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Identidad

'Todas las personas estamos impregnadas de machismo': entrevista a Barbijaputa

Entrevistamos a la tuitera y columnista Barbijaputa para hablar de su último libro 'Machismo: ocho pasos para quitártelo de encima'.
Alejandra Núñez
ilustración de Alejandra Núñez
Montaje de Alejandra Núñez

Machismo: ocho pasos para quitártelo de encima (Roca Editorial) es el nuevo libro de la tuitera y columnista de El Diario Barbijaputa. Y es un manual para todos, aunque sobre todo es para los hombres. En su primer libro, La chica miedosa que fingía ser valiente muy mal, Barbijaputa nos presentó un personaje autobiográfico llamado Bárbara en el que explicaba su acercamiento al feminismo a través de vivencias personales. Pero este libro es completamente distinto y lo deja claro en las primeras páginas: no es un libro de "autoayuda", es un libro de "autoputeo". Y existe el riesgo —esperemos que no se cumpla— de que algunos hombres abandonen el libro en la página dos al sentirse horrorosamente identificados. El libro atraviesa todas las fases de acercamiento al discurso feminista: desde el '¿Yo, machista?' al 'Yo no puedo ser machista, a quien más quiero es a mi madre'. Y lo hace explicándote paso por paso por qué deberías dejar de dar lecciones tú, hombre; o aprender a detectar el machismo que también tienes tú, mujer. Hay para todos.

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Hablé por Skype con Barbijaputa para que me explicara más cosas de su libro.

Broadly: ¡Hola, Barbara! Para empezar: ¿Quién debería ir corriendo ahora mismo a comprarse este libro?

Barbijaputa: Todos los hombres. Lo he escrito dirigiéndome en masculino para interpelarlos directamente porque ellos son causantes y beneficiarios del patriarcado.

En el libro dices que "todos somos machistas, que lo difícil es no serlo".

Claro, es que parece que cuando dices a alguien machista le has dicho lo peor que le podrías haber dicho en la vida. Pero nos tenemos que desprender un poco de esa concepción de "machista" y entender que, de alguna forma, todas y todos lo somos porque hemos crecido en sociedad. Si alguien te dice que no es machista, está equivocado. Y si tú crees que no lo eres, entonces la equivocada eres tú.

¿Entonces nadie puede escapar del patriarcado?

Nadie ha crecido en una burbuja absolutamente feminista ni se ha criado solo por mujeres feministas. Hasta las más feministas tenemos mensajes de los que no nos podemos desprender. Es posible que hayas nacido en un entorno con una mayor conciencia feminista y, por lo tanto, tu nivel de machismo será menor. Pero en última instancia, todas las personas estamos impregnadas. La sociedad educa mucho más que los padres.

Espero que llegue un día en el que diga que me gustan mis piernas con pelo, pero todavía no ha llegado ese día

En tu caso particular, ¿a qué edad empezaste a asimilar el discurso?

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Yo creo que he tenido tres choques importantes en mi vida. El primero fue con 12 o 13 años. En mi casa los roles siempre han estado cambiados. Mi padre siempre ha sido y sigue siendo el amo de casa. Recuerdo que una vez, unos amigos, me preguntaron que si mi padre era "mariquita" porque él salía al balcón y tendía la ropa. Y yo, que siempre he sido muy contestataria, me enfadé porque no lo entendía.

Luego, me hice azafata de vuelo, con veintipocos. En la compañía eran muy estrictos con la imagen, a la hora de retocarse el maquillaje o con el tamaño de los tacones. Y yo, que siempre he sido muy salvaje, era muy patosa con los tacones o llevaba siempre la camisa fuera del pantalón. Ahí tuve mi segundo choque, me sentía culpable por estar ahí y, además, veía que el resto de compañeras seguían las directrices y se sentían cómodas explotando su feminidad o maquillándose. Sentía que no encajaba. Llegó un momento en que se me hizo imposible seguir trabajando ahí.

El último choque lo tuve hace unos cinco años o así. Hasta ese momento yo aún seguía culpando a las mujeres que no peleaban. Me daban mucha rabia las mujeres que aceptaban todos esos mensajes. Hasta que me di cuenta que no todo el mundo ha experimentado los mismos procesos y que no todo el mundo tiene que ser igual de contestataria que yo.

Es decir, ¿crees no está bien que nos culpemos entre nosotras? En el libro explicas que te has impuesto como norma no humillar o meterte por redes sociales con las mujeres. Solo lo haces con los hombres.

