir ventosidades explosivas y ruidosas y disfrutar al máximo de un momento tan placentero evitando, al mismo tiempo, molestar con ellas a personas ajenas al momentazo. Aparte de este hedonismo fecal también hay un punto vergonzoso, uno quiere disfrutar sin ataduras pero tampoco que todo el mundo se entere de que a uno le encanta el drama, vivir el momento y exteriorizarlo sin ataduras pero con un poco de pudor. Es algo tan íntimo que uno solo lo quiere compartir con el cosmos y aquellas personas especiales escogidas para compartirlo todo.

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Por lo que he visto en estas entrevistas, siempre ha habido un momento en el que "vosotros" os habéis visto en situaciones en las que habéis tenido que cagar fuera de casa. ¿Te ha pasado a tú?

Sí, claro, infinidad de ellas. Se pasa vergüenza, mucha vergüenza. En mi caso intento emitir el mínimo de ruidos y apasionarme lo mínimo y eso hace que se eche a perder un momento tan fantástico, no lo acabas disfrutando como tú y la situación os lo merecéis. Prefiero no cagar que cagar con la opresión que uno se ejerce cuando falta la intimidad que te asegura poder expandir "tu mundo interior".

Venga, dame una anécdota así jodida para el artículo.

Bien jodida. En una de mis primeras fiestas universitarias estuve aguantándome la mierda toda la noche en casa de un amigo porque, joder, esos son mis principios. Todo fue bien hasta que el dispositivo estalló en el peor momento. Esa noche íbamos al Apolo, cuando tenía esos baños desastrosos, no los de ahora. Pues en un estado casi inconsciente tuve que hacer uso de los lavabos más asquerosos y vomitados de esta decadente ciudad y acabé durmiendo un par de horas en la taza con la puerta sema abierta. La vida tiene esas ironías, por no querer pasar un momento de pequeña vergüenza en un ambiente relativamente controlado acabé compartiendo el capítulo menos digno de esta experiencia con media ciudad.

¿Percibes cierto rechazo social por parte de tus amigos, pareja o gente desconocida?

En absoluto, cada vez vivimos en sociedades más abiertas y tolerantes que aprecian estas pequeñas particularidades. Lo máximo que puede generar mi característica es un puñado de risas alrededor de una mesa de un bar. Todo el mundo nace con ano y eso ayuda a que la gente pueda empatizar con ello.

Joder, es normal tener ritos o comportamientos especiales durante el proceso, como sacarse las bambas o incluso toda la ropa (conozco a mucha gente que, como yo, lo hace). En fin, que es un momento crítico para todos, en mayor o menor grado. De hecho es una prueba de lo intenso del acto en sí.

Deduzco que aún no lo has superado. De hecho supongo que ni te interesa.

A medias, cada vez puedo tolerar mejor las defecaciones fuera de la zona de confort aunque no sea lo más deseable y no lo disfrute al máximo. He desarrollado una aceptación relativa a lavabos conocidos como el del curro o el de casa de un amigo concreto. Pero no les voy a engañar señores, el escenario óptimo siempre estará ubicado en mi feudo.