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Salud

Dejar la bebida me cambió la vida

Bebía alcohol para luchar contra la ansiedad, pero no servía de nada.

Este artículo se publicó originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud.

Hace un año, la vida de Cheyne Kobzoff era una mierda. Muy grande. Pese a estar casado con una mujer maravillosa y tener dos hijos y un buen trabajo como chef en un restaurante, este bebedor empedernido se pasaba todas las mañanas de su vida luchando contra el sentimiento cada vez más intenso de autodesprecio que ocupaba su embotada mente. Además del daño emocional, el alcoholismo galopante de Kobzoff había provocado que su barriga adquiriera dimensiones preocupantes (y la barba tampoco ayudaba al aspecto general).

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El 23 de marzo de 2016, a los 33 años, Kobzoff decidió dejar la bebida de golpe. Poco después empezó a salir a correr, ya que supuso que la actividad física le ayudaría a reducir la ansiedad que sentía. Al cabo de un tiempo, él mismo se sorprendió de las distancias que era capaz de recorrer y adelgazó varias tallas gracias al ejercicio. Hasta ahora ha logrado adelgazar 24 kilos.

Hace poco, Kobzoff publicó en Reddit una foto del antes y el después, acompañada de un mensaje en el que aseguraba que todo un año sin alcohol le ha hecho "1.000 veces más feliz". La publicación se hizo viral. Charlamos con Kobzoff para que nos contara cómo ha conseguido dejar por completo el alcohol y por qué sus amigos pueden o no odiarlo ahora que es un tipo "sano".


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VICE: Felicidades por quitarte de encima todo ese peso, pero ¿por qué te has quitado también la barba?
Cheyne Kobzoff: Me dio mucha pena hacerlo. Ya llevaba como un año y medio con ella, pero era demasiado complicado cuidarla cada día. También tenía mucha curiosidad por saber cómo me quedaría la cara después de perder tanto peso.

Seguro que tu mujer estaba eufórica cuando te afeitaste.
Pues la verdad es que le había cogido cariño a la barba, y todo. Cuando me vio entrar afeitado a la habitación se asustó un poco. Mis hijos también. Mi hija de 3 años flipó, pero bueno, seguramente ahora ni se acordará de qué aspecto tengo con barba.

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O con barriga. ¿Hubo un momento en que tocaste fondo y decidiste dejar de beber?
No, la decisión fue madurando con el tiempo. El alcoholismo está muy presente en mi familia, por lo que empecé a beber muy joven, a los 15 años. Para mí era normal beber todos los fines de semana, y luego pasé a hacerlo todos los días.

"El alcoholismo está muy presente en mi familia, por lo que empecé a beber muy joven, a los 15 años"

¿Te considerabas un alcohólico?
Supongo que sí, aunque no estaba preparado para admitirlo. Ahora sí, pero me siento raro al decirlo. Solo sé que no puedo beber. Me da miedo volver a caer en el mismo ciclo si lo hago.

No me gustaba en lo que me había convertido ni lo que el alcohol le estaba haciendo a mi cuerpo. Ya había intentado dejarlo dos años antes, el día después de una boda en la que me bebí todo lo que se me puso por delante y me pasé 24 horas vomitando, pero solo conseguí estar sobrio un mes. Después volví a beber incluso más que antes. Llegué a beberme doce latas de cerveza cada noche, y cuando mi mujer llegaba a casa me bebía una o dos copas de vino con ella. A la mañana siguiente, de camino al trabajo, siempre estaba hecho una mierda.

Al final me puse una fecha totalmente al azar: el 23 de marzo, tres días después del cumpleaños de mi hijo. Sabía que habría un ambiente muy festivo ese día. Y eso fue todo. Ese día dejé la bebida.


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En Reddit decías que al principio sustituiste la bebida por comida y te atiborrabas de todo lo que te apeteciera. La verdad es que no suena nada mal.
Me aficioné a los dulces, desde luego. Mi cuerpo me pedía azúcar. Me zampaba bolsas enteras de caramelos, gominolas y cualquier chuchería del estilo. También bebía muchos refrescos para sustituir las calorías que ingería con la cerveza. Estuve un mes así.

Y entonces empezaste a correr, ¿no?
Yo bebía para lidiar con mis problemas de ansiedad, que no desaparecieron cuando dejé la bebida. Un día estaba cortando el césped cuando me entró un ataque de ansiedad y sentí la necesidad de ponerme a correr. No hice nada, pero al día siguiente volví a sentir ese impulso y esta vez salí a correr. Me puse las zapatillas, salí de casa y corrí un kilómetro y medio calle abajo y vuelta. No tenía ni idea de lo que acababa de hacer, pero sabía que me sentía bien cuando entré en casa, respirando con dificultad.

