Yanis Varoufakis no dirigirá el programa económico de ninguna candidatura

Las dos principales fiestas del año en Grecia son pascua y “la virgen de agosto”. Son más importantes que navidad. El 15 de agosto Atenas se paraliza. Desde el día anterior, todo el que puede se va a celebrar la fiesta a alguna isla o pueblo costero y la capital se convierte en una ciudad desierta en la que resulta difícil hasta encontrar un taxi.

El 14 de agosto de 2015 será recordado como el día en que, mientras los cristianos ortodoxos celebraban que el cuerpo de la virgen María fue llevado al cielo, el primer ministro Alexis Tsipras confirmaba su descenso a los infiernos. El día en que Syriza, el partido gobernante, se rompió definitivamente tras aprobar el tercer rescate mientras el país entero estaba de vacaciones. Las dos corrientes internas más críticas — Plataforma de Izquierdas y KOE — votaron en contra del acuerdo, se escindieron definitivamente de la formación de izquierdas y forzaron la dimisión del gobierno y el adelanto electoral.

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Tsipras defendió que la aceptación del programa de ajustes fue una “elección forzosa” para el gobierno tras “agotar todas las vías de negociación”. “Frente al ultimátum de la salida temporal de Grecia de la Eurozona, asumimos la responsabilidad para con el pueblo griego de seguir con vida y continuar la lucha, en vez de elegir el suicidio”, afirmó. Asimismo, dijo no arrepentirse de la decisión. Según él, el rescate “no es un triunfo” pero “es la mejor opción en un momento de asfixia financiera”.

Dimisión y elecciones anticipadas

Tras someterse a una moción de confianza y comprobar una vez más que no contaba con el respaldo de parte de su grupo parlamentario, Tsipras presentó su dimisión. La Plataforma de Izquierdas, liderada por el ex ministro Panagiotis Lafazanis, anunció entonces que constituía un nuevo partido y se presentará a las elecciones en una candidatura distinta a la de Syriza. La nueva formación se llama Laiki Enotita, que en griego significa Unidad Popular.

Veinticinco de los ciento cuarenta y nueve diputados que obtuvo Syriza en las elecciones del pasado enero se han integrado en la formación. El más conocido de ellos es el economista Kostas Lapavitsas. En conversación telefónica, Lapavitsas ha confirmado a VICE News que él será el encargado de redactar el programa económico de la nueva formación, lo que, de manera indirecta, indica que la candidatura descarta la participación del ex ministro de finanzas Yanis Varoufakis en la misma.

Tanto Varoufakis como Lapavitsas son profesores universitarios y están acostumbrados a ser comparados entre sí. A pesar de que siempre han expresado un profundo respeto mútuo, a menudo han representado posiciones enfrentadas, incluso cuando compartían las filas del grupo parlamentario de Syriza. Mientras Varoufakis ha sido, desde 2010, el más firme defensor de la permanencia de Grecia en el euro, Lapavitsas defiende desde el inicio de la crisis financiera, en 2008, que la recuperación de la economía griega pasa inevitablemente por el Grexit.

Sus personalidades también son muy diferentes. Aunque los dos son figuras mediáticas acostumbradas a los focos, el carácter reservado de Lapavitsas contrasta con el exhibicionismo de Varoufakis. Sea como fuere, ambos han sido muy duros en sus críticas al tercer rescate. Varoufakis ha calificado el acuerdo impuesto por el Eurogrupo de “golpe de estado sin tanques, a través de los bancos” durante un mitin del partido socialista en Francia. Por su parte, Lapavitsas sostuvo en julio que “nadie” quería “dividir Syriza ni que caiga el gobierno” sino que “el verdadero debate es por qué hemos aceptado un rescate igual que los rescates que venimos rechazando durante cinco años”.

A la pregunta de si ve posible un acuerdo electoral con Syriza si ninguna de las dos formaciones logra la mayoría absoluta, Lapavitsas se muestra inflexible. “Hemos roto con Syriza porque están aplicando las mismas medidas de austeridad que hemos rechazado durante años. No vamos a pactar con ninguna fuerza que acepte rescates”, ha asegurado a VICE News. 

Varoufakis mantiene una calculada ambigüedad respecto a su participación en las elecciones. En su última entrevista pública, concedida a una revista francesa, dijo que no sería candidato de Syriza porque ésta “está adoptando la doctrina irracional a la que me opuse durante cinco años: ampliar aún más la crisis y reclamar el pago de una deuda impagable. Me despidieron porque me mantuve firme en mi oposición a la misma”.

Varoufakis lanzó un dardo aún más envenenado contra Alexis Tsipras al compararlo con el ex ministro del PASOK Yorgos Papandreu, para quien trabajó Varoufakis de asesor. “Por esto mismo rompí con Papandreu. Alexis Tsipras me había elegido por eso. Ahora que ha aceptado la lógica que yo rechazo, no puedo ser candidato”.

VICE News se ha puesto en contacto con la secretaria de Varoufakis y con uno de sus más estrechos colaboradores. Ninguno de los dos ha querido revelar cuál es la posición del ex ministro respecto a Laiki Enotita.

La oficina de prensa de Laiki Enotita, por su parte, ha manifestado a VICE News que “no pueden confirmar el apoyo de Varoufakis ni de Konstantopoulou” a su candidatura. Porque, igual que Varoufakis, Zoi Konstantopoulou guarda silencio. La todavía presidenta del parlamento heleno ha destacado por sus críticas al acuerdo, contra el que votó en contra. Konstantopoulou pertenece (¿o pertenecía?) al círculo de amistades más íntimas de Tsipras y a su misma corriente interna dentro del partido. A pesar de ello, ha ejercido a menudo de portavoz de los sectores más críticos desde la mitad de la breve legislatura.

Konstantopoulou fue la impulsora de la auditoría sobre la deuda que el parlamento griego encargó a una comisión internacional dirigida por el politólogo belga Eric Toussant. La comisión, tras una investigación preliminar, consideró que Grecia fue “y es víctima de un ataque premeditado y organizado por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea” que tenía por objetivo “exclusivamente desplazar la deuda privada al sector público”. Debido a esto, concluía que había suficiente base legal para repudiar una parte muy significativa de la deuda externa.

Konstantopoulou, jurista con una exitosa carrera como abogada, creyó que la auditoría influiría en Tsipras y éste se plantaría ante los acreedores armado con las razones extraídas de la misma. Así lo expresó en varios debates parlamentarios, en los que constató que Tsipras no ha tenido en cuenta la investigación sobre el origen de la deuda. Está por ver si Laiki Enotita asume este punto como central para ganarse el apoyo de la que, hoy por hoy, tal vez sea la figura política emergente más importante del país heleno.

Lo cierto es que las elecciones ni siquiera tienen fecha. Se especula entre el 20 de septiembre, el 27 o el 4 de octubre. Además del papel de Varoufakis y Konstantopoulou, la gran duda es el programa de Syriza. ¿Se limitará a defender la acción de gobierno o marcará un perfil más anti-Troika, presentando el acuerdo firmado como una imposición? Y la más importante: ¿Cómo responderá un electorado que en menos de un año ha sido llamado dos veces a las urnas?

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