Identidad

Político salvadoreño abiertamente gay no puede hacer campaña en las calles

En un país altamente homofóbico, el primer candidato homosexual que aspira a ser diputado de El Salvador se ve obligado a hacer campaña de noche en discotecas gay. Ha sido bloqueado por empresas publicitarias y cuando visita el terreno le tiran agua bendi
Político salvadoreño Erick Iván Ortiz
Erick Iván  conversa con dos mujeres trans durante su campaña en un bar LGBT de San Salvador. Foto: Carlos Barrera

Artículo producido originalmente por VWN

San Salvador. – Erick Iván sostiene un cigarro encendido en sus labios mientras hace malabares para no botar su trago de vodka y al mismo tiempo hurgar en su cangurera en busca de stickers y un pin con su rostro para regalar. Es de noche en San Salvador y las mesas de esta discoteca gay vibran al ritmo del reggaetón. Pero Erick Iván no anda de fiesta, hace campaña política. Erick Iván Ortiz es el primer hombre abiertamente gay que intenta ser diputado de la Asamblea Legislativa en El Salvador, un país tan homofóbico que no le permite hacer campaña de día en las calles y por eso la hace de noche en discotecas gay.

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El próximo 28 de febrero serán las elecciones municipales y legislativas en El Salvador, y este candidato no tiene un panorama positivo. Según la más reciente encuesta de opinión pública de la Universidad Francisco Gavidia, el 82,5 por ciento de la población salvadoreña está en contra del matrimonio igualitario, una de las principales apuestas de Ortiz. Pero toda esa adversidad, dice él, no lo detiene. “Yo siempre he utilizado el ataque como una plataforma. Cuando han pensado que me han construido el muro para detenerme, en realidad lo que han hecho es una grada para que yo siga subiendo”, dice.

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Erick Iván durante su campaña electoral en una discoteca LGBT de San Salvador. Foto: Carlos Barrera

Con diez años como activista pro LGTBI en El Salvador, Ortiz ya conoce bien los ataques por su orientación sexual. Y también conoce cómo estos se mezclan con la política. En 2017, cuando recién se separó del partido político ultraconservador y de derecha del que era parte, ARENA, recibió ataques. “Sacaron videos míos de cuando estudiaba en la universidad en los que yo salgo con falda porque estoy haciendo una dramatización y decían ‘este no sabe si es hombre o es mujer’ y que mis argumentos no importaban porque una persona que no sabe si es hombre o mujer no puede argumentar”.

Ortiz asegura que después de años como activista y hombre abiertamente gay ha aprendido a usar las adversidades a su favor. Por eso no le molesta que le digan “culero”. Y “culero” es la peor palabra con la que se puede ofender a un hombre gay en El Salvador. De hecho, Ortiz ha usado esa palabra como base para su eslogan de campaña política: “Peguemos el primer curulerazo”. “Meter un culero en la Asamblea Legislativa, sería un primer gran gol para el conservadurismo en El Salvador”, dice.

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Erick Iván es candidato a diputado por San Salvador con el partido Nuestro tiempo de El Salvador. Foto: Carlos Barrera

Esta campaña ha sido rechazada por las empresas publicitarias y eso ha impedido que Ortiz muestre su eslogan. El único mensaje que le han permitido las grandes empresas de vallas es “Llenemos de orgullo la curul”. El argumento que las empresas le dieron para rechazarlo, dice Ortiz, es que las normas legales de la publicidad en El Salvador no permiten publicitar “mensajes que dañen la moral”. “Pero es un argumento hipócrita porque hay mucha publicidad que usa imágenes de mujeres semidesnudas”, reclama. 

“Mi campaña es una metáfora que busca honrar nuestra historia como personas LGTBI y apropiarse de la palabra que los heterosexuales usan para nombrarnos: ‘culeros’. Entonces, si ya sé que por aspirar a una curul lo peor que me pueden decir es ‘culero’, mejor asumo esa palabra”, dice Ortiz. A esa palabra, el candidato le ha sumado otra que ha servido para nombrar hitos históricos del fútbol. “En la historia existe el Maracanazo (16 de julio de 1950, Uruguay ganó a Brasil por 2-1 en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro), Brasil perdiendo en casa; luego el Aztecazo (16 de junio de 2001, Costa Rica gana a México 2-1 en el Estadio Azteca), México perdiendo en casa. Y si nos vamos al contexto político: el Cordovazo, en Argentina (mayo de 1969). Entonces, yo asumo que estoy en la cancha de la heteronormatividad, del conservadurismo, donde son ellos quienes han definido las reglas, los árbitros, los jugadores, la cancha y demás. Y si esta vez se trata de un culero que llegue a la Asamblea Legislativa, pues llamémoslo ‘Curulerazo’”, dice Ortiz.