¿Se pensó tu mujer que te estaba dando algo?
Se reía porque yo no sabía que había que hacer un poco de enfriamiento al acabar de correr. No había hecho ejercicio en mi vida. Me dijo que saliera otra vez a caminar unos 15 minutos y eso me ayudó mucho, aunque seguía pensando que iba a echar hasta la primera papilla, del esfuerzo.

"Me aficioné a los dulces, desde luego. Mi cuerpo me pedía azúcar. Me zampaba bolsas enteras de caramelos, gominolas y cualquier chuchería del estilo"

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Hay gente que se refiere a las primeras semanas de abstención como la fase de la "nube rosa" porque sientes repentinos episodios de euforia. ¿A ti te pasó?
Totalmente. A lo mejor estaba en una tienda, haciendo cola en la caja, y de repente me abrumaba una tremenda sensación de felicidad. Me sentía tan feliz que me entraban ganas de llorar. Nunca había sentido algo así.

¿Te pusiste a cantar en plena cola?
[Risas] Creo que no, pero sí que es verdad que mientras conducía solté algún que otro "¡Yujuuu!".

Pasaste de correr una milla en 13 minutos a recorrer 5 en 25, y luego añadiste las pesas al combo. ¿Cuál es el logro deportivo del que te sientes más orgulloso?
Antes no era capaz de hacer abdominales, pero al final levantaba peso muerto, hacía sentadillas y pres de banca. No tardé mucho en marcar abdominales. Luego probé si podía hacer abdominales y cuando quise darme cuenta me hacía 60 seguidos. Es genial poder hacer los que me propongo.

Debes de estar volviendo locos a tus amigos con tu rollo saludable.
Sí, llevo así todo el año. Me da igual lo que piensen porque estoy superfeliz, pero estoy seguro de que el 90 por ciento de la gente con la que hablo está harta de mí. Es que estaba emocionado con todo lo que aprendía con este estilo de vida. La verdad es que no hablaba de otra cosa.

"A lo mejor estaba en una tienda, haciendo cola en la caja, y de repente me abrumaba una tremenda sensación de felicidad. Me sentía tan feliz que me entraban ganas de llorar"

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¿Te has puesto en plan predicador?
No, me da igual lo que hagan los demás. Mi mujer sigue bebiendo vino y nunca le he dicho que deje de hacerlo solo porque yo no puedo. Sería de idiotas.

¿Sigues siendo divertido, ahora que no bebes?
Eso espero [Risas].

Quizá se lo tendría que preguntar a tus amigos.
La semana pasada, precisamente, estuve con varios de mis mejores amigos. Hicimos un viaje al lago Tahoe y estaba un poco preocupado porque todos beben. Yo les hablé de mi nueva vida y no hubo problema. Creo que ahora soy incluso mejor porque no llego al extremo de estar totalmente borracho. Pasado ese punto ya no era nada divertido.

¿Cuál fue la peor borrachera que recuerdas?
La noche antes de mi boda pillé el pedal del siglo. Al día siguiente me desperté con un cuenco al lado en el que había sangre. Por lo visto intenté arrancar una papelera de cemento, se me resbalaron los dedos y me di con la cabeza en el suelo. Menuda vergüenza luego, viendo las fotos de la boda. Salía en todas con la cara hinchada y roja.

"En cuanto dejé de beber, era capaz de decir si alguien se había bebido una cerveza y pensaba, Dios mío, ¿así olía yo?"

¿Echas de menos la bebida?
Echo mucho de menos el sabor de la cerveza artesanal. Hay cervecerías muy buenas por esta zona. También echo de menos tomarme una copa de vino con un buen bistec. Eso me mata.

Es el pequeño precio que tienes que pagar para no levantarte los domingos por la mañana como un desecho humano.
Uy, sí. Es increíble. Puedo acostarme tarde y levantarme temprano y me encuentro genial. Mis hijos ya están en pie a las 6:30, y ahora puedo estar con ellos sin tener que estar aguantando las ganas de vomitar.

Has dicho que ahora ya no hueles a "mantel de bar cutre". ¿A qué hueles ahora?
¿A persona sobria? [Risas]. En cuanto dejé de beber, era capaz de decir si alguien se había bebido una cerveza y pensaba, Dios mío, ¿así olía yo? Creo que ahora huelo a detergente.