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Los cuervos pueden contagiar emociones negativas a sus amigos, según estudio

Los cuervos son conocidos por sus avanzadas habilidades cognitivas, y muchas veces los presentan como espíritus inteligentes en los mitos interculturales y el folclore.
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Louise, un cuervo en la Estación de Investigación Haidlhof en Austria. Imagen: Jessie E.C. Adriaense

Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos.

Según un estudio publicado el lunes en Proceedings of the National Academy of Sciences, los cuervos se deprimen si ven a un amigo que está de mal humor.

La tendencia a adoptar sentimientos expresados por otros se conoce como "contagio emocional" y, si bien es familiar para los humanos, no se comprende tan bien en otros animales sociales. Según el estudio, dirigido por Jessie Adriaense, estudiante en la Universidad de Viena, el análisis del fenómeno entre especies podría visibilizar la evolución de habilidades importantes como la empatía.

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"El contagio emocional –que se refiere a la sincronización emocional entre individuos– es un mecanismo poderoso para compartir información y, como consecuencia, una mayor defensa contra los depredadores, además de facilitar la vida en grupo", escribieron Adriaense y sus colegas en la revista.



Los cuervos son conocidos por sus avanzadas habilidades cognitivas, y muchas veces los presentan como espíritus inteligentes en los mitos interculturales y el folclore. Pero además de inspirar admiración por parte de los humanos, el nuevo estudio revela que los cuervos están claramente en sintonía con los sentimientos de los demás, especialmente cuando están molestos.

"Nuestros hallazgos sugieren un contagio emocional negativo en los cuervos y, a su vez, son un avance en nuestra comprensión de la evolución de la empatía", dijeron los autores.

Para determinar si los cuervos se veían afectados emocionalmente por los sentimientos de sus amigos, el equipo de Adriaense ideó un experimento de múltiples etapas.

Primero, ocho cuervos, tres hembras y cinco machos, convivieron durante tres meses en la Estación de Investigación Haidlhof, ubicada a 40 kilómetros al sur de Viena. Luego, los investigadores pasaron tres días entrenando a los cuervos para distinguir entre dos cajas de madera, una que contenía un premio de queso y otra que estaba vacía.

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Un cuervo llamado Joey picoteando en una caja positiva durante el estudio. Imagen: Jessie E.C. Adriaense

Luego, introdujeron una tercera caja misteriosa después de las pruebas de entrenamiento para tener una idea sobre cómo responderían los cuervos a un objeto ambiguo. Observaron una reacción optimista en las aves que picoteaban la caja, mientras que otros expresaron pesimismo mediante un "comportamiento redirigido", como patear o cavar, que son conductas que pueden indicar frustración, dijeron los autores.

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Después de estas pruebas, pusieron a los cuervos en parejas, uno era designado como el "demostrador" y otro como el "observador". Se les presentaron dos opciones de alimentos: zanahorias, que no les gustan a los cuervos, y alimento para perro, que si les gusta. Los cuervos observadores estaban ubicados en un compartimiento adyacente que les permitía ver al demostrador, pero no las opciones de comida.

El equipo de Adriaense luego realizó una serie de pruebas que involucraban quitarles una de las opciones de alimentos. La idea era evaluar cómo los cuervos demostradores respondían a la pérdida de su alimento preferido, en comparación con quitarles la comida menos favorable.

Cuando la comida para perros permaneció a la vista, los demostradores expresaron afectaciones más positivas, como acercarse a la comida con interés y examinarla de cerca. Sin embargo, al quitarles la comida para perro, era más probable que los cuervos expresaran conductas negativas como desinterés, rascarse y patear.

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Cuervo demostrador y observador durante el experimento. Imagen: Jessie E.C. Adriaense

Para la última fase del experimento, los observadores fueron colocados en un compartimento separado y se les presentó una caja misteriosa. Los cuervos que habían visto las respuestas negativas de sus compañeros mostraron menos interés en la oferta en comparación con las pruebas originales. En contraste, los cuervos que observaron un resultado positivo en los demostrantes no mostraron mucho cambio con respecto a las pruebas anteriores.

Los resultados no solo revelan que los cuervos pueden experimentar un contagio emocional, de acuerdo con los autores, sino que los sentimientos negativos se contagian más fácil que la buena vibra.

"Las emociones negativas pueden ser más fáciles de inducir experimentalmente que las emociones positivas, y pueden ser más sobresalientes en su expresión que las emociones positivas", explicaron los autores en el artículo. "Además, los animales (así como los humanos) ponen más atención a la información negativa que a la positiva en su entorno".