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El 'boom' del futgolf: de cómo el futuro del golf le pertenece al fútbol

El futgolf, un inesperado híbrido entre golf y fútbol, está creciendo de forma imparable en los Estados Unidos y en Europa.
Photo by Susan Ragan-USA TODAY Sports​

Todo comenzó con una nota de un colega mío. "Esto y cerveza, amigo", escribió, junto con un link de una cancha nueva de futgolf que iban a abrir en un club de golf local. "No, esto y después cerveza, sino esto y cerveza".

Como era de esperar, fui de cabeza.

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Unas semanas después, fui a tomar el té matutino con Woody Footgolfer. Sin cerveza. Woody —no le gusta que le llamen ni Mark ni Woodward, su nombre y apellido legales— es el presidente de New Jersey FootGolf y el hombre que espera convertirse en el primer futgolfista profesional de los Estados Unidos.

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El único problema es que Woody lleva menos de un año jugando al futgolf.

Esto no tiene por qué ser un impedimento, ojo. Casi todos los jugadores de futgolf llevan menos de un año practicándolo. El deporte es nuevo. Nuevo por estrenar, prácticamente. Se trata de una combinación entre fútbol y golf donde, en lugar de usar palos y pelotas de golf, los jugadores usan los pies para patear balones de fútbol con el objetivo de meterlos dentro de grandes copas. El futgolf es tan nuevo que la técnica, la estrategia, el equipo y el saber si en realidad puedes dedicarte profesionalmente a jugarlo son todo incógnitas.

Conocí a Woody en un club de campo al norte de Nueva Jersey, construido en medio de cientos de fincas privadas y aparatosas mansiones. Cuando el futgolf llegó a América por primera vez en 2011, hablé con un hombre llamado Roberto Belestrini, que aseguró que había sido él quien había traído el deporte desde Europa. Belestrini me aseguró que esperaba que dentro de uno o dos años hubiera dos docenas de campos de futgolf en los Estados Unidos. Por fuera sonreí con amabilidad, pero por dentrome reí.

Hoy en día, hay más de 250 campos de futgolf en todo el país (aunque la mayoría comparten ubicación con instalaciones dedicadas al golf). La explosión silenciosa de este deporte ha sido sorprendente… y para algunos, incluso amenazadora.

"A veces los golfistas tradicionales te rechazan", dice Woody. "Pero pronto se dan cuenta de que no somos hooligans."

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En este campo, como muchos otros, los futgolfistas comparten los sitios de salida y los fairways con golfistas ordinarios; después, cada deporte toma su propio camino hacia los greens. A diferencia de los hoyos de 10,8 centímetros de diámetro, los hoyos de futgolf miden 53 centímetros —aunque esto no convierte el meter el balón dentro en una empresa fácil, dado que el tamaño de los balones de fútbol es proporcionalmente mayor al de las pelotas de golf en relación al agujero.

Durante el día, Woody se dedica a hacer de entrenador de fútbol. Originario de Sheffield, cuando va al campo de futgolf lleva puesto una especie de uniforme: medias largas de rombos, un polo con el logotipo del deporte y zapatillas deportivas especiales para hierba. Llevar tacos no está permitido.

Woody descubrió el deporte el pasado agosto; al mes siguiente se apuntó a un torneo semiprofesional y quedó doceavo. En marzo viajó a Marbella, la primera parada en el Trophy Tour Europeo de Futgolf de 15 ciudades que se juega desde Noruega y Turquía hasta Hungría y Portugal.

En la Costa del Sol, Woody anotó cuatro eagles en la primera ronda y terminó ganando. Como parte de su premio, recibió una entrada gratuita a tres eventos del Tour Europeo… y cobró por una apuesta de Balestrini, el ahora presidente de la American FootGolf League, que había prometido mil dólares a cualquier estadounidense que se coronara en España. Rápidamente, Woody se convirtió en el mejor futgolfista de Europa, principalmente porque no se habían hecho otros eventos este año.

