Música

Yo puedo ser quien yo quiera: Una charla con Carla Morrison

Todas las fotos: Javiera Aguirre

Hace unas semanas leí la nota que salió en Noisey sobre la gordofobia a Carla Morrison y pensé ¿¡Qué está pasando en México!? “Si no quiere que la critiquen por gorda, pues que baje de peso” dijo uno intentando solucionarlo todo. Otros se quejaron que el articulo era feminazi, que las feministas querían humillar a los hombres y que su físico no tiene importancia. Cuando es justo lo contrario, babys. Sí es importante lo que el cuerpo de Carla representa: los representa a ustedes mexas, a la mujer mexicana, pero también al hombre despechado, taimado, meloso que es la deriva mexicana del romance. Su música –por si no se han dado cuenta- es la heredera directa de la pasión que tanto lloraron hace unos meses, cuando se persignaban con las flores en la mano ante los himnos de Juan Gabriel ¿O es que por él ser hombre sí puede ser respetado?

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Entonces Carla aterrizó en Chile en el contexto de su Amor Supremo Tour, que también le ha llevado por Estados Unidos, España, Perú, Ecuador, Colombia y Argentina. Concertó un show acústico íntimo en Amanda, que abrió Andrés Landon, el músico chileno con quién ganó el Grammy por la producción de Déjenme Llorar. Mariel Mariel y su team repletó el palco, mientras el Meet & Greet dejó decenas de chicas emocionadas subiendo sus fotos a las redes. Nos dan el pase, nos saludamos. Parece que nos conocemos de antes. Comenzamos.

Noisey: Tu música es apasionada, latina, íntima y tus fans parece que también lo son ¿Te sientes representativa de esa mujer latina que vive a través de la nostalgia y el amor?
Carla Morrison: Pues, podría ser. Yo más que nada busco ser la voz de la gente que no tiene cómo expresar sus sentimientos. A veces tenemos tantas emociones que no sabemos cómo ponerlas en papel. Me gusta poder decir lo que muchos no logran formular y que también es muy juzgado porque sientes. Te hacen sentir looser por sentir y eso no es cierto. Tú expresas siempre precisamente porque estás vivo. A mí me parece bonito que mucha gente se sienta representada o identificada, personas desde otros países hasta el mío. Creo que tiene que ver con esta obsesión que tengo de hablar de las cosas que sentimos de una manera simple y fácil; porque, al final del día, no todos somos genios o eruditos, no estamos ahí haciendo todo perfecto. Hay veces en que te sientes mal y lo dices con las palabras más simples y ya.

En Amor Supremo cambiaste la guitarra y el ukelele por sintetizadores ¿A qué responde ese cambio?
Más que nada quería experimentar con otros sonidos. Quería que no me dejaran siempre ahí encerrada con mi guitarra. Además, antes de tener mi proyecto solista tuve una banda que era mucho más de sintes. Para mí fue como volver al origen, queriendo experimentar. Yo diría que éste es un sonido más atmosférico, más alternativo, a lo mejor más oscuro; pero no es una oscuridad negativa. La gente piensa que la oscuridad siempre es negativa, pero yo creo que la oscuridad representa muchas cosas y para mí -a lo mejor, al ir siendo más madura- me ha llevado a lugares oscuros de mí que he tenido que explorar para crecer. Como esa oscuridad que vivimos –como mujeres- cada mes y que llevamos toda nuestra vida. Nosotras somos muy emocionales, muy sensoriales: somos únicas en ese aspecto. Y es que muchas veces nos dicen: “Es que ustedes son dramáticas, son muy intensas” pero es que nosotros tenemos los poros abiertos. Respondemos a eso.

Ganaste dos Grammys y ahora estás nominada para dos más ¿Haber pasado por esa experiencia, te da un poco más de hambre por ganarlos ahora?
No, fíjate que no. Definitivamente los premios son reconocimientos y yo siento que al final eso no me define. Si me dan un reconocimiento es porque estoy haciendo algo bien. Si no me reconocen, no pasa nada, porque yo estoy dando lo mejor de mí. Aparte, cada disco para mí es nuevo y es una nueva etapa; es volver a trabajar duro, entonces me da mucha emoción que esté nominado, porque esta es otra historia. Además hay otras bandas nominadas que también están padres. Siento que esto es una celebración musical más que una competencia.

Pasemos a otro tema que me interesa mucho. Ha pasado un poco de tiempo y estás en Chile, estás a distancia ¿Qué te ha dejado todo esto que sucedió con la campaña de Levis?
Pues me deja el darme cuenta que como sociedad -en México- nos queda mucho por crecer emocionalmente. Incluso superficialmente. Porque no puede ser que estemos enfocados en lo físico nada más, cuando también somos espíritu, cuando somos gente con sueños, con metas ¿Por qué hay que pensar que las personas tienen que ser de una manera? La industria nos impone un estereotipo y todos en la sociedad estamos hartos de que nos estén imponiendo reglas. Entonces llega una chica como yo y te dicen: “Eres una cerda” y es como “¿Whaaat? ¿Qué está pasando?” Me da lástima y preocupación, porque yo sé que mi país es el primero o segundo lugar más obeso del mundo. Hay una chica como yo en todas las calles, en todas las familias, en todos los grupos de amigos; hay una chica como yo que va a leer eso y se va a sentir mal. Eso es lo que me preocupa. A mí me bulean a diario, ya lo tengo asumido, me pasa todos los días. Pero me importa más por esa chica que lo va a leer.

