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Cultură

Salir solo: cómo y por qué

Una guía práctica paso a paso para convertirte en un maestro de la fiesta solitaria.

Es viernes por la noche y después de tu semana de mierda lo que más necesitas es salir a emborracharte aunque sea a donde siempre con la gente de siempre, pero al Whatsapp no te contesta ni dios y te acabas quedando en casa con la máxima fiesta de bajar al chino antes de las 22h para beberte aunque sea una cerveza en el sofá. Pues mal. Si te apetece salir, sal, copón.

Crees que no sales solo porque si no vas con nadie te aburres, pero no sales solo porque te da vergüenza.

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“Que no me vean solo que va a parecer que estoy aquí solo”. La culpa, como de todo lo que nos pasa, la tiene el instituto. Hubo un tiempo en los patios de instituto, y supongo que así seguirá siendo, en el que te miraban mal si te veían solo, se reían de ti si eran niños de los que se sentaban al final de la clase, o te decían “vente con nosotros, tía no estés ahí sola” si era gente buena que no tenía problema en perdonarte la vida. Y esa invitación de 30 minutos de vida social, a los que no éramos especialmente sociales, nos hacía tener que parar el Discman, nos hacía tener que hablar y nos hacía de todo lo malo. Pero ni de coña voy a hacerme la guay y deciros que a tales propuestas ya en el instituto respondía con un “paso”. No tenía yo esas tablas. No tenía esa confianza en mi misma ni en la vida.

Como ya sabréis, la sociedad actual se divide en los mismos grupos de personas en los que se dividía la gente de tu clase en el colegio, en el instituto después y más tarde en la Universidad o el curro. Así que todo el drama lo llevamos muy dentro.

Por otro lado, no olvidemos el presunto vínculo de una persona que está sola en un bar con el alcoholismo, que está feo. Pero yo no hablo de bajarte al bar a ponerte ciego de vino por pura necesidad, que bueno, lo respeto. Yo hablo de salir a divertirte, vamos, de salir. Y el vino que se tercie o las cervezas pues tú ya coges y te las tomas.

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Ya vale de conocer a gente que no te aporta nada solo porque está bien visto. Conócete a ti mismo, a lo mejor hasta molas.

Aquí os dejamos una guía de cuatro pasos para conseguir llegar a salir solo y además disfrutarlo.

Primer nivel. Bájate a tirar la basura y a ver qué pasa.

Eres nuevo en esto y no sabes si estás preparado pero te sientes valiente y lo quieres probar. Quizá prepararte un plan para ti solo es demasiado ahora mismo, así que bájate a la calle con cualquier excusa -tirar la basura o ir a por leche al chino puede servir-  y no tengas miedo de dejarte llevar. ¿Hay algún bar de camino al contenedor? Pídete una caña, a ver qué pasa. No se está mal, ¿no? Recuerda que lo bueno de salir solo es poder irte en cuanto te dé la gana, lo malo es que tienes que pagar tú siempre. No te olvides la cartera en casa.

Nivel medio. Sal de casa aunque no hayas quedado con nadie “en concreto”.

Varios colegas te han dicho que andarán por aquí, o que estarán “donde siempre, ya sabes”. No tienes datos concretos pero si al final no los ves no pasa nada. Recuerda que ya te tomaste una cerveza solo una vez al volver de tirar la basura y no estuvo tan mal. Si al final no encuentras a nadie conocido habrás dado un paso más hacia tu meta. Si al final acabas viendo a tus colegas, sin problemas: vas a disfrutar de una aburrida noche de viernes como otra cualquiera.

Nivel avanzado. Sabes que ningún conocido sale, pero vas a ir a tomarte una cerveza a tu bar de confianza “solo para despejarte un poco”.

Toda la semana puteado y cuando por fin es viernes nadie tiene ganas de salir, qué hijos de puta. Menos mal que tú ya casi no los necesitas y ante la falta de propuestas no tienes problema en bajarte a tu bar de confianza a tomarte una caña, ¡o dos, a lo loco! Ahora mismo estás fácil, lo mismo disfrutas mucho y se convierte en tu primera experiencia oficial de salir solo de fiesta, pero también estás fácil para que te de un bajón tipo “¿qué estoy haciendo con mi vida?” en plena barra del bar.  Cosas buenas de este punto en el que estás: se te puede ir de las manos, pasar de las cañas a las copas y cambiar de bar cuando el de tu barrio cierre, perdiendo ya todo miedo a que te vean solo (y borracho). Cosas malas: creo que ninguna, tú bájate al bar sin miedo, en este punto hay que arriesgar.

Eres Pro: ¡Enhorabuena! Puedes salir cuando quieras a donde quieras sin llamar a nadie.

No solo no tienes problemas en salir aunque a nadie le apetezca, sino que vas a ir experimentando una extraña sensación de placer a la hora de hacer planes tú solo. Vas a conocer las ventajas de no perderte conciertos o festivales por tener gustos distintos a los de tus conocidos. Vas a empezar a reservarte días para estar tú solo simplemente porque te apetece y te da gustito. Vas a salir a cenar y elegir dónde a la primera porque nadie va a sugerir indios o restaurantes veganos. Vas a pedirte un Malibu con piña si se te antoja porque ya no tienes que demostrar nada.

Y ya está, lo has conseguido, ya eres totalmente libre para salir y entrar de tu casa cuando te de la gana. Quizá te preguntes: “Ah, ¿es que no era libre antes?” Pues se ve que no tanto cuando  has tenido que seguir esta guía. Eso sí, un último consejo, por mucho que te guste salir de fiesta solo, llama de vez en cuando a tus colegas, aunque sea para contarles lo bien que te lo pasaste aquel día que te dejaron todos tirado.