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Cultură

¿Por qué las chicas mienten sobre el número de chicos con los que se han acostado?

¿Todavía seguimos con eso del Don Juan contra la chica fácil? Sí.

En general, trato de no responder dos preguntas: la primera es cuántas prácticas hice para sacarme el carné de conducir y la segunda es con cuántos tíos me he acostado. En lo que respecta a mi licencia de conducir, me avergüenza reconocer que soy de aprendizaje lento. Y en lo que respecta a los hombres, la verdad, no llevo bien la cuenta.

Antes de nada, creo que todos estamos de acuerdo en que hacer una lista no tiene sentido. Limitar a mis exparejas a un nombre en una lista entre otros nombres sería traicionarlos. Merecen páginas y páginas con sus nombres en fuente tamaño 42 para hacerle justicia al lugar que ocuparon en mi vida. ¿Y qué hago con los errores que preferiría olvidar? ¿Y qué hay de Alessandro? Era el hermano mayor de mi amiga por correspondencia italiana en secundaria. Era una maravilla de la naturaleza, con ojos azules como el mar. Nos dimos un beso francés en Sicilia tras un paseo en su scooter por la costa. Imaginaos mi nivel de felicidad a los 15 años. No hubo sexo con él pero nunca lo voy a olvidar. En cualquier caso, él no cuenta. Incluso aunque tuviera una vaga idea de esa cifra, siempre suelo reducirla cuando me preguntan y trato de cambiar el tema de conversación inmediatamente.

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Por lo tanto, creo que es una cuestión importante porque sé que no soy la única. Según el IFOP (Instituto Francés de Opinión Pública), de promedio, los franceses afirman haber tenido 9,9 parejas sexuales (13,1 para los hombres y 6,9 para las mujeres). Los resultados varían dependiendo de la clase social y de la edad de los encuestados. Los jóvenes urbanos como vosotros estáis muy por encima de la media. En todo caso, hay algo que no varía: los hombres dicen tener más parejas sexuales que las mujeres.

¿Por qué? Porque todos mienten.

"Esta diferencia se debe a que las mujeres tienden a disminuir el número de parejas sexuales. Por el contrario, los hombres tienden a aumentarlo", señaló François Kraus, del IFOP. Él lo sabe todo sobre la sexualidad de los franceses, es su trabajo. ¿Por qué mentimos? No soy el Julian Assange del sexo y no pienso obligar a todas las mujeres a publicar la lista de sus amantes en un estado de Facebook mañana por la mañana. Estoy a favor de la vida privada, de los secretos y del misterio. Aun así me pregunto a qué le tenemos miedo. "Aunque las cosas ya han cambiado, hoy en día, en todas las clases sociales, todavía existe la creencia de que un hombre con muchas parejas sexuales vale más que una mujer", respondió Kraus.

¿Todavía seguimos con eso del Don Juan contra la chica fácil? Sí.

O hasta peor, creo. Como mujer, siempre sales mal parada. Si no te acuestas con nadie, eres una frígida; si solo te acuestas con tu novio, anticuada; y si te acuestas con varios, eres una zorra. Mina, una de las chicas con las que hablé, me dijo que "solo había tenido ocho parejas sexuales" y que se avergonzaba de ello. "Me muero por ser epicúrea, por divertirme, por sentirme liberada". Emma prefiere no llevar la cuenta. Tiene unos grandes ojos verdes y hermosos, como los de Alessandro. Hablamos en mi sofá amarillo mientras ella remueve su té de caramelo. "Pon 20, si quieres, aunque sería mentira". Se niega a contarlos. Dice que le da miedo que sus amigos la juzguen. La creo, pero siento que hay algo más.

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Por eso insisto. "En serio, si los cuento, el número va a ser muy alto y me va a dar miedo. Tal vez suene estúpido lo que voy a decir pero antes creía que cuando terminara mis estudios, iba a pasar el resto de mi vida con el mismo hombre. Y pensar que me he acostado con 40 tipos, aunque casi todos fueron experiencias agradables, me pone triste". A mí también me entristece escuchar eso. ¿Acaso ella misma se está tachando de puta? ¿Debería decirle que está mal pensar de esa forma? Me imagino que en la cabeza de Emma sigue estando la niña que sueña con el príncipe azul y esta niña está triste.

