Wikileaks ha abierto un crowdsourcing en su web y ofrece una recompensa de 100.000 euros (110.000 dólares) para cualquier persona que haga pública una copia del TTIP (Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Europa), un gigantesco acuerdo que se está negociando en estos momentos.
El miércoles por la tarde el grupo de Wikileaks llevaba recaudados 55.000 euros (unos 61.000 dólares) en donaciones — incluyendo aportaciones del ex ministro de Economía griego, Yanis Varoufakis, el diseñador de moda británico Vivienne Westwood o Daniel Ellsberg, el analista militar que reveló documentos de alto secreto durante la Guerra de Vietnam.
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Esta iniciativa sigue los pasos del anuncio hecho en junio de un proyecto de similares características para intentar que se filtre el Acuerdo de Comercio Transpacífico (TPP), otro tratado de libre comercio que está siendo negociado en estos momentos por parte de los países con costa al Pacífico y que englobaría el 40 por ciento del Producto Interior Bruto mundial.
De cómo el TTIP puede vulnerar la soberanía de los estados europeos. Leer más aquí.
Junto con el Acuerdo Sobre el Comercio Internacional de Servicios (TISA) — otro de los tratados mundiales que busca engrasar y facilitar negocios a escala mundial — , el TTIP y el TPP persiguen, según Wikileaks, “crear un nuevo régimen legal internacional que permita a los negocios internacionales traspasar las fronteras nacionales, evitar las protecciones medioambientales locales, controlar Internet, limitar la viabilidad de ciertos medicamentos genéricos asequibles y rebajar drásticamente la soberanía legislativa de cada país”.
Negociaciones secretas
Negociado en despachos cerrados y descrito por Wikileaks como “el secreto más deseado de Europa”, el TTIP trata de mejorar el acceso a los mercados eliminando barreras y áreas de negocio como el conocimiento o la propiedad intelectual.
La idea de un tratado de libre comercio entre Europa y Estados Unidos se ha manejado desde la caída del Muro de Berlín en 1989. Tres décadas después, en 2013, el comienzo de las negociaciones acarreó una gran ola de protestas, especialmente en Europa, en las que se criticaba el secretismo que rodeaba — y sigue rodeando — el proceso de acuerdo.
Desde 2013 ha habido nueve rondas de negociación. La última tuvo lugar en Bruselas a mediados de julio e incluyó un forum de accionistas de grandes compañías de ONGs, despachos de abogados especializados en consumo y sindicatos y organizaciones de trabajadores que fueron invitados al encuentro para expresar sus opiniones en contra del TTIP.
En octubre de 2014 la Unión Europea decidió hacer público la anterior orden de negociación del TTIP y las directivas que debía seguir el equipo designado por la UE. Esto ocurrió después de que una de las directivas fuera filtrada en Internet.
En un esfuerzo por parecer más transparentes, a continuación el equipo de la UE tuiteó un link a una guía “capítulo a capítulo” sobre el acuerdo del TTIP en julio.
El economista francés Vicent Champain, un ex ejecutivo y experto internacional en cooperación, explica a VICE News que la capacidad adquisitiva de los hogares en Europa aumentará hasta 500 euros al año tras la eventual firma del tratado.
Muchos en Europa temen que Estados Unidos utilice el TTIP para imponer sus propios estándares de comercio. Las críticas se centran en un presunto futuro descenso de los niveles de calidad de la industria alimenticia: los activistas sugieren que el tratado abriría la puerta a ciertos alimentos estadounidenses tratados químicamente, como el pollo con cloro, prohibido desde 1997 en Europa debido a que el proceso de lavado con cloro conlleva la aparición de agentes cancerígenos.
Las críticas también se han centrado en la llegada a Europa de tribunales de arbitraje privados que en Estados Unidos se dedican a demandar a los diferentes estados.
Ni un solo documento
Incluso si hubiese un informador que quisiese revelar la información, según Champain “el documento que se está buscando no tiene por qué existir”. Champain cree, por el contrario, que el acuerdo está formado por un número disperso de documentos.
“Al final, pase lo que pase, el acuerdo necesitará la aprobación del Parlamento Europeo y de los parlamentos de los países que componen la UE”, añade Champain.
A pesar de que no se conocen las fechas concretas para las siguientes rondas de negociación, al menos hasta final de 2016 no se alcanzará un acuerdo definitivo.
Sigue a Pierre-Louis Caron en Twitter: @pierrelouis_c
Imagen vía Flickr