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De todas formas, el triunfo fue suficiente para que Woody se tomara el futgolf muy en serio. No hay demasiado dinero aún en esta disciplina: los cuatro torneos semiprofesionales estadounidenses que se disputarán este año suman un premio total de unos 63.000 euros. En Europa, la cantidad es mucho menor.

Woody tiene pocos patrocinadores que paguen por sus gastos, pero no se desanima: está convencido de que el deporte crecerá y el dinero también. A pesar de quedar en los puestos de media tabla en los torneos que ha disputado en Florida, espera regresar a Europa para competir en otras paradas del tour.

"Simplemente me encanta," dice. "Definitivamente, estoy dentro de los mejores 10 o 15 jugadores del mundo."

Woody intenta jugar una vez por semana. En su aniversario de bodas, llevó a su esposa a jugar.

Jugadores de la MLS, un gnomo y Mario de Nintendo participan en un juego de Futgolf en un campo de Portland, Oregon, antes del partido All-Star 2014 de la liga norteamericana. Foto de Susan Ragan, USA Today.

No está claro quién manda en el mundo del futgolf. Como suele suceder con los nuevos deportes, varias organizaciones compiten por el control de la disciplina. La American FootGolf League —afiliada con la Federación Internacional de FutGolf-FIFG, la FIFA del futgolf— declara ser "el organismo regidor del deporte de futgolf en los Estados Unidos". Por su parte, la United States FootGolf Association asegura ser "el cuerpo nacional regidor del deporte de Futgolf."

La AFGL parece ser más grande, pero la USFGA tiene un código de vestimenta establecido. "Piensa en un vestuario de golf con un aire de los 20," dice su página web. "La indumentaria típica es una boina plana (estilo Wedge/Hogan), camisa con cuello, pantalones de golf y zapatillas deportivas. La principal característica del FutGolf es ponerse las medias con rombos hasta la rodilla que homenajea el estilo de los golfistas. No son necesarias para jugar todos los días, pero en torneos y eventos oficiales de la USFGA y de las Asociaciones Estatales, sí es un requisito".

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¡Un momento! Aquí esta el código de vestimenta de la AFGL: "La indumentaria típica es una boina plana (estilo Hogan), camisa con cuello, pantalones de golf o shorts, medias de rombos hasta la rodilla y zapatillas deportivas para fútbol sala o césped. Este estilo no se requiere siempre pero para eventos y torneos de la AFGL es obligatorio."

¿Acaso la AFGL plagió a su rival? ¿O fue a la inversa? Es difícil saberlo. Lo que sí es cierto es que cada organismo asegura ser el rey verdadero —y se dedica sutilmente a mandar mierda a su rival.

"Podemos hablar sin duda alguna de que la U.S. FootGolf Association es el organismo regidor de este deporte", dice Carlos Stremi, presidente de la Illinois FootGolf Association y miembro de la directiva de la USFGA. "Hasta donde sabemos, [la AFGL] es una compañía que vende equipo a los campos de golf y tienen un par de torneos con alta afluencia durante el año".

Vaya, vaya. ¿Y qué dice la AFGL como respuesta?

"Te puedo decir que nosotros somos el organismo rector de este deporte en los Estados Unidos bajo la Federación Internacional de FutGolf, compuesta por 30 federaciones," dice la presidenta de la AFGL Laura Balestrini, esposa del mismo Roberto con quien hablé de futgolf hace unos años. "Nosotros trajimos el deporte a los Estados Unidos en 2011 y somos quienes lo hemos desarrollado desde entonces".

"Lo que sé de la U.S. Association es que se autoproclamaron. Decidieron que querían crear otra entidad aquí para competir con nosotros. Incluso diría que no creo que haya sido para competir; creo que vieron que el futgolf empezaba a crecer y querían lucrarse con él, así que crearon esa entidad. Realmente es solo una fachada".

