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Politică

Editorial: Jair Bolsonaro es presidente de Brasil

El político de extrema derecha supone un riesgo para la democracia. La historia se encargará del veredicto.
Jair Bolsonaro rezando en conjunto tras el anuncio de los resultados electorales.​
Jair Bolsonaro rezando en conjunto tras el anuncio de los resultados electorales.

Artículo publicado originalmente por VICE Brasil.

El rapero Brown Mano; el Papa; la socióloga Esther Solano; The Economist; 1094 juristas brasileños; The New York Times; la escritora Ribeiro Djamilla; el ex presidente de Uruguay, José Pepe Mujica; Roger Waters; muchas mujeres brasileñas de todas las tendencias políticas ; Caetano Veloso; el movimiento negro; un profesor de ciencias políticas de Harvard; decenas de escritores y editores brasileños; el filósofo Francis Fukuyama; el escritor y artista plástico Nuno Ramos; el lingüista Noam Chomsky; el exmagistrado Joaquim Barbosa; la activista Amelinha Teles; la monja Coen; el ex presidente francés François Hollande; Chico Buarque; Cher; los economistas ganadores del Nobel Eric Maskin, George Akerlof y Robert Schiller; Gilberto Gil; John Oliver; el político Ciro Gomes; el autor de la Ley de Godwin; la política Marina Silva; el expresidente FHC; el médico Drauzio Varella; 40 académicos alemanes; el rapero Marcelo D2; la alcaldesa de París, Anne Hidalgo; la historiadora Lilia Schwarcz; el senador estadounidense Bernie Sanders; los economistas Bernard Appy y Octavio de Barros; el cronista Juca Kfouri; la filósofa Judith Butler; los cineastas Walter Salles y Kleber Mendonça Filho; Madonna; varios artistas brasileños de diferentes ámbitos; 69 aficiones de distintos clubes de fútbol; muchos raperos; el expresidente del PSDB; los novelistas Milton Hatoum y Luiz RUFFATO; actores y cantantes internacionales; el jurista Rodrigo Janot ; organizaciones religiosas; más de 3.000 organizaciones de la sociedad civil; un politólogo de la Universidad de Copenhague; miembros del Congreso de Estados Unidos e investigadores del MIT emitieron advertencias, pero Brasil eligió al candidato de la derecha Jair Bolsonaro (PSL) como presidente.

La campaña electoral fue sanguinaria, metafórica y literalmente. Hubo ataques, puñaladas, muertes, alardes y llamados a cometer asesinatos. También fue una campaña de dudosa legitimidad, sobre todo por el uso indebido de las redes sociales y la difusión de mentiras. El entonces candidato se negó a dar entrevistas —a no ser que fuera para quien él considera "socio", algo que quedó claro en la entrevista que dio a RecordTV mientras los otros candidatos acudían al estudio de TV Globo— y se negó a asistir a los debates.

Parte de esta ausencia puede justificarse por su fascinación por el autoritarismo y su plan de gobierno estéril. Los proyectos de "nuestro Duterte" son, cuando menos, problemáticos en casi todas las áreas posibles: medio ambiente, seguridad pública, sistema penitenciario, libertades individuales y de prensa, drogas, derechos de las mujeres, LGBTs e indígenas. Representan un riesgo para la economía e incluso la democracia. Todo ha quedado documentado y la historia se encargará del veredicto. La victoria fue más apretada de lo que el candidato del PSL imaginaba, sobre todo si contamos a aquellos que no votaron por ningún candidato. De acuerdo con el Tribunal Superior Electoral, 8,6 millones de personas anularon su voto (7,4 por ciento del total, un récord desde 1989), 2,4 millones votaron en blanco (2,1 por ciento del total) y 31,3 por ciento (21,3 por ciento del total) no asistieron a la votación. En total, 42 millones de personas no votaron por ninguno de los candidatos de la segunda vuelta. Si sumamos los 47 millones de votos de Haddad (44 por ciento), tenemos 89 millones de personas que no respaldaron a Bolsonaro, quien obtuvo 57,7 millones de votos. La gran mayoría de la población, por lo tanto, no votó por el nuevo presidente de la extrema derecha.

Por nuestra parte, continuaremos haciendo lo que sabemos: investigar, informar, comunicar e incomodar. Porque los jóvenes de Brasil y del mundo necesitan, merecen y no pueden olvidar que: el mundo es nuestro.