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un genio… sin el balón en los pies

Villanos: Gennaro Gattuso, el último hombre que pegó a Zlatan

En ninguna serie sobre los peores villanos del deporte podía faltar el gran Gennaro Gattuso, así que aquí tienes nuestro particular —y sentido— homenaje a este maravilloso tuercebotas italiano.
Foto de Stefano Rellandini, Reuters

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_Ya tocaba, ¿no? Sabemos que ya no podías esperar más, así que te traemos por fin una dosis de nuestros queridos _Villanos. Esta vez, nuestro protagonista es un futbolista a quien no podemos más que amar con toda nuestra alma: Gennaro Ivan Gattuso.

En toda la tocha, Zlatan

Supongo que cuando uno es campeón de Europa se atreve a todo. En septiembre de 2003, el AC Milan lo era: tras superar a la Juventus de Turín en Old Trafford, los lombardos disfrutaban del estatus de reyes del continente y les tocaba empezar la campaña en la Champions League contra el Ajax de Ámsterdam.

En el once que el entrenador ajacied Ronald Koeman dispuso en San Siro destacaba un jovencísimo delantero sueco de casi dos metros: atendía al nombre de Zlatan Ibrahimović.

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El eterno Filippo Inzaghi adelantó a los locales con el único gol del partido en el minuto 67, pero la acción del día aún estaba por llegar: justo al final del encuentro, el joven Ibrahimović pugnó con fuerza por un balón con Gennaro Gattuso, que se cansó de la presión del sueco y le soltó un manotazo en toda la cara.

Poco podía saber Gattuso que ese chaval a quien acababa de abofetear terminaría siendo uno de los jugadores más carismáticos del panorama futbolístico mundial.

Cabe decir que Zlatan se vengó del bofetón años después. Según Thiago Silva, compañero de ambos en el Milan, un día Gattuso se pasó el entrenamiento picando al delantero sueco. Al principio Ibrahimović no reaccionó: simplemente aguantó el tipo de forma estoica.

Zlatan, sin embargo, es Zlatan, y nadie puede escapar a su naturaleza; así que, cuando volvieron al vestuario, Ibrahimović agarró a Gattuso por sorpresa, lo levantó por los aires y lo tiró a una papelera.

"Os juro que estuvimos riéndonos una semana pensando en la cara de Gattuso", explicó Thiago Silva al canal Sky Deutschland.

Fiel discípulo de Gazza

El tema de las bofetadas —y del follón en general— no era ninguna novedad para Gattuso: podría decirse que se había graduado en estos menesteres en la mejor universidad posible. Nacido en Corigiano, en la región italiana de Calabria, Gennaro Ringhio ('gruñido') Gattuso se interesó rápidamente por el fútbol… y llenó así de orgullo a su padre, que había sido jugador semiprofesional.

A los 12 años, Gattuso comenzó su carrera como futbolista en Perugia; la técnica no era su fuerte, pero su resistencia infinita, su capacidad de trabajo y —muy especialmente— su habilidad a la hora de liderar a los compañeros desde el esfuerzo pronto le auparon a la élite.

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Para seguir creciendo, a los 19 años Gattuso decidió que lo mejor sería marcharse al extranjero. El traspaso no fue sencillo: Gennaro tuvo que escaparse literalmente de las instalaciones del AC Perugia para poder negociar su traspaso al acabar el contrato. En una muestra de fina ironía, el destino del italiano fue el Glasgow Rangers, club donde militaba ni más ni menos que el ilustre Paul Gascoigne.

Gattuso de joven ya imponía a sus rivales. Solo hace falta ver la cara de jugador del Celtic que lo persigue. Imagen vía Reuters

El propio Gattuso explicó hace poco cuál fue la recepción que le tenía reservada Gazza en Glasgow. Tras uno de sus primeros entrenamientos en su nuevo club, Gennaro se fue a la ducha; al volver, se encontró con que el vestuario olía fatal… y la peste procedía de su propia ropa.

Gattuso se acercó, cogió su ropa interior y notó que pesaba bastante más de lo habitual. Es sencillo imaginar la expresión que debió poner cuando se dio cuenta de que Gascoigne le había dejado un bonito regalo de bienvenida: el internacional inglés se había cagado en los calzoncillos del italiano.

Este edificante episodio no fue el único que protagonizó la pareja Gattuso-Gascoigne. Sus compañeros en Glasgow —especialmente el danés Brian Laudrup— recuerdan la solución que usaba Gazza para calmar a Gennaro cuando a este se le iba la olla: ni más ni menos que un par de hostias bien dadas.

"Cuando Gattuso llegó a Escocia no hablaba una palabra de inglés", explica Laudrup. "En los entrenamientos era muy revoltoso, parecía el diablo de Tasmania. Para calmarle, Gascoigne le daba un par de bofetadas de vez en cuando".

