Desde que eran muy jóvenes, Fares y Fahed han encontrado en el parkour una vía de escape de su vida en Gaza. Hoy, estos dos adolescentes pasan los largos veranos corriendo por entre edificios bombardeados junto con otros 20 amigos."No sé qué pasará en el futuro. Vivimos bajo asedio. El parkour es lo único que nos hace sentir libres", dice Fares de su afición.
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Desde hace unos años, el grupo se reunía y entrenaba en un club, pero se vieron obligados a abandonarlo durante los 51 días de conflicto con Israel el año pasado. Ahora practican en el exterior, en especial en las concurridas calles y la playa, donde la arena amortigua sus caídas.Practican siempre que pueden hasta varias horas al día. Debido al intenso calor, realizan los entrenamientos a primera hora de la mañana y al anochecer.Pese a los problemas y la incertidumbre que rodean sus vidas, Fares asegura que el parkour es un respiro a sus responsabilidades. Su padre murió cuando tenía dos años y ahora vive con sus hermanos y su madre. Sin el sueldo de su padre, la familia vive de las ayudas del Gobierno y del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Regulados de Palestina."Gaza es un fin", dice Fares. "Vivimos aquí porque no nos queda otra opción. Esta es nuestra vida y hacemos que funcione".Si quieres apoyar la obra de Unicef con los niños y las mujeres de Gaza, haz click aquí.
Todas las imágenes son cortesía de Loulou D'Azi, Unicef.
