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entre el ridículo y la risa

Las ideas más idiotas de las artes marciales

Técnicas imposibles de realizar, ataques sin sentido alguno y KOs sin siquiera tocar al oponente: aquí tienes algunas de las ideas más absurdas que hemos encontrado en las artes marciales.

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Mira: llevo muchos años estudiando el mundo de las artes marciales. Creo que no sorprenderé a nadie a estas alturas si aseguro que la comunidad de las artes marciales tradicionales (TMA, de sus siglas en inglés) es cuando menos un grupo… curioso.

Aparentemente, todos están dispuestos a afirmar con toda seguridad que los demás lo hacen mal: ya se porque no cultivan bien el qi, porque fallan al usar una técnica de forma efectiva o porque no sacan sus enseñanzas de una fuente adecuada, siempre hay algo que criticar.

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Más lucha: Los mayores charlatanes de las artes marciales

Precisamente por ese ansia de pureza sorprende encontrar a algún gandarrio que empieza a hacer las cosas más locas que te imagines… así que he decidido reunir una selección de los episodios más increíbles que he encontrado en los últimos años. Son solo una pequeña porción, pero las risas no faltarán: siéntate en el sofá y coge unas palomitas, que valdrá la pena.

El kárate de los años 70 era lo mejor

A lo largo de los años he tenido la fortuna de acumular una considerable biblioteca de libros, algunos buenos, otros malos, y otros directamente hilarantes. Prácticamente todas las artes marciales comenzaron como un método para ganar combates, o al menos para protegerse a uno mismo: al principio se generaron las formas, que solían tener un objetivo muy claro y determinado, pero al cabo de un par de generaciones todas las técnicas se empezaron a desligar de su razón de ser original.

Cuando el arte marcial prioriza la forma de sus fundamentos sobre su función —que, al fin y al cabo, es la razón de su existencia—, las cosas se ponen muy locas. Si se empieza a malinterpretar los porqués de cada técnica, los resultados suelen ser lamentables, directamente.

Pongo un ejemplo: el japonés Masatoshi Nakayama escribió varios ensayos sobre defensa personal con el estudioso estadounidense de las artes marciales Donn Draeger, pero no acertaron ni una: el resultado fue pura basura. Por alguna razón, prácticamente todos los karatekas tradicionalistas que han escrito sobre defensa personal han tenido el mismo problema.

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Mi ejemplo favorito es el libro Kárate: defensa y ataque, de Keinosuke Enoeda y John Chisholm. Un día, abriéndolo por una página al azar, me encontré con las imágenes que incluyo a continuación. Se trata, según los autores, de un sistema perfecto para escapar del agarre más peligroso de todos, el Nelson completo.

En la primera foto vemos un agarre Nelson completo y después los pasos para evitarlo: primero, dar un pisotón; segundo, agarrar los genitales al rival. Pasé la página y ya no había nada. Ese es el escape para el Nelson completo. No queda claro qué hacer si el contrincante es una mujer, pero en fin.

El problema es que el agarre Nelson completo existe precisamente para que no puedas mover los brazos, pero bueno, en fin.

Más cosas divertidas. ¿Ha entrado alguien en tu salón para robarte y te está apuntando con una pistola? No te preocupes: siempre te puedes convertir en el James Bond más cutre de Sean Connery, darle una patada ascendente a la pistola y mandarla deslizándose hasta el otro lado de la habitación.

Luego, más tranquilamente, ya puedes ponerte a pelear por ella.

Totalmente creíble.

Pero las cosas pueden ser aún mejores

Llegas a casa un día en que no hay nadie. Notas que hay un extraño silencio, sospechoso: algo raro ocurre. Mientras te acercas a la puerta principal, tu sentido arácnido te avisa de que detrás del muro hay un intruso maligno que, como en el caso anterior, también lleva una pistola.

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Te deberías plantear si vives en un país seguro cuando tu casa está llena de tipos con armas de fuego, pero bueno, eso es otro rollo.

Sea como fuere, sin necesidad de ver al rival —tienes sentido arácnido, no te olvides— te pegas a la pared, te arremangas el pantalón para tener más libertad de movimiento, y… ¡ZASCA!

Tu patada ura-mawashigeri de gancho tumba a tu asaltante. Eso servirá de lección a quien se atreva a acercarse a tu kely. Los autores del libro, por cierto, agregan que deberías posicionarte para que al patear puedas asomarte por la esquina.

¿Te agarran? Tú sacude de todos modos

Aquí tenemos una (supuesta) buena defensa contra el agarre de muñeca que he sacado de un libro de Eric Dominy titulado sencillamente Kárate. El autor sugiere que movamos el brazo hacia afuera y abajo, haciendo girar la muñeca de su oponente, obligándole a inclinarse… y, en consecuencia, a quedar expuesto a la rodilla.

¿Te parece funcional? Inténtalo con un amigo/a a ver qué tal.

Suele pasar que, cuando alguien te agarra, la intención es precisamente evitar que te muevas. A menos que tu rival sea profundamente imbécil o sea un niño de tres años, no le costará demasiado aguantar la posición inicial: tú te harás daño y quedarás aún más expuesto a sus golpes.

Una técnica estratosférica. Estratosféricamente inútil, claro.

Dillman, obligatorio

Ningún artículo sobre burradas en las artes marciales estaría completo sin un vistazo al kyusho-jitsu, las peleas por puntos de presión. Personalmente creo en los llamados "puntos vitales": si te golpean en el plexo solar, el esternón, la mandíbula o los huesos orbitales, está claro que te hacen bastante más pupa que si te golpean en la pierna. Esa es la razón por la cual la mayor parte de artes marciales originariamente enfocaban sus golpes a estas partes.

Sin embargo, cuando empiezas a decir que lo único que hace falta es tocar ligeramente tres o cuatro puntos vitales para noquear a un agresor de cualquier tamaño… bueno, pues es estúpido.

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El rey de estas locuras es el estadounidense George Dillman. Debo confesar que probablemente he gastado más dinero en los libros de Dillman de lo que debería cualquier escéptico, pero si veo uno en la librería, tengo que comprarlo: como comedia son oro, y si tienes que viajar en avión ayudan mucho a pasar rápido el trayecto.

Dillman ha caído en picado en la espiral de locura en los últimos años. El estadounidense ha asegurado que domina el arte del toate, séase, el nocaut sin contacto. Según él, sus no-golpes explotanlos meridianos del chi, o afectan el yin y yang de alguien, o alguna burrada sin demasiado sentido: yo digo que como mucho es un farsante, dado que curiosamente sus técnicas solo funcionan contra… bueno, sus estudiantes favoritos.

Hay que reconocerle, sin embargo, que el tío aceptó que National Geographic le desmontara todas las teorías con un documental que incluyo bajo estas líneas. Al menos fue bastante deportivo en esto.

Todas las técnicas que he incluido aquí solo son una pequeñísima parte de las burradas que he ido recogiendo en los últimos años en el mundo de las artes marciales tradicionales. Compilar todo lo que nos han contado que no se creería ni un niño de cinco años requeriría un libro… o una enciclopedia entera.

Quién sabe, puede que algún día me anime a hacerla: al menos nos echaremos todos unas buenas risas.

Sigue al autor en Twitter: @JackSlackMMA