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En la discoteca muchos le dan su apoyo a Erick Iván, él es el único en representar a las personas LGBT en las elecciones para diputados del 2021 en El Salvador. Foto: Carlos Barrera

Pero los ataques no han sido solo palabras, también son hechos. Ortiz cuenta que recientemente intentó hacer campaña en una comunidad, y al ingresar al terreno, un hombre mayor intentó tirarle agua bendita. Otras veces le han gritado insultos o le han impedido entrar a las casas cuando ven la bandera gay que adorna la cangurera que lo acompaña a todos lados. Por eso, las únicas veces que visita el territorio lo hace acompañado de los colegas de su partido político “Nuestro Tiempo”, un partido nuevo que nació de un grupo de disidentes del partido de derecha, ARENA. Y para ir, Ortiz debe seguir protocolos de seguridad como no avisar en sus redes sociales en qué lugar estará y retirarse antes que los demás del lugar.

Por eso decidió hacer su campaña en discotecas gay, lugares a los que llama “los únicos espacios seguros”. “Estos son los espacios en los que yo también puedo encontrar a la población receptiva a mi campaña. En cambio, en las calles, donde impera la cultura homofóbica, aunque yo encuentre a alguien que es gay de clóset, es posible que ni siquiera me reciba. Históricamente, las discotecas gay han servido a la población LGTBI como lugares seguros para muchas gestas. La gente puede pensar “Ah, como son libertinos van a discotecas y se reúnen a chupar (tomar)”, pero lo cierto es que es el único espacio seguro que tenemos”, dice.

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Erick Iván realiza su campaña en discotecas gay de San Salvador. El candidato es el único que representa a las personas LGBT como candidato a diputado. Foto: Carlos Barrera

En sus propuestas, además de una ley contra la discriminación, Ortiz dice llevar una ley que legalice el cultivo y consumo de la marihuana, una ley de identidad que permita a miembros de la comunidad LGTBI cambiarse el nombre según su orientación sexual y una ley contra la discriminación que no solo incluye a su población sino a comunidades indígenas, entre otras.

En las discotecas gay que visita, Ortiz no tiene un podio o un espacio con micrófono para dar un discurso; más bien se pasea de mesa en mesa, de grupo en grupo y va, con su trago y su cigarro en mano, exponiendo su propuesta política a amigos y a desconocidos, repartiendo stickers con su lema “Peguemos el primer curulerazo” y un pin con su rostro. 

Su mensaje es bien recibido por muchos, aunque no a todos les convence el uso de la palabra “culero”. Por ejemplo, dos hombres gay que estaban en la disco aceptaron hablar con Vice con la condición de cambiar sus nombres, dicen estar totalmente en contra. Paola Jimena y Samanta les parece “una ofensa que a Erick no le ha tocado vivir y no sabe lo duro que es porque él siempre ha vivido en el privilegio”, dicen, refiriéndose a que Ortiz es clase media.

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Erick Iván durante un evento del partido Nuestro Tiempo en un hotel de San Salvador, El Salvador. Foto: Carlos Barrera

Ortiz lo ve diferente. “En este país creemos que ser culero es sinónimo de debilidad, de cobardía, pero en realidad en este país hacen falta grandes curuleradas. Porque proponer una ley especial contra la discriminación es una gran curulerada y nadie ha tenido los huevos de hacerlo. Proponer una ley de identidad, lo mismo, nadie ha tenido valor de hacerlo. O sea que ser culero en realidad es tener valor. Porque ser gay en una sociedad violenta, machista y homofóbica como es la salvadoreña, requiere valor. No somos personas que tenemos miedo”, dice Ortiz.

Son casi las 2:00 am y en la discoteca “Living” el ambiente se calentó. Sobre la barra dos hombres bailan en ropa interior. En la pista, las parejas se besan y bailan. Erick Iván Ortiz ha hecho un pequeño espacio y, rodeado de cinco hombres más, baila ligeramente mientras expone sus propuestas sin soltar su trago. Cuando el fotógrafo y el reportero nos retiramos de la disco, la gente grita mientras suena el intro de la canción “Amor prohibido” de la cantante mexicana “Selena”.