¿Por qué la industria impondría esos estereotipos?
Siento que es esta idea de perfección. Esta idea de belleza que quiere estar toda la vida de una forma. Pero el mundo cambia y todos tenemos un metabolismo distinto. Una persona funciona para una cosa y otra, para otra cosa completamente diferente. Y no hemos admitido eso todavía en la sociedad. Hay un exceso de información impresionante que a la gente la satura, la confunde. Esto es mucho más complejo y creo que las nuevas generaciones están cambiando eso.

¿Ese estereotipo que se impone, tiene que ver de algún modo con el machismo?
Pues sí tiene que ver. Esta onda machista es una idea muy vieja y muy de animal, como cuando dices que tú mandas y tú pones las reglas. Es como querer dominar cómo se mira o funciona una mujer. Creo que eso tampoco hay que tomárselo tan personal, como mujer. Porque, al final del día, mucha gente es lo que le enseñan. Y muchos hombres de nuestra generación tienen esa mentalidad porque no tuvieron otra educación, entonces su reacción es automática. Es importante ver que hay gente que no sabe. Está en entender tu valor y pelear contra ello, por tu identidad y por tu postura como mujer en la sociedad. 

¿Qué pasa cuando te das cuenta que contigo están siendo duros, pero con un rapero promedio no? ¿Es difícil ser mujer en la música?
Si, definitivamente es difícil. Pero cuando no juzgan a un hombre y me juzgan a mí, honestamente me importa muy poco. Aunque sí veo la diferencia, me importa poco: en el sentido que no estoy preocupada sintiéndome la mártir por la vida. No trato de engancharme en eso. Yo vengo del norte de México, donde las mujeres nos enseñamos a nosotras mismas a no prestar atención y ser fuertes. Por ese lado, no me engancho. Ahora, sí es difícil ser mujer en la industria de la música, porque siempre te están poniendo trabas, te comparan con otros artistas, otras chicas. Te ponen en contra de gente y eso no tiene sentido. Es difícil, pero es tan difícil como tú quieres que sea. Porque siempre puedes pasar de largo. Seguir haciendo tu trabajo. Hay público que te va a apoyar y en eso te tienes que enfocar. 

Y si esta entrevista la leyesen músicas jóvenes, novísimas…
Yo diría que si quieren que las respeten, ahorita, tienes que actuar como hombre, no como hombre-hombre, sino que piensa: al hombre no le importa que lo critiquen, al hombre le celebran. Actúa como él y vas a recibir lo que él recibe. O sea, a lo que me refiero, es que no puedes esperar nada. La gente está condicionada y si tú te pones como: “Ah, soy mujer” y te pones como mártir, te van a tratar como mártir. Tienes que pasar de largo y no dejar que esas cosas invadan tu camino. Eso es lo que yo he hecho. Cuando a mí me dicen: “¿Por qué eres taaaan dramática? ¿A poco te va taaaaan mal en el amor?” ¡Y es que yo lo hago porque puedo güey! Olvídalo ¡What the fuck! No me importa. No les des importancia, pasa de largo. Si te enganchas, no avanzas. Lucha por tus sueños y que no te importe si eres mujer, hombre, chiquita, grande, lo que sea. Tú sigue por tus sueños porque solo así podrás decir quién eres y que la gente preste atención. Todo lo otro te distrae.

En una entrevista leí que defendías el cuerpo real de la mujer ¿Cual es el lugar de ese concepto dentro de tu propuesta?
No es que yo diga “Ah, las mujeres somos llenitas”. Las mujeres somos las mujeres y ya. Tenemos todo tipo de figuras. Un cuerpo real es un cuerpo distinto, diverso. Todas tenemos nuestro empaque y lo celebro con mi proyecto. No tengo por qué limitarme por ser sensual o ser sexual, ser aventada, ser amorosa o ser vale-verga. A mi no me importa nada de eso. Yo puedo ser quién yo quiera. Y trato de mostrarlo con mi música, con los mensajes que doy en mis shows, cómo me tomo mis fotos, cómo las posteo y las cosas que digo en las entrevistas. Todo, todo lo que yo quiera hacer, lo hago sin ninguna etiqueta en mi cabeza. Pensando “Ah que yo soy gordita y no puedo decir eso” No. No ¡Fuck it! Yo soy sexual, tengo mis necesidades ¡Y qué me importa! ¿Sabes? Eso es lo importante: el llevar eso con todos tus amigos, tu equipo, tu familia y yo, con mi equipo, sí lo hago. Si vas a vivir con las ideas y las apariencias de la historia de alguien más olvídalo, no tienes vida. 

Si pensamos “Amor Supremo Tour” a contraluz de este episodio con Levis, este se volvió un tour mucho más cercano al tour del amor propio…
Sí, el amor propio va mucho mas allá de lo físico. Va en la conexión que tienes con la gente, que es mucho mas interno y es algo que no puedes explicar. Es algo que no puedes cortar, entonces tiene que ser contigo misma también. No hay que dejar que nadie te quite esa idea y libertad de ser quién eres, ni tu expresión, ni en qué crees, ni nada. Tú eres quién eres y tienes que celebrarlo de una manera suprema.