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La 'extraña pareja' de Pirlo

La relación de Gattuso con las bofetadas es bastante más prolífica que la que mantuvo con los goles. Tratándose de un centrocampista de corte defensivo, pisar el área contraria para algo que no fuese repartir leñazos le sonaba bastante raro. Ello, sin embargo, no le impidió triunfar en Italia: todo lo contrario, de hecho.

En 1998, Gattuso dejó el Rangers. El entonces entrenador Dick Advocaat quería que jugase de defensa central y eso a Gennaro no le gustaba en absoluto, así que decidió volver a su país de origen a jugar con la US Salernitana. Con los campanos apenas jugó 25 partidos, pero le bastaron para convertirse en ídolo de la afición… y para que el poderoso AC Milan se fijara en él.

Gattuso jugó hasta trece años en Milán, la mayor parte de su carrera. ¡E incluso metió goles y todo!

En Milán, Gattuso recibió la camiseta con el '8' a la espalda y pronto conoció al jugador con quien formaría una de las parejas más extrañas —y extraordinarias— del fútbol moderno: Andrea Pirlo.

Es difícil imaginar a dos jugadores más distintos entre sí que ellos. Pirlo era frío, elegante, técnicamente brillante; Gattuso era pasional, tosco y gritón. Andrea era capaz de terminar los partidos impoluto aunque lloviera a cántaros; Gattuso acababa cubierto de barro de pies a cabeza aunque cayera un sol de justicia. Eran una especie de yin y yang futbolístico… y aún así —¿o precisamente por eso?—, juntos alcanzaron innumerables éxitos.

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Dos formas de llegar al mismo sitio: Pirlo, pulcro y aseado; Gattuso, empapado en sudor. Zambrotta… pasaba por allí. Foto de Alessandro Bianchi, Reuters

Gattuso ganó multitud de copas y ligas en la Lombardía. Sus títulos más preciados fueron las dos Champions League que consiguió bajo la guía de Carlo Ancelotti. La primera llegó contra un rival eterno como la Juventus de Turín en la denostada final de 2003; la segunda, en la final de Atenas frente al Liverpool FC de 2007. Entre las dos, el desastre de Estambul de 2005, en el cual el Milan se dejó remontar un 3-0 y terminó cayendo en penaltis contra los reds.

Apenas doce meses después del esa final, sin embargo, los jugadores italianos del Milan pudieron desquitarse con un título mayor: el Mundial de Alemania. Gattuso evidentemente estuvo allí, escudando a Pirlo, echándole un cable a Daniele de Rossi, dando oxígeno a Francesco Totti… y, por supuesto, levantando la copa cuando se la entregaron a Fabio Cannavaro en Berlín.

Unos cuantos años más tarde, poco antes del Mundial de Brasil 2014, Cannavaro volvió a coincidir con Gattuso en un avión y le dedicó un… er, merecido homenaje.

Il riposo del guerriero… the warrior restsel descanso del guerrero pic.twitter.com/NL6D0izgrK
— Fabio Cannavaro (@fabiocannavaro) 3 de maig de 2014

No puedes escapar de ti mismo

El progresivo envejecimiento del Milan y su posterior decadencia fatal impidieron que Gattuso levantase muchos más títulos tras el éxito europeo en 2007. Gennaro, sin embargo, siguió dejando muestras de su carácter mientras jugó… e incluso después.

Una de las anécdotas más sonadas del italiano llegó en la eliminatoria que disputaron el Milan y el Tottenham Hotspur en la Champions League 2010-11. El partido de ida se jugó en San Siro; los ingleses se impusieron con un solitario gol de Peter Crouch. A Gattuso no le hizo ninguna gracia lo ocurrido y se las tuvo tiesas con Joe Jordan, uno de los asistentes del entrenador rival, Harry Redknapp.

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Gattuso en una posición… er… en una posición. Foto de Alessandro Garofalo, Reuters

Lo divertido del caso, que terminó con un cabezazo de Gattuso a Jordan y la correspondiente sanción de la UEFA, es que el técnico del Tottenham era de origen escocés… y había jugado en el Milan.

Al bueno de Joe —que por cierto estuvo en el Leeds United durante los 44 fatídicos días de Brian Clough— le solían llamar jaws ('mandíbulas') por un pequeño detalle: había perdido los dientes incisivos jugando a fútbol y llegó a tener un aspecto cuando menos curioso. Dijéramos que no era precisamente la persona que querrías encontrarte en un callejón oscuro.

En 2012, Gattuso decidió bajar el pistón y se marchó al FC Sion suizo, donde se retiró poco después para convertirse en entrenador. No sé cómo deben ser las sesiones a las que somete a sus pupilos, pero sí que te puedo decir una cosa: no me gustaría nada que me tocase ser asistente suyo en un día chungo…

…principalmente porque en cualquier momento se le puede ir la mano y que te caiga una bofetada. Al fin y al cabo, ¡nadie puede escapar de sí mismo!

El autor no le pegaría ni a una mosca en la vida real, pero en Twitter sacude de vez en cuando: @kj_mestre