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Comida

Según una investigación, las dietas vegetarianas podrían perjudicar más al planeta

5 kilos de cerdo alimentan a mucha más gente que la misma cantidad de lechuga iceberg. Ese es el quid de la cuestión.

Este artículo fue publicado originalmente en Munchies, nuestra plataforma dedicada a la comida.

En las inmortales palabras de Tim and Eric Awesome Show, Great Job!, toda la comida es veneno. Nada que te puedas echar a la boca es seguro y todo es perjudicial para la salud. Y para el medio ambiente. Y para la humanidad.

Pese a esta aciaga afirmación, todavía hay quien, con la mejor de las intenciones, no ceja en sus lamentables intentos por elaborar dietas saludables de verdad, que causen el mínimo impacto al planeta y que no contribuyan a la muerte de ningún animal. Incluso la ONU ha señalado en varias ocasiones que el veganismo podría ser el contrapunto a ciertas dietas y podría salvarnos de la inminente destrucción del mundo.

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El argumento es como sigue: comer carne es muy poco eficiente y requiere una cantidad pasmosa de recursos. Procesar todos esos recursos también exige el consumo de cantidades desorbitadas de energía, y toda esa producción masiva genera la mayor parte de las emisiones de gas de efecto invernadero que están haciendo que la Tierra se derrita como un helado rebosante de vacas tristes y bebés humanos hambrientos.

El citado informe de la ONU de 2010, en defensa de las dietas sin carnes ni lácteos, señalaba que, para la elaboración de productos de origen animal, la cantidad de agua potable que se consume representa el 70 por ciento del total mundial, se usa un 38 por ciento del total de las tierras y se genera un 19 por ciento de las emisiones totales de carbono. La solución: mejorar la eficiencia en la producción agrícola para contrarrestar el aumento de la población del planeta y pasar de una dieta rica en carnes a otra basada en la verdura. En pocas palabras: producir cereales, fruta, etc.

Pero existe un problema: ahora los investigadores aseguran que, realmente, las dietas vegetarianas y consideradas «saludables» son incluso más perjudiciales para la Tierra.

Un equipo de la Carnegie Mellon University –que no es precisamente una institución de dudosa reputación- acaba de publicar un informe en Environment Systems and Decisions en el que aseguran que las dietas vegetarianas contribuyen al cambio climático en mayor medida que la omnívora, y añaden que las nuevas recomendaciones del Departamento de Agricultura del USDA –que van dirigidas a reducir el consumo de carne e incrementar el de fruta, verdura y pescado- no hacen fomentar de forma involuntaria el uso de recursos y, por tanto, una mayor producción de «emisiones por caloría».

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Y ese es, precisamente, el concepto crucial: las calorías.

Criar un cerdo, obviamente, requiere más recursos que cultivar unos cuantos cogollos de lechuga iceberg, pero el problema es que 5 kilos de cerdo alimentan a mucha más gente que la misma cantidad de lechuga iceberg. Ese es el quid de la cuestión.

¡Hola, soy yo, el bacon! ¡No te resistas y cómeme! Foto vía usuario de Flickr Val D'Aquila.

Es estudio analizaba los patrones de consumo de alimentos de la población de EUA, midiendo el uso energético, las emisiones de gas de efecto invernadero y las necesidades hídricas. En un principio, el equipo esperaba poder obtener información sobre el impacto que pudiera causar en el medio ambiente la epidemia de obesidad del país, teniendo en cuenta los factores agrícolas, el de procesamiento, el transporte y otros más complejos como las ventas de productos, el servicio de alimentación e incluso la forma en la que se almacenan los alimentos en las despensas.

Sin embargo, el recuento final no favorecía mucho a los locos de la alimentación sana de Instagram.

Paul Fischbeck, profesor de ciencias de las decisiones sociales, ingeniería y políticas públicas en Carnegie Mellon, afirmó que «Comer lechuga es tres veces peor que consumir bacon, en lo que respecta a emisiones de gases de efecto invernadero».

Ya podéis iros todos a casa. Todo está mal. Lo que era arriba, ahora es abajo.

«Muchas de las hortalizas más comunes requieren más recursos por caloría de lo que uno imagina», continuó. «La berenjena, el apio y los pepinos son especialmente perjudiciales comparados con la carne de cerdo o de pollo».

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Pero antes de que te levantes y te atiborres de jamón serrano y huevos fritos con panceta, ten en cuenta una cosa: en general, es bueno mantener un peso corporal saludable y consumir menos calorías. Es bueno para tu cuerpo, es bueno para nuestra querida Tierra y es bueno para la pobre de tu novia, que lleva tiempo diciéndote que te estás dejando. Eso también lo quieren dejar claro los investigadores. De hecho, si la población de EUA dejara de comer carne a dos carrillos, solo conseguiríamos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 9 por ciento.

En cambio, sustituir toda la carne por fruta, verdura, lácteos y pescado aumentaría las emisiones en un 6 por ciento, el consumo de agua en un 10 y el energético en un trágico 38 por ciento. Madre mía.

«Existe una relación muy compleja entre la nutrición y el medio ambiente», explicó la investigadora Michelle Tom. «Lo que es saludable para nosotros no siempre es lo mejor para el medio ambiente».

En resumidas cuentas, todo nos va a matar y toda la comida es mala. Y no lo olvidéis: la verdura van a fundir los casquetes polares, inundándonos a todos, y la carne provoca cáncer.

En fin… ¡Que disfrutéis de la comida!

Traducción por Mario Abad.