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Cómo tratar con los perfiles más conflictivos que encontrarás en el trabajo

El desconfiado, el perdido, el distraído… ¿con cuál de ellos te identificas?

Todos hemos tenido que tratar con gente complicada en el trabajo. Los hay de todos los tipos, y su afición es sembrar el caos en la oficina con exagerados arrebatos, intrigas sin sentido o absurdas microgestiones internas. Una de las autoras del libro The Schmuck in My Office: How to Deal Effectively with Difficult People at Work, la Dra. Jody J. Foster, nos explica cómo lidiar con los insoportables del trabajo analizando los rasgos de personalidad que definen sus alteraciones.

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"No creo que la gente se levante por la mañana y diga, 'Hoy voy a liarla'", explica esta profesora clínica de Psiquiatría de la universidad de Pensilvania. Muchos de los conflictos en el trabajo se generan simplemente porque los trabajadores tienen personalidades distintas, y obviamente se las llevan al trabajo. A veces no encajan muy bien con la cultura de la empresa o con el grupo concreto con el que están trabajando, y es cuando surgen los conflictos".

El lugar de trabajo muchas veces puede ser un ambiente competitivo, estresante o muy negativo, lo que lo convierte en el caldo de cultivo ideal para la discordia. Foster ha elaborado una lista de arquetipos que, si bien no pretende englobar a todas las categorías de persona que uno podría encontrarse en el trabajo, refleja al menos los tipos que ella ha encontrado a lo largo de su investigación sobre los problemas interpersonales. Como psiquiatra, Foster aborda el asunto desde la diagnosis, si bien no llega a hacer diagnósticos como tales, sino que analiza los diversos rasgos que exhiben las personas y propone soluciones para evitar los problemas en el trabajo antes incluso de que empiecen.

"Categorizar a las personas resulta muy útil", afirma. "La gente con rasgos similares actúa de forma similar. Si eres capaz de asimilar eso, no en un ejercicio de diagnosis punitivo ni para encasillar a la persona, sino para entender sus pilares de conducta, podrás influir en la situación".

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Estos son los tipos de personas con rasgos desestabilizadores que, según Foster, podemos encontrar en el trabajo y las formas de lidiar con ellas. Quizá te reconozcas en alguna categoría…

El narcisista

"Este perfil es bastante autoexplicativo", señala Foster. Se trata también del perfil problemático más común en los entornos laborales, según su investigación. Probablemente sepas a qué tipo de persona nos referimos: egocéntrica y preocupada únicamente por sí misma. "Son como pavos reales", añade. "Todo gira en torno a ellos. O se hace a su manera o no se hace. Son los típicos que se atribuyen el mérito por el trabajo de los demás, el centro de todo. Cuando hacen acto de presencia, su ego llena la sala".

El narcisista se cree con derecho a todo, es condescendiente, necesita que le presten atención y es arrogante. Foster también asegura que este perfil de persona es uno de los más complicados de tratar en el trabajo, donde suele generar un ambiente muy tenso. "Estas personas fomentan la competitividad, más que el compañerismo", afirma Foster. "En el caso de los narcisistas, alimentar su egocentrismo puede ser efectivo. El reconocimiento ocasional de sus logros, puntos fuertes o valores puede contribuir a mitigar su indignación y puede evitar comentarios negativos".

El atrapamoscas

El atrapamoscas te atrae, se gana tu confianza y, cuando menos lo esperas, te utiliza para llevar a cabo sus viles planes. "Es una persona que pasa de sobrevalorarte a infravalorarte en un suspiro, que te absorbe y que provoca mucho caos cuando saca su faceta más negra", explica Foster. "El atrapamoscas puede montar un verdadero drama en la oficina. Para tratar con ellos es preciso definir límites y reforzarlos continuamente. Este tipo de persona necesita que la dirijan. Acepta que se le impongan ciertos límites y se siente cómoda ciñéndose a una estructura".

El tiquismiquis

El tiquismiquis es un microgestionador obsesivo al que los árboles no le dejan ver el bosque; es la típica persona que no te deja terminar tus tareas porque siempre te está agobiando con detallitos. Lo peor de todo, según Foster, es que suelen ser personas con éxito: "Generalmente son tipos a los que han ascendido por encima de sus posibilidades por el simple hecho de 'ser detallistas', porque ser detallista es fantástico". Sin embargo, en el papel de líderes los tiquismiquis suelen titubear, y los empleados a su cargo deben sufrirlos. "Son estrechos de miras y no son capaces de adoptar una perspectiva general de las cosas", añade Foster.

Al tratar con un tiquismiquis, es importante evitar los desafíos directos o las discusiones sobre su naturaleza detallista. Lo mejor es expresar apreciación por su dedicación al trabajo y hacer hincapié en los esfuerzos propios. Foster también recomienda no prometer más de lo que se puede ofrecer y asumir la responsabilidad por los errores cometidos. "Si es posible, lo mejor es asignarles tareas en las que el detalle importe y marcarles indicaciones y plazos claros y definidos", asegura.

