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Werner Herzog produce el primer documental deportivo que no es un coñazo

Red Army, que se presentó en Cannes, trata sobre el invencible equipo de hockey soviético de los 80 y también sobre la Guerra Fría. Gabe Polsky firma una de las películas más divertidas del año.

En la secuencia inicial de Red Army, Viacheslav 'Slava' Fetisov, el que fuera estrella del equipo soviético de hockey sobre hielo y luego de la NHL en EE.UU., le dedica una 'peineta' a Gabe Polsky. Gasta un humor bastante personal y tiene un carácter duro, forjado en los campos de entrenamiento de la URSS de los años setenta. Y eso se nota. Él es una de las 'estrellas' de este documental, que trata sobre un equipo, y también sobre la caída del comunismo, el papel de la KGB y la Guerra Fría.

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El director sabía a lo que se enfrentaba cuando decidió que este icono del deporte (hoy alto cargo en el gobierno de Putin) sería el protagonista de su película. "Es imponente, es como una fuerza magnética. Pero también intimidante, podía sentir la agresividad, es como un animal. Pero me centré, traté de no dejarme acobardar y empezamos a hablar. Después del primer minuto, supe que mi objetivo no era concentrarme en el hecho de que era el gran Fetisov y sacar algo interesante del hombre".

La pregunta ahora es: ¿Qué lleva a un americano a rodar una película sobre un capítulo de la historia de la URSS? "Cuando tenía 15 años vi a los soviéticos jugando, yo era jugador de hockey, quería ser profesional. Mis padres procedían de la Unión Soviética, pero no sabía demasiado sobre su pasado. Cuando les vi jugar, para mí fue la expresión deportiva más profunda y creativa que había visto nunca, y creo que es el logro deportivo más increíble de la historia visto como arte hermoso y colectividad creativa. Fue increíble, me causó un gran impacto. También me preguntaba por qué en EE.UU. el hockey, el sistema con el que se jugaba, era tan aburrido, monótono, bastante restrictivo y limitado, no muy visionario".

En la película, la antigua URRS no sale bien parada. Lógico. Se retrata un sistema "brutal y opresivo y con muchos aspectos oscuros". Por eso la presentación en Moscú fue, como se dice, una prueba de fuego (o de hielo, en este caso), con algunas de las personas que aparecen en el documental presentes. Y, aunque en su país están considerados como auténticos héroes, en el documental no terminan "demasiado bien parados".

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"Después de Cannes, recibí una llamada para invitarme al Festival de Moscú. Era la película de apertura del certamen. Políticos, el ministro de Cultura, directores de cine famosos… Todo el mundo estaba allí. Unas trescientas personas, era algo grande y yo estaba nervioso, porque la película es sobre Rusia y su historia, y yo soy americano. Todo el mundo sentía algo raro alrededor. Estaba realmente nervioso, pensaba que podrían odiar la película, porque políticamente… Pero después del pase todo el mundo se puso en pie, aplaudieron, estaban muy emocionados. Sentían una nostalgia amarga…".

El apoyo del maestro Herzog

Red Army lleva el sello incorporado de Werner Herzog. Le preguntamos a Gabe Polsky si tener en los créditos a uno de los grandes maestros del (no) documental en la actualidad -entre otras muchas cosas- supone una