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Entendí que necesitaba ser más comprensiva con las mujeres porque no todas hemos experimentado los mismos procesos. No puedo pedir prisas o ser igual de dura con las mujeres que con los hombres.

¿Hay mujeres machistas?

Me parece importante que tratemos diferente al hombre machista que a las mujeres colaboracionistas. El machismo es sentir prepotencia sobre el otro género y obviamente una mujer no puede sentir esa misma prepotencia sobre su propio género. Hay que ser hombre para sentir esa prepotencia. Entre nosotras necesitamos tejer una red de cuidados. Aunque también te digo que no estamos obligadas a hacer pedagogía con el resto de mujeres porque tenemos nuestros propios límites de paciencia. De hecho, creo que estamos completamente legitimadas para decir "mira, paso de ti, paso de seguir explicándote nada, ya lo entenderás y cuando lo entiendas, aquí estaremos". En el pasado yo también no he merecido más explicaciones.

Todavía tengo que controlarme para no ser el doble de exigente en algunas cosas con las mujeres que con los hombres

¿Qué aspectos machistas crees que aún te queda por superar en aspectos de tu vida cotidiana?

Yo, por ejemplo, todavía tengo que controlarme para no ser el doble de exigente en algunas cosas con las mujeres que con hombres. Un ejemplo muy gráfico son las mujeres cómicas: en un espectáculo de monologuistas salen siete hombres y una mujer. Y de los siete hombres te harán gracia dos, los otros cinco puede que no te hagan ninguna gracia. Sin embargo, no sientes esa vergüenza ajena que experimentas cuando es la mujer la que no te hace gracia.

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La depilación es otra movida. Yo lo he intentado muchas veces y hay temporadas en las que no me depilo y me miro al espejo y espero que llegue un día en el que diga "me gustan mis piernas con pelo". Pero todavía no ha llegado ese día. Creo que quizás hay cosas de las que no nos vamos a desprender, pero creo que hay que vivirlas sin culpa.

¿Cómo podemos vivir siendo feministas y seguir escuchando música que nos gusta sin sentirnos mal? A raíz de las polémicas recientes, por ejemplo, con las letras de Joaquín Sabina o Maluma y muchísimas otros grupos con letras misóginas.

Mira lo que ha pasado con este tema: una experta se ha dedicado de forma objetiva a analizar canciones. Y como ha tocado a una cosa sagrada del panorama español ha sufrido una avalancha completamente desproporcionada de hombres diciendo que "hay machismo que no mata". Incluso aplaudidos por intelectuales, personas importantes de la izquierda de este país y gente que se denomina "feminista". Parece que no es lo mismo cuando se toca a uno que a otro.

¿Y entonces debemos sentir culpa? ¿Dejar de escuchar esos grupos y esas canciones?

Pues yo creo que esto es igual que con la depilación. No hay que sentir culpa. Hay que ir deconstruyendo esos mensajes y analizarlos. En mi experiencia puedo decir que hay canciones que ya no escucho porque ya no me concentro. O películas que, después de verlas otra vez, ya no tienen la misma valoración para mí. Pero creo que el hecho de que tomemos consciencia siempre es positivo.

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¿Por eso es positivo señalar o criticar?

Sí, porque creo que estas bandas pueden hacer autocrítica y darse cuenta de la misma forma que nos hemos dado cuenta nosotras. Mientras estas bandas estaban escribiendo letras que hacían apología de la violación o mitificaban el amor romántico, nosotras estábamos escribiendo post en nuestros blogs, manteníamos conversaciones o nos reíamos de chistes que también perpetuaban la violencia de género. Es decir, que cada uno ha estado haciendo en su campo lo mismo. Por lo tanto, yo creo que es bueno que nos llamemos la atención los unos a los otros para aprender y para generar nuevos contenidos.

A veces se dice que el feminismo es "censor" y los linchamientos excesivos. ¿Qué opinas de Jorge Cremades?

Creo que hay casos como Jorge Cremades, Pablo Motos o Bertín Osborne en los que ya ha habido toques de atención, quejas o protestas. Y ellos no solo han seguido haciéndolo, sino que lo han hecho peor. Pablo Motos ha recibido no sé cuántas críticas y aún así pone a Cristina Pedroche a hacer sentadillas en su programa. El otro día llevó a Mónica Carrillo y la sexualizó. Aquí no hay ganas de autocrítica, aquí hay ganas de putear y denostar el feminismo. Sinceramente creo que se merecen todo el linchamiento mediático que están recibiendo.

Aquí no hay ganas de autocrítica, aquí hay ganas de putear y denostar el feminismo

¿Has perdido muchos amigos en todo este proceso? Lo típico de que cada vez te apetece menos sentarte a cenar con según qué gente, aunque sean tus amigos.

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Sí, me ha pasado, claro que me ha pasado. Creo que es normal y natural y hay que asumirlo desde una perspectiva de la evolución. A raíz de la crisis también nos ha pasado con la gente de izquierdas y derechas. Hay gente que se ha tenido que distanciar de sus amigos porque tienen un discurso tan conservador que piensas "mira, es que ya no disfruto de tu compañía". Pues lo mismo pasa con el feminismo.

¿Qué actitud debemos adoptar nosotras, como feministas occidentales blancas, en relación a las mujeres de oriente sin caer en paternalismos?

Creo que nosotras, que estamos oprimidas por la cultura de Occidente, poco tenemos que criticar a otras compañeras que están oprimidas en Oriente. No diré que el velo no es opresión porque estaría diciendo que el biquini o el tanga o mi obligada talla 38 no es opresión. Todas estamos oprimidas y cada una debe liberarse de sus propias cadenas.

En el libro haces referencia también a esa violencia "simbólica". ¿Un ejemplo claro es la última polémica con el disfraz de "enfermera sexy" para niñas menores de 14 años?

Exacto, en la sutilidad está el peligro. En la sutilidad está el secreto de que nosotras no nos rebelemos de primeras. Estos disfraces se han vendido toda la vida. Desde pequeñas ya estamos recibiendo mensajes de que tenemos que ser sexis, femeninas y gustar a la sociedad. Si hemos crecido y aprendido eso, ¿cómo nos vamos a rebelar de adultas?

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¿Hay feminismo "bueno" o "malo"?

Yo creo que hacer distinciones entre feminismo bueno o malo es un gol que se marca el patriarcado. Creo que tenemos que diferenciar el feminismo que lucha por la liberación de todas las mujeres y ese feminismo liberal que solo pelea por los derechos de las mujeres blancas privilegiadas. Ese feminismo es enemigo de todas las mujeres. Pero diferenciar entre "bueno o malo" en función de si el discurso es más o menos amable no tiene sentido. Yo, por ejemplo, nunca podría tener el discurso "He For She" de Emma Watson porque tengo otra forma de ser. Claro que también ella tiene otra posición en la ONU y seguramente es mucho más inteligente, a nivel de estrategia, hacer un discurso más suave y no tan transgresor. Es más probable que su discurso se viralice y no le acribillen en redes sociales.

¿Y ese "feminismo liberal" es feminismo de verdad?

En realidad, yo creo que eso que llaman feminismo liberal debería llamarse simplemente "egoísmo liberal". Me meo de risa cuando sale Cifuentes quejándose en Twitter de que le llaman dominatrix por los tacones que lleva. Mira, amiga, pregúntate lo qué estás fomentando con tu partido y tus políticas. Ella es una mujer con poder y podría cambiar muchas más cosas que yo, como Barbijaputa, en Twitter.

Por desgracia la mayor parte de las mujeres al poder son o han sido así: Merkel, Hillary Clinton, Thatcher…

Claro, son mujeres en un mundo de hombres que entran en el juego de hombres y no intentan cambiar el sistema. A las mujeres de a pie estas mujeres no nos sirven de nada. Nos da igual una mujer como Cifuentes a un hombre como Aznar.

Por último, ¿qué recomendarías a los hombres que quieren ser nuestros aliados?

Tienen que callarse, sobre todo. Hay muchos que ya han entendido que ser aliado pasa por hacer autocrítica, desaprender todos esos privilegios, deconstruir su masculinidad y llevar el feminismo a a esos espacios donde a nosotras no se nos escucha por ser mujeres. Pueden empezar por ellos mismos. Y también pueden llevar el feminismo a sus amigos: censurando algunos comportamientos, rechazando grupos de WhatsApp en los que se pasan fotos de mujeres desnudas o se hacen chistes de la cultura de la violación, pueden afear a otros hombres actitudes machistas, etc. Todo eso pueden hacer, pero nunca liderar nuestra lucha.