Los cambios son situaciones irrefutables y necesarias por las que todos los seres vivos pasamos varias veces en este tiempo prestado sobre la tierra. Transiciones. Y todas son para llegar a un nuevo lugar. ¿Mejor o peor? Quién sabe. Pensar que una persona estará estacionada en el mismo pensamiento, vistiéndose igual, teniendo las mismas costumbres, amigos y hasta comiendo los mismos alimentos es un sin sentido. Cada día que nos levantamos de la cama, cambiamos y tomamos direcciones distintas al día anterior, por más pequeñas que sean. Por eso es imposible exigirle a cualquiera ser la misma persona de antes.
Ximena Sariñana tiene 10 años haciendo música. “Algunas personas me dicen ‘ay, me encanta la Ximena de Mediocre‘. Y la verdad pueden escuchar ese disco o irlo a comprar. No hay problema. Pero siempre estoy evolucionando y queriendo hacer cosas nuevas”. Ximena hoy estrena “Qué tiene”, el primer sencillo de su nuevo disco. “Qué tiene” toma raíces del dancehall vía Jamaica y termina siendo un reggaetón. Estamos en el 2018, y es aceptable (para algunos necesario) experimentar y mezclarse con géneros nuevos.
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“Qué tiene” es la representación sonora del “me vale”. En cada estrofa de la canción Ximena canta que no le importa qué vayan o no a decir. “Que no se bailar o que no tengo flow, da igual”.
La canción está rica. Y tiene todo para convertirse en un virus radial. Para hablar un poco más del nuevo sencillo, fuimos a la suite de un hotel bien bonito, y nos sentamos a conversar con Ximena Sariñana sobre “Qué tiene”.
NOISEY: ¿Qué significa esta transición para ti? De hacer música totalmente distinta a sacar una canción como “Qué tiene”. ¿Cómo fue el proceso creativo para llegar a a esto?
Ximena Sariñana: Siempre he sido muy fan de los artistas que cambian, que cada disco parece un universo nuevo y no están con miedo a probar cosas nuevas. Y bueno, también soy fan de artistas que hacen “lo mismo” pero con distintas facetas; un ejemplo claro es Nick Cave. Él siempre será Nick Cave en cada disco así tenga unos discos más obscuros que otros: es lo que es. A mí siempre me ha gustado probar cosas nuevas, siento que es más divertido para mí y para los fans. Claro, es más arriesgado, y habrán algunos que digan “qué horror, a mí me gustaba más la Ximena de Mediocre.“
Claro, es que tienes un fan base que ya tiene una predisposición para esperar algo de ti. ¿Eso te importa?
No tanto la verdad. Porque al final la que termina saliendo a defender su música y carrera soy yo. Alguien como fan puede ir a la tienda de discos y comprar otro. Me gusta experimentar y explorar, y ahorita más que nunca. En este punto de mi carrera puedo decir ese rollo de “me vale o qué tiene”. Y creo que la gente siempre conecta porque uno lo hace con la mejor de las intenciones y como músico y compositor de querer explorar lo que está sucediendo en tu mundo interno y plasmarlo en una canción.
Precisamente eso fue lo que pensé al escuchar la canción. La está cantando una artista que le vale madres lo que le digan. Que está haciendo lo que le da la gana porque se siente bien y está haciendo esto por sí misma.
Totalmente. Y esa razón es una de las cuáles por las que mis fans me siguen. Creo que no hay artista con más colaboraciones diversas que yo. O bueno, sí: Jay de la Cueva, ja já. Ese güey trabaja más que yo ja já.
¿Definirías la canción como dancehall?
Tiene definitivamente mucha influencia de dancehall. Todo el disco. Dancehall, urbano, R&B, hip hop. Y sí, creo que es algo que me divierte mucho hacer con cada disco. Conocer géneros. Involucrarme con la gente que vive el género al cien me emociona mucho.
¿Te emociona sacar sencillos? En la época en la que estamos quizás un disco no sea igual de recibido que sencillos. Ya sabes: no tenemos ni tiempo pa ir a la panadería a comprar pan, mucho menos para oír un disco entero.
Bueno, pan sí, ja ja. Siempre hay que comprar pan. Tiene que haber tiempo, es muy importante el pan.
Es cierto.
Pues a lo mejor, es un reto para los artistas esto. Porque hay que pensar en una cantidad de contenido que a veces parece insostenible. Pero al mismo tiempo vemos el regreso a lo antiguo: los viniles, sentarnos realmente a escuchar la música. Es un reto como artista pensar en sencillos o discos. Yo crecí con discos conceptuales: pensar en el tracklist, qué canción me falta para que la obra en sí esté lista. Ese es el reto.
¿Tienes algún problema con que digan que “Qué tiene” es un reggaetón?
No. Ninguno la verdad. Habrá puristas que digan “no, esto es reggaetón, ¿qué onda que todo el mundo ahora quiere hacer reggaetón?”. Y yo pienso que todo depende de la finalidad de por qué haces las cosas. Yo lo hago porque quiero experimentar. Lo increíble del dancehall o el reggaetón o el hip hop es que se escriben casi siempre a partir de un beat o sobre una base de algo que ya existe. Y ese intercambio fue muy interesante, tanto para los chicos de Icon (con los que trabajé para esta canción) como para mí. Era como si dijeran: “¿Qué onda con este bicho raro [yo] que llega con una guitarra al estudio o un piano?”. De hecho en su estudio no había instrumentos, ja já. Y yo pensaba “¿cómo haces una armonía que sea interesante sin un sintetizador o guitarra?”. Pero bueno, te quedas con eso, lo ves como un reto positivo y piensas “órale, entenderé cómo funciona tu mundo [el de los productores] y ustedes entenderán cómo funciona el mío. Y ahí suceden cosas. Fue una experiencia padrísima, todos los involucrados: tanto Juan Pablo Vega (el otro productor) como los chicos de Icon estábamos enamoradísimos los unos de los otros.
Vuelvo a lo que dijiste de los puristas. Está el caso puntual (digo este porque es el que tiene más visibilidad y tiene una campaña en contra del reggeatón) de Aleks Syntek. Lleva casi dos años desprestigiando a este género y a todos los artistas que lo hacen o intentan hacerlo. Uno de sus argumentos es que los artistas se “venden” por presión de querer pegar. O también por cuestiones con sus disqueras. ¿Esto es real?
Pues a lo mejor para ciertas personas lo será. Yo creo que grandes artistas se llevan por las tendencias o hasta marcaban las tendencias. El mismo Bob Dylan pasó por esa época en donde cambió por las tendencias.
Claro. Se cambió a guitarra eléctrica.
¡Sí! Era todo el rollo de lo eléctrico. Creo que más que verlo como un “te vendes”, los músicos vamos más por un rollo de experimentar. ¿Qué pasa con mi voz si yo me junto con alguien a trabajar este tipo de música? Y creo que esto es básico para no quedarte estancado como músico y seguir aprendiendo. Cuando tienes esa percepción de querer probar cosas nuevas en otros géneros que normalmente no son los tuyos pueden suceder cosas muy cool.
En la canción dices: “¿Qué tiene si no tengo flow”? ¿Neta piensas que no tienes flow? Ja já.
Ja já. Es que el flow es una cosa muy cabrona. O sea, sí, ja já. Habiendo trabajado con gente que vive el flow y son el flow. Hay güeyes que tienen demasiado, desde cómo se visten hasta cómo vibran, caminan, sienten, hablan. Cómo escriben, cómo typean en el teléfono: hay personas que son el flow. Yo tengo un sentido del humor muy auto destructivo, y esto fue más algo como hacerle honor a eso: “No puedo rapear, no tengo flow”. Decir: “Sí, a lo mejor no bailo bien, no tengo flow, pero da igual”.
¿Crees que para llegar a la cantidad de gente posible hay que hacer reggaetón?
Yo no creo. Hay músicos que están haciendo cosas que no tienen nada que ver con el reggaetón, dancehall o hip hop. Mon Laferte es un caso perfecto. Ella está haciendo lo que quiere sin necesidad de usar el ritmo del reggaetón para que la gente la escuche. O Natalia Lafourcade. Hay varios. Son decisiones muy personales, decir “yo quiero, tengo ganas de adentrarme en este género. Pues vas. Hazlo”. Me encuentro en ese momento de mi carrera en el que quiero tomar decisiones arriesgadas. Como cuando quise cantar en inglés o hacer una colaboración con Miguel Bosé, una cumbia con Los Ángeles Azules. O adentrarse en cualquier cosa que tenga que ver con ritmos latinos que en el mundo cool antes era mal visto, como la música popular de las masas. Como si ser cool significara estar en un grupo súper elitista horrible. Al final todo ha sido para bien. Cuando me voy con lo que dice mi intuición me va bien. Cuando me propusieron cantar con Los Ángeles Azules dije “claro güey”, o cuando lo de Laura Pausini también. O sea, no manches, yo escuchaba a Laura Pausini cuando tenía 10 años, era mi sueño máximo.
Cuando eres fiel a lo que quieres hacer y no te importa lo que van a pensar o dirán los demás de ti todo sale bien. Ya a estas alturas del partido con diez años de carrera, pues ya no tengo que probarle a nadie que estoy aquí por algo. Entonces pues ya. Haz lo que quieras.
Escucha “Qué tiene”; el nuevo sencillo de Ximena Sariñana aquí abajo.
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