Pero a Laura, la tercera chica con la que charlé, no le molesta decir con cuántos hombres se ha acostado. "Fácilmente llegarán a 20". Tiene 27 años, cabello rubio largo y es muy guapa. Cuando llega al café chic donde hemos quedado en vernos, todos la miran al pasar y ella ni se da cuenta. Después de estar muchos años con la misma persona, ahora está en la fase de "solo se vive una vez". Algo que no hace feliz a muchos. "Me di cuenta de que mis amigos no soportan oír a una mujer decir que es feliz y que se divierte saliendo con muchos hombres. Antes le contaba todo a mis amigos, pero siempre me dedicaban comentarios cortantes y me decían que pusiera orden en mi vida. Me decían "¿Y cuándo te piensas casar?" o "¿no deberías cuidar tu reputación?"

Me da mucha pena escuchar a Laura diciendo que no deberíamos expresar nuestra felicidad. Seguro que hay momentos en los que se siente muy sola. Mi teoría es que sus amigos están celosos. Así es el sexo. Es imposible sacarlo de contexto. En cuanto empiezas a hablar sobre tu vida sexual, los demás solo pueden pensar en la suya. En sus inseguridades, en sus dudas y en lo que les aportas. Cuando te dan un consejo, no hablan más que de ellos mismos. Pasamos toda la vida teniendo conversaciones en las que oímos a los otros sin escuchar lo que tienen que decir. Buscamos la aprobación de alguien, pero ese alguien no nos la puede dar porque está atrapado en sus miedos, como una pierna en unas medias de rejilla.

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En ese momento pensé: "¿No existe un interlocutor neutral con el que las mujeres pueden hablar en paz? ¿Qué tal su ginecólogo?" Según Emma, no precisamente: "Cuando tenía 17 años, mi ginecóloga me preguntó cuántas parejas había tenido. Respondí que cuatro y me fulminó con la mirada. Me dio un sermón al estilo '¿Cómo quieres que te respeten si no te haces respetar?'"

Mi novio está seguro de que mi vagina está dañada por la cantidad de tíos con los que me he acostado

Por eso hablé con mi ginecóloga. Tiene nombre de flor y un rostro maternal que hace que confíes en ella. A pesar de todo, la primera vez que fui por mi receta para la píldora tampoco a ella le dije la verdad sobre con cuántos tíos había follado. "Es una lástima", respondió. "Las mujeres que inician su vida sexual a una edad temprana o tienen muchas parejas sexuales tienen más probabilidad de contraer el HPV y nosotros podríamos informar a la paciente si lo supiéramos", explicó con mirada triste. "Nuestros pacientes no deberían tener miedo de decirnos la verdad", añadió.

Casi me hizo sentir mal por haberle mentido. Indecisa entre complacerla y luchar por la libertad de expresión, decidí responderle. Le dije que era complicado y que yo siempre tenía el dilema entre ser libre sin dejar de ser propia y ser asertiva sin excederme. "A mí no me gusta juzgar…", dijo.

Si hay algo que sé es que cuando una persona empieza una oración con la expresión "A mí no me gusta juzgar", significa que va a hacer todo lo contrario. Esa persona solo quiere lavarse las manos por los comentarios crueles que planea hacer, como si unas cuantas gotas de gel antibacteriano pudieran limpiar su veneno. "A mí no me gusta juzgar", continuó, "pero he visto a muchas jóvenes como tú. A los 27 o 28 quieren ir de fiesta y ser libres pero después vienen llorando a que les hagan una inseminación in vitro y se preguntan por qué no abrieron los ojos antes. ¡La vida se va rápido!". Cogí mi tarjeta del seguro y me fui de inmediato.

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Fotografía de Javier Izquierdo

Todavía faltaba responder la gran pregunta. ¿Por qué mentimos a los hombres? Y sobre todo, ¿por qué mentimos a nuestros hombres?

No quería perder mi tiempo (ni el vuestro) interrogando a los tíos porque no me importa lo que piensan. Pero ellos se acercaron a mí. Antonio tiene 29 años de edad, su cabello castaño apunta a todas direcciones y es "director creativo". Lo conocí en una fiesta mientras tomábamos un vino rosado en vaso de plástico. Alguien le comentó el tema de mi próximo artículo. "Te voy a decir lo que pienso", decidió. Le gusta cuando las chicas no son "fáciles al principio". "Me gusta saber que la chica me está ofreciendo un privilegio porque acepta acostarse conmigo. Me otorga más valor. Si me doy cuenta de que es muy fácil y que ya se ha tirado a todos en la ciudad, me siento estúpido. Acostarme con ella no me da una buena imagen porque le abre las piernas a todo el mundo. No me hace sentir orgulloso. ¿Me explico?".

Por desgracia, existen muchos como Antonio. Valentina, por ejemplo, se topó con uno de esos. Estaba enamorada del amigo de uno de sus amigos. Un jueves por la noche, fue a una fiesta con su amigo y con el tipo que le gustaba. Todos estaban hablando sobre su vida. Durante la conversación, salió a flote que ella no es muy tímida. El tipo que le gustaba de inmediato perdió el interés por Valentina. Su excusa fue: "No sé si es una chica seria o si solo le gusta chuparla en las fiestas". Cuánta clase. Como si no pudiéramos ser las dos cosas al mismo tiempo.

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Pero claro, no todos los hombres son así. También tienen que lidiar con sus dudas, con la presión y con los códigos sociales que están fuera de su poder. Matilda llega radiante a nuestra reunión, más de media hora tarde. Está enamorada y se acaba de mudar con su novio. "Como te puedes imaginar, es un desastre", dijo. Lleva una sudadera grande con unos tigres. Le gusta disfrutar las cosas buenas de la vida. Le encanta el sexo casual, el sexo en general y cree que vivir con su novio es la única forma de "no engañarnos". "Hasta los tipos que al principio dicen que les encantan las mujeres libres, al final terminan reprochándotelo", explicó con tristeza.

Ella y su novio actual se quieren mucho, pero su novio no puede olvidar el tema. Quiere saber con cuántos hombres se ha acostado Matilda. Quiere el número real y ella se niega a decírselo. "Está seguro de que mi vagina está dañada por la cantidad de tíos con los que me he acostado. Tiene una convicción estúpida de la que no se puede desprender. Según él, cuantas más parejas sexuales tienen las mujeres, más se agranda su vagina. Mi novio no es idiota y no le gusta pensar así, pero no lo puede evitar". Matilda hace lo posible por calmarlo. "Es una idea muy arraigada en los hombres. Creen que tienes la vagina desgastada si te han penetrado muchos hombres. Pero cuando se trata de su pene, no creen que provoque ningún daño".

Otros se sienten presionados por la experiencia de la chica y tienen miedo de no poder complacerla. Bruno encontró la técnica perfecta para superar este miedo. Bruno es camarero y tiene unos tatuajes preciosos bajo la camiseta. Él se presiona a sí mismo. Cuando lo veo así, me cuesta trabajo creerlo. Está detrás la barra. Sus movimientos son ágiles. Sus manos son grandes y se mueve con agilidad. Es un profesional. Es el tipo de hombres que te pueden acorralar contra una pared de forma gentil y firme al mismo tiempo.

"No me da vergüenza decir que siempre me pongo nervioso con las chicas, sobre todo la primera vez. No me malinterpretes, me crié en el mismo mundo que tú. Siempre pienso '¿Y si no se me pone dura? ¿Y si no soy capaz de complacerla? ¿Y si soy malo en el sexo?'. Y es peor si la chica parece muy sexual o si me doy cuenta de que es muy buena en eso. Me pone y me da miedo al mismo tiempo. Por eso tengo una estrategia. Me he convertido en un profesional del sexo oral. En serio, soy muy meticuloso. Me quedo el tiempo que sea necesario. Les pregunto qué les gusta e insisto en que me guíen. La tensión desaparece cuando veo que están disfrutando, cuando empieza a retorcerse y a tirar de las sábanas, a gemir y a apretarme las manos con fuerza. En serio, en ese momento los demás tíos ya no importan. Pudo haberlo hecho con quien sea el día anterior, pero hoy yo me siento como el rey del mundo".

Este chico sí que lo entiende.

*Todos los nombres se han cambiado. Sigue a Judith en Twitter.