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El distraído

La organización no es una de las virtudes del distraído, o "profesor loco". Se le da fatal gestionar el tiempo y le cuesta finalizar las tareas. "Son personas con dificultades para concentrarse o prestar atención", dice Foster, que añade que la mejor forma de tratar con ellos es siendo claros, pacientes y predecibles. "Hay que animar al distraído a que no asuma demasiados compromisos y a que termine una tarea antes de empezar con otra".

 The Schmuck in My Office: How to Deal Effectively with Difficult People at Work

Mr. Hyde

"Mr. Hyde es el nombre que doy a las personas que se llevan al trabajo su problema de adicción", explica Foster. "Tú contratas al Dr. Jekyll y, de repente, ves que esa persona se convierte en otra totalmente distinta". No siempre es fácil identificar este perfil, pero hay señales que nos pueden ayudar. "Hay que buscar un cambio respecto a un momento anterior. Ves que tiene momentos en los que vuelve a su estado de base y al tiempo vuelven a desviarse de ese parámetro. Quizá sean personas que se estén esforzando por mantenerse limpias entre semana, pero que no pueden evitar que su adicción afecte a su rendimiento en el trabajo e interfiera muy negativamente en sus relaciones con los compañeros".

Para tratar con un Mr. Hyde, Foster asegura que es preciso ser muy asertivo. "Hay que incidir en el hecho de que estamos ahí para ayudar y ser firmes con los límites y las consecuencias. Reconocer que la recuperación puede no estar exenta de dificultades".

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El perdido

Detectarás al perdido por su mirada perdida en el infinito. Este tipo de trabajador ha tenido una trayectoria profesional plagada de éxitos, pero con el paso de los años se ha ido dispersando cada vez más. Es la clásica persona que no encaja bien las críticas cuando comete errores y se pone a la defensiva. "Cuando una persona está atrincherada en su puesto de trabajo, es muy complicado tratar problemas de deterioro cognitivo, que por otro lado pueden ser tremendamente desestabilizadores en un entorno laboral", explica Foster, quien sugiere que se mantengan conversaciones de apoyo con este tipo de personas para ayudarles a detectar las dificultades con las que se están enfrentando y a entender cómo afectan a su rendimiento en el trabajo. "Hay que usar un lenguaje claro y sencillo", añade, "y ofrecer apoyo si podemos".

El robot

El robot es una persona con capacidades sociales muy limitadas y no muy dado a la diplomacia. Suele protagonizar rabietas que incomodan al resto de compañeros, según Foster. Este tipo de persona actúa con tal desapego emocional que por lo general sus compañeros no la entienden y se indignan con él. Pero estamos en el trabajo y hay que tratar con ella. Foster sugiere reuniones personales en un entorno de grupo. "Para estas personas, lo ideal son los horarios rígidos y predecibles, con tareas definidas", añade. "También puede ser útil ayudar a esta persona a entender que su comportamiento puede afectar emocionalmente a sus compañeros".

El excéntrico

Sin duda conoces a este tipo de trabajador. El excéntrico es el que se lleva a la oficina sus creencias extrañas o mágicas. En su libro, la Dra. Foster explica una anécdota sobre una médica que conoció una vez. Era una profesional normal, lo hacía todo como cabía esperar, pero después de varias conversaciones con ella, te dabas cuenta de que atribuía todos los problemas médicos del mundo a una sola causa: el envenenamiento con plomo.
"Pese a que se desenvuelven bien en las relaciones interpersonales, los excéntricos alteran el buen ambiente laboral porque generan interés e incomodidad", afirma. Tratar con ellos implica hacerles ver, de una forma cortés pero directa, que no deberían proyectar sus creencias personales en los demás.

El desconfiado

El desconfiado es de naturaleza paranoide y cree que el mundo entero se mueve por conspiraciones. Su única preocupación es averiguar cómo van a fastidiarle, despotricar por cómo le han fastidiado ya o hacer saber a todo el mundo que Fulanito no le está contando toda la verdad. "Esta clase de personas están siempre en busca de maquinaciones, engaños e intrigas", explica Foster. "Miden las relaciones por el grado de lealtad y confianza de las personas". Son muy susceptibles, por lo que Foster sugiere que lo mejor es dirigirse a ellas frontalmente, de forma clara y ofreciendo varias alternativas, siempre que sea posible, para darles la sensación de que poseen cierto grado de control sobre la situación. "Lo mejor es hablar con ellos de forma directa, usando frases sencillas y aclaraciones", señala. Asimismo, cabe destacar que el desconfiado, según Foster, es el perfil de trabajador más proclive a generar violencia en el entorno laboral. "Por esa razón lo ideal es tratar de no enfrentarse a ellos".

El libro de la Dra. Jody Foster, The Schmuck in My Office: How to Deal Effectively with Difficult People at Work, está disponible en Amazon.com .

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Traducción por Mario Abad.