Todos ganamos con el traspaso de Chris Paul a Houston, el nuevo superequipo de la NBA

Dado que los Warriors de Golden State parecen encontrarse a la mitad de su actual dinastía en la NBA, y no en el final como muchos pensaron, el resto de los equipos de la liga tienen dos opciones: Refinanciarse y construir para el futuro, o armarse de una vez e intentar derrocar a los campeones. Escoger un camino por encima del otro es una decisión compleja; no obstante, sin importar qué tan imparables parezcan los Warriors, la NBA es una liga competitiva, y muchas franquicias preferirían morir en el intento que vivir otro día estancados en la mediocridad.

Pero también existe un puñado de equipos —aquellos dirigidos por directivas inteligentes que valoran la previsión y flexibilidad— que pueden saltar de una opción a otra. Los Rockets de Houston son los miembros platino de dicha categoría; franquicia respetada, exitosa, y altamente agresiva que presume entre sus filas a uno de los mejores cinco jugadores de la liga.

Por supuesto, una estrella no es suficiente en la actualidad para trascender, y los Rockets los saben. El gerente general Daryl Morey reveló hace poco que algo grande se estaba cocinando, y ahora que se dio a conocer el traspaso de Chris Paul, sabemos a qué se refería. Luego de terminar la temporada con 55 partidos ganados y haber llevado la serie a cinco partidos contra el equipo del MVP de la temporada regular, Houston está más cerca del campeonato como nunca lo había estado en la era Morey. Paul sigue siendo igual de bueno.

Las dudas en torno a si podrán compaginarse no tardarán en emerger, como era de esperarse, ya que la defensa de Houston tendrá a su disposición a dos jugadores conductores del balón como los son Paul y Harden: la temporada pasada los Rockets quedaron en octavo y segundo lugar en toques por partido, según NBA.com. Pero cuando se presenta la oportunidad de combinar dos jugadores dentro del top 10, sería un error no explotar sus capacidades, particularmente cuando ambos son tan inteligentes y capaces.

Esta dupla estrella no es una combinación como la de Kevin Durant y Stephen Curry, pero tampoco es tan extraña como la de LeBron James y Dwyane Wade en el Heat de Miami. Harden y Paul, quizá los jugadores más listos para ejecutar jugadas pick-and-roll en toda la NBA, serán un acertijo para sus rivales.

Harden encestó el 38.9 por ciento de sus triples "inmediatos" (recibir el balón y disparar) el año pasado, y el 40.9 por ciento la temporada anterior. Paul tuvo mejores números, ya que encestó exactamente la mitad de sus triples, y el 45.7 por ciento en la temporada 2015-16. Tienen la posibilidad de abrir la duela el uno para el otro, tomar decisiones increíbles con espacios, y pulverizar defensas en el uno a uno.

Aunque los Rockets tuvieron que renunciar a Patrick Beverly, Sam Dekker, y Williams —todos jugadores que encajaban con Harden a la perfección—su plantel sigue siendo lo suficientemente profundo, solido, flexible y atlético para complementar la nueva mejor defensa de la NBA, y competirle al tú por tú a los Warriors.

Defenderse de Houston en una serie de postemporada será casi imposible ahora que cuentan con otro creativo a la ofensiva que no sigue un patrón fijo, pero que no causa daños del otro lado de la duela. Si los Rockets se enfrentan a San Antonio de nuevo, la presión de Paul en la mitad de la cancha será una forma de darles la bienvenida. Houston no sería el favorito en una serie de playoffs ante Golden State, pero se encuentran en una buena posición para lograr un acuerdo por Paul George con algunas de sus piezas.

Ahora hablemos de los Clippers que de alguna forma dejaron ir a Paul, pero podría no ser tan malo. Asumiendo que este traspaso puede motivar a Blake Griffin a firmar una extensión de contrato de cinco años máximo, los Clippers podrían tener una excelente oportunidad para hacerse de sangre joven, y mejorar sus posibilidades contra los Warriors. Obviamente, esta posibilidad cambiaría si Griffin se fuese a la Conferencia Este (o sufriera lesiones), pero por el momento tiene mucho sentido que se quedara.

Con Paul, Griffin sería la opción primaria a la ofensiva. Sus tiros y minutos de juego incrementarían al mismo tiempo que las nuevas piezas a su alrededor complementarían —supuestamente—su estilo de juego mejor que con Paul. La ausencia de J.J. Redick, quien se dice firmara con otro equipo, afectará su habilidad para generar espacios y la cohesión en general, pero con una rotación formada por Beverly, Williams, Austin Rivers, y Jamal Crawford se puede llegar lejos. Por otra parte, Dekker es el tipo perfecto de jugador que los Clippers han necesitado en los últimos cuatro años, ya que puede cuidas varias posiciones y generar espacios. Será de gran ayuda.

Los Clippers acaban de perder a su mejor jugador en la historia de la franquicia, pero obligar a Paul a renovar por cinco años más no era una sana opción. A cambio, se hicieron de algunos jugadores interesantes que no afectarán la flexibilidad en el tope salarial.

Si DeAndre Jordan y Rivers rescinden sus contratos el próximo año —no es garantía pero es muy probable que suceda—los Clippers podrán adentrarse en la agencia libre con Griffin asegurado. Podrán seguir siendo competitivos, y contarán con suficiente espacio en el tope salarial para comprar a dos agentes libres de primera, cuando LeBron James, George, Russell Westbrook, DeMarcus Cousins, Isaiah Thomas, y otros estén disponibles.

No hay perdedores en esta transacción para aquellos involucrados directamente. Sin embargo, los demás equipos de la Conferencia Oeste que tenían en la mira a Paul, Griffin, y quizás George, deben estar nada contentos.