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Stermi asegura que la estructura de organización de la USFGA indica su relativa seriedad. Balestrini dice que la AFGL ha sido reconocida por la Asociación de Golfistas Profesionales y la Major League Soccer. Podéis comprobar ambas cosas y… bueno, dejémoslo correr.

Sigamos.

El jugador de la MLS Matt Belser golpea el balón hacia el 'fairway' mientras un fotógrafo y un falso Ron Jeremy observan. Foto de Susan Ragan, USA Today.

Os cuento: soy un futbolista más o menos decente. Tengo deficiencias (muchas), pero si tengo algo bueno son mis pases largos, mis faltas directas y mis chuts a puerta, así que para mí el futgolf pareció ser una opción natural… si no fuera porque este deporte es sorprendentemente difícil.

Pegarle a una balón de futbol de manera exacta es complicado: hacerlo sobre una superficie inclinada, o chutarlo para que pase un arbusto, es aún más difícil. Si eres futbolista, el futgolf te hace ver que estás podrido, que estás demasiado acostumbrado a campos planos y césped bien cortado.

Los balones de fútbol, además, son mucho más ligeros que las pelotas de golf en relación a su masa, lo que los hace más sensibles a las condiciones externas. El césped no detiene tanto a la pelota. Los bultos en el césped, la inclinación del suelo y el viento tienen mayores efectos. Una pelota se puede mover con la brisa… y según las normas, el jugador tiene que dejar que se mueva hasta donde pare.

Mientras se acerca al sitio de salida, Woody se alza como una especie de monstruo futgolfero. Es muy alto, y su larguísima pierna derecha toca el balón con autoridad. Aún así logré ganarle en el primer hoyo, gracias a una serie de botes afortunados. Pronto descubrí, sin embargo, que la imprecisión se paga mucho más en el futgolf que en el fútbol. Igual que en el golf, en este deporte ganas o pierdes en el green.

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En el primer hoyo necesito tres golpes para hacer un bogey. Luego saco otro bogey, luego dos bogeys dobles. Necesito tres hoyos para lograr mi primer par… y 14 para mi primer birdie.

En el octavo hoyo, anoté un triple bogey desde 259 metros… cuando un tiro de 65 metros cuenta como una bomba en el futgolf.

A medio partido, mi cuerpo comienza a endurecerse, aunque juego al fútbol al menos dos veces por semana. Pierdo la sensibilidad a la hora de chutar; probablemente no ayuda el haber sostenido una libreta en mi mano izquierda mientras pateaba. Al ya no poder chutar tan lejos, me veo forzado a jugar con finura: funciona. Aprendo a leer el campo. En los nueve primeros hoyos, pierdo cinco birdies. En los nueve últimos, comienzo a anotarlos.

Mientras tanto, Woody anota el décimo hoyo en uno de su carrera, después se toma una selfie junto a la bandera. Termina venciéndome por 13 golpes. Al día siguiente, me levanto más dolorido que nunca. Noto las piernas como el tronco de un árbol.

Pero me divertí como loco.

El futgolf es divertido… y además te da la oportunidad de representar escenas de cualquier musical de Disney. Foto de Susan Ragan, USA Today.

Como cualquier otro deporte que se precie, el futgolf tiene un origen legendario. Los niños han inventado habilidades relacionadas con el fútbol desde siempre; en 1929, un doctor de Chicago, William Edward Code, inventó un juego parecido al futgolf llamado "Codeball" que logró una discreta popularidad en los años 30. Este otro tipo afirma haber inventado una versión de futgolf en 2005 —chutas la pelota hacia "nidos" portables y movibles, que después, convenientemente, te venderá.

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Sin embargo, la versión generalmente aceptada —los ganadores escriben la historia, ya se sabe— es que Willem Korsten inventó el futgolf y que Michael Jansen lo formalizó. Korsten era un futbolista profesional holandés que aprendió o inventó el deporte cuando jugaba para el Tottenham Hotspur inglés; entonces, los jugadores intentaban devolver los balones de entrenamiento al almacén con el menor número de toques posible. La carrera de Korsten terminó prematuramente a causa de las lesiones y se convirtió en entrenador en Holanda, donde Jansen y el hermano de Willem, Bas, aprendieron su maña para evitar cargar los balones y lo convirtieron en un deporte. En 2009 se llevó a cabo un campeonato en Holanda con una buena lista de futbolistas profesionales.

El juego se expandió rápidamente. En Argentina ya está funcionando algo similar a una liga profesional: "No hay duda que estamos un peldaño por encima de otros países", aseguró el argentino Christian Otero al New York Times. En mayo, Otero ganó un torneo semiprofesional en Miami con ocho golpes. Cuatro argentinos quedaron en los cinco primeros lugares: no en vano Woody llama "el Messi de futgolf" al propio Otero.

"En los Estados Unidos necesitamos alcanzarlos", dice Woody. "Nike, Under Armour y toda esa gente necesitan ayudarnos. Está claro que el futgolf no va a parar".

Los argentinos tienen patrocinadores y viajan al extranjero para competir. Se dice —sin pruebas, desde luego— que hinchan y deshinchan los balones a conveniencia mientras se mueven por el campo: firmes para tiros largos y botes, suaves para mejor fricción. A veces se dice que los balones son ajustados a golpes: es una práctica turbia. En las páginas reglamentarias de la página web de la FIFG, justo debajo donde dice "Las reglas oficiales del mejor juego jamás inventado", no se menciona cuánto se debe inflar un balón o si la presión puede ser alterada durante la competición.

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Nota: tampoco hay mención alguna a la presión del aire en la página de la USFGA.

Casi todos los futgolfistas tienen un balón favorito. El Adidas Speed Cell salió en 2011 pero por desgracia ya no se fabrica: es ligero y llega más lejos, así que los futgolfistas los buscan por todos lados. Se venden por mínimo 200 dólares (unos 180 euros) en eBay. Dicen que Otero tiene hasta 15 Speed Cells, todos para él solito, lo que hace parecer que los almacena para privar a sus rivales de utilizarlos.

Woody por fin pudo obtener un Speed Cell un día antes de que viajara a España. Nunca había jugado con uno. Su victoria, dice, no pudo haber sido una coincidencia.

Si este fuera un balón Adidas Speed Cell, Christian Otero ya lo hubiera comprado en eBay. Foto de Jaime Valdez, USA Today.

Hay cosa graciosa sobre el futgolf: podría terminar salvando al golf. Desde 2006, hasta 643 campos de golf han cerrado en los Estados Unidos. Si los números siguen así, dentro de los próximos años el golf habrá perdido un tercio de sus jugadores estadounidenses. El 'boom' de Tiger Woods terminó y la economía estadounidense esta siendo definida por la falta de igualdad en ingresos y riqueza. El golf pasa por horas muy bajas.

En contraposición con el elevado coste del golf a nivel de tiempo y equipo, el futgolf es muy barato; permite no solo divertirse, sino burlarse durante una hora o dos de los estirados jugadores de golf por muy poco dinero.

La parte positiva es que el futgolf ya se ha convertido en una fuente alternativa de ganancias para los clubs de golf. Se tarda pocos meses en recuperar la inversión necesaria para adaptar el campo. Aparentemente, una instalación en California vendió hasta 200.000 partidos de futgolf el año pasado, lo que confirmaría la creciente popularidad del deporte.

Para los jugadores, el futgolf es fácil de aprender, más rápido y más barato que el golf. "Está atrayendo una nueva afición", dice Woody. "La gente no está jugando al golf; los 'millennials' y los hispanos están jugando al futgolf. No se necesita comprar mucho equipo: solo necesitas tu balón y tus piernas".

Unas semanas después de mi partido con Woody, jugué nueve hoyos con mi familia. A todos nos costó $8 dólares. Aún no juego tomándome una cerveza, pero estoy pensando seriamente en comprarme una boina estilo Hogan.