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Leicester City

Claudio Ranieri, el personaje sorpresa del Leicester City

De alguna manera, el entrenador menos esperado termine llevándose el título a casa.
TIM KEETON/EPA

Hemos llegado al punto de la campaña de la Premier League donde la carrera del Leicester City por el título ya no parece desafiar toda lógica.

Esto debió ser más que obvio previo a la paliza de 3-1 a manos de los líderes de la liga en contra del segundo lugar, Manchester City, en el Etihad el pasado sábado. Aparte de las ofensas racistas, no hay nada malo con Jamie Vardy, el goleador del torneo, y su ritmo y precisión siguen a tope. Ver a Riyad Mahrez quitarse a Nicolás Otamendi, un defensa de clase mundial, con tanta facilidad confirma el porqué de la insistencia de los mismos grandes clubes que le pisan los talones al Leicester por ficharlo este verano.

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Aún así, un club como el Leicester nunca ha ganado la Premier League desde su fundación en 1992, y la gente sigue un tanto escéptica de que un candidato que en la pretemporada estaba en zona de descenso pueda derrotar equipos europeos poderosos como la ha venido haciendo. Un victoria frente al Arsenal en el Etihad este domingo podría empezar a convencer a las personas de que el Leicester puede ganar el campeonato.

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Esto, a su vez, requerirá de la recapacitación del hombre que encabeza la carrera por el título.

No se confundan: el resultado más extraño de todos sería que Claudio Ranieri, santo patrón de la competencia, condujera la carrera más espectacular por el campeonato de la EPL en toda la historia. Ranieri es el tipo de hombre que los clubes contratan cuando sienten que las cosas se les vienen encima por la desesperación, es solo que los arreglos del hombre de 64 años nunca han involucrado derrumbar paredes y convertir chozas en mansiones. No hay cambios de plantel o tácticas revolucionarias siempre que acude al llamado de un club.

Ranieri hace todo lo contrario, es ordenado y pule las cosas. Cuando Rafa Benítez dejó al Valencia par irse a Liverpool en 2004, Ranieri aceptó el desafío y ganó la Supercopa de la UEFA. Cuando el Parma se encontraba cerca del descenso en 2007, Ranieri los llevó a lo alto de la tabla y fuera de todo peligro. Poco tiempo después, aseguró un lugar en 2007 en la Champions League con la Juventus en su primera temporada de regreso en la Serie A después de descender por el escándalo de los partidos arreglados.

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Ranieri ayudó a la Juventus a calificar a la Champions League poco después de su regreso a la Serie A. Foto por MARCO GIGLIO/EPA

Claudio Ranieri fue el entrenador que estuvo a nada de coronarse en la Serie A con la Roma en 2010; lo hizo en sustitución de Luciano Spalletti, quien ni siquiera pudo hacer que el equipo diera buenos pases en la defensa. Ranieri se superó en 2012 ganando el campeonato Ligue 2 con el Mónaco y quedando en segundo lugar el año siguiente en la League 1. Es el Lobo Winston del futbol, menos el bigote y con una barriga un poco más grande.

El problema es que sus soluciones nunca cuajan por completo. El Valencia se fue al hoyo poco después de la Supercopa. La Roma regaló la liga con cuatro partidos por disputar. La Juventus y el Mónaco volvieron a las mismas tan rápido como ascendieron. El dominio del Chelsea en Inglaterra sólo comenzó a dar frutos cuando Ranieri fue reemplazado por Mourinho; años más tarde, Ranieri fue uno de muchos que fracasaron dirigiendo al Inter de Milán, ganador de la Champions League, después de la salida de "The Special One". Existe una buen razón del porqué el Leicester es el club número 16 de Ranieri en 29 temporadas como entrenador.

Y aunque las declaraciones de Gary Lineker por la incorporación de Ranieri al Leicester por ser un nombre "que sigue alimentando el carrusel de entrenadores" ahora nos dan un poco de risa, no son del todo equivocadas.

La misma discordancia cognitiva que impide que muchos se crean los resultados del Leicester también tiene que ver con la manera en que Ranieri es percibido. Tiene que hacer algo diferente, opinan, y así es como da inicio la avalancha de los expertos. En lugar de conformarse en la era del 4-5-1 o 4-3-3, Ranieri es el iconoclasta que imprimió a su club el supuestamente obsoleto 4-4-2.

Después de años de lidiar en demasía con su propio bien, a lo mejor Ranieri vio el ocaso de su carrera aproximarse y decidió cambiar de ruta. O no. Si hay algo de magia en esto, no es más que una segunda oportunidad para un entrenador en las últimas renacido como un erudito, quien cuenta con tiempo suficiente para terminar el trabajo.

Y si esto fuera todo, entonces está bien, porque de verdad es más divertido si Ranieri no ha cambiado y esto es solo una espectacular ilusión. Los deportes llegan a su punto más alto cuando desafían cualquier explicación. Todavía quedan tres meses en la campaña, lo suficiente para que el Leicester se desinfle y regrese a las andadas de la misma forma que la Roma de Ranieri lo hizo hace seis años. Pero mientras que la Roma es un equipo tradicional en Italia, el Leicester es un club que sube y baja y que se conforma con quedarse en primera cada temporada. Como sea que esto termine, lo que vale es disfrutar del proceso. Lo mismo aplica para el capitán del barco.

Probablemente es muy tarde para que Claudio Ranieri sea considerado más que un entrenador que le gusta experimentar. Nos ha mostrado demasiadas deficiencias en muchos lugares como para que un campeonato nos haga cambiar de parecer. Sin embargo, por ahora es algo más. ¿Quién se atrevería a decir que sería un acto de magia si todos los vemos suceder?