Hay un disturbio sucediendo. No necesitas que yo, o Yo la tengo te lo digan. Estos son tiempos oscuros, en nuestras mentes y en la calle. Volando entre los infinitos bancos de nubes día tras día, es fácil perder contacto con el piso. La confusión y la ansiedad son intrusos en la vida diaria y provocan que pierdas tu rumbo. Hay tiempos en los que se necesitan himnos, algo que impida que te desplomes y le pongan fuego a tus pies. Y también hay tiempos en los que lo indicado es un bálsamo, un sonido que te envuelva y ayude a deshacer los nudos de tu cuello.
Mientras haya un disturbio sucediendo, Yo la tengo te hará recordar cómo es soñar. Su sonido burbujea y fluye y se infla. Si los discos estuvieran dedicados a los elementos cardinales, éste sería agua. En él hay neblinas relucientes, murmullos espectrales, momentos de sonidos muy tenues seguidos de explosiones, flamencos fantasmales haciendo "shoo-bop shoo-bop”. Tú estás ahí. Y aun cuando tu mente no sea transparente, y no tenga dirección, palabras ni tiempo, puedes flotar, montar las olas de un océano más profundo que tus preocupaciones, más allá del sonido.
Para Yo la tengo es un performance de pintura en cámara lenta, y Georgia Hubley, Ira Kaplan y James McNew lo hicieron todo por sí mismos, en el estudio donde ensayan, sin un ingeniero externo, (John McEntire hizo la mezcla después). Nunca se juntaron para ensayar antes de la grabación, prendieron la grabadora y dejaron que sus sonidos se fusionaran. Las canciones se fueron armando entre periodos largos, a veces hasta un año entre una parte y otra. Nunca notarías esto, ya que las capas están entrelazadas con finura. Te imaginarías que las canciones fueron hechas de una sola pieza, ya que así es como entrarán en tu cabeza. Dos escuchadas bastarán para no resistirte a la atracción magnética de "Shades of Blue". "She may, She Might" se convertirá involuntariamente en lo primero que escuches al despertar y "Let's Do It Wrong" al irte a dormir.
Follow Alex Robert Ross on Twitter.En 1971, cuando Estados Unidos parecía estar a punto de volverse muy violento, Sly and the Family Stone (una de las bandas fundamentales para entender el nacimiento y desarrollo del funk), lanzaron There's a riot going on, un disco de energía inquietante y oscura. Ahora, bajo circunstancias similares, Yo la tengo ha producido una pieza con el mismo nombre, pero con una fuerza distinta, un álbum que propone una alternativa al enfado y la desesperanza. El primer disco desde su Fade del 2013, There's a riot going on es una expresión de libertad, sensatez, y crecimiento emocional, una declaración de humanidad liberadora.