Salud

Me da miedo volver a la vida que llevaba antes del confinamiento

El ritmo de vida que llevaba antes era frenético y no me apetece volver a eso. ¿Por qué?
Vincenzo Ligresti
Milan, IT
Man standing on a falling Jenga tower with coronavirus particles floating around.
Illustration: MATTEO DANG MINH.

Pregunta: quizá suene raro, pero me da verdadero pánico retomar la rutina que tenía antes de la pandemia. Nadie duda de que la nueva normalidad sea una mierda, pero me ha abierto los ojos en muchos aspectos. Mi rutina de antes era una locura, a veces sin razón alguna. Gracias a esta pausa, he podido darme cuenta.

No me gusta la idea de gastarme dinero en una cena con alguien que no me gusta, ni la de trabajar hasta las tantas para cumplir con una fecha de entrega que no tiene ningún sentido, ni siquiera volver a exponerme a las miradas y los juicios de valor de la gente. Pero también me preocupa que todas estas cosas superficiales cambien de forma radical y permanente.

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¿Es aceptable preocuparse por esto, o simplemente estoy buscando excusas para evitar enfrentarme a una realidad nueva que podría cambiar otra vez? Estoy desconcertado. No sé quién será o qué querré. Sigo pensando que debería ahorrar algo. Todo es tan incierto… ¿Se me pasará? Ayuda.

Laura Guaglio, psicóloga y psicoterapeuta especializada en la gestión y superación de traumas y eventos estresantes emocionalmente:

Al principio, la cuarentena fue muy dura para mucha gente. Nos sentíamos frustrados, enfadados, vacíos… Pero poco a poco fuimos encontrando una rutina nueva, más personal. Descubrimos nuevos ritmos que quizá no sean perfectos, pero nos resultan preferibles a los que teníamos antes. Porque no nos ha quedado otra. Al ser humano se le da bien adaptarse, incluso en situaciones adversas y con un coste emocional elevado.

Pero lo cierto es que esto no va a ser para siempre. No sabemos si la situación irá a mejor o a peor, pero una cosa está clara: no vamos a volver a la normalidad en un futuro cercano. La vida antes del coronavirus ya no va a volver. Por eso es totalmente normal que uno se replantee toda la vida y se sienta abrumado por las emociones y los sentimientos contradictorios. Ahora mismo, tus nuevas preocupaciones se mezclan con los problemas que ya tenías antes de la pandemia y al final todo puede ser muy estresante.



Haces bien en intentar establecer nuevas prioridades y analizar el pasado. Quizá perdiste tiempo con amistades que no te hacían feliz, con lo que es normal que ahora te plantees si quieres volverlas a ver. Si diste mucho más de lo que se te pedía en el trabajo por una cuestión de orgullo o reputación, lo lógico es que ahora te preguntes qué sentido tiene seguir haciéndolo. Esta pandemia podría ser una gran oportunidad para hacer balance de la situación y no perder más tiempo. Aun así, las dudas sobre el futuro son inevitables. Debes intentar afrontarlas de la forma más racional posible y a la vez lidiar con la ansiedad que provoca la idea de infectarte o perder el trabajo, por ejemplo.

Lo del miedo a que te juzguen es distinto. Este periodo de aislamiento ha exacerbado los problemas de seguridad que ya tenía mucha gente. O al contrario: después de pasar semanas enfundada en un pantalón de chándal, te importa bien poco lo que piensen de ti.

En general, es muy habitual que sientas ansiedad o te cueste salir de casa ahora mismo. La sensación seguramente se atenuará cuando volvamos a la rutina. En otros casos, sobre todo para quienes han pasado el virus, podrían darse episodios de flashbacks, pesadillas o la sensación de volver a vivir el evento traumático. Los acontecimientos del día a día podrían desencadenar reacciones extremas. Es lo que se conoce como síndrome de estrés postraumático; si experimentas esos síntomas, es importante que acudas a especialistas.

En cualquier caso, “¿Quién soy?” y “¿Quién llegaré a ser?” son preguntas que nos haremos hasta el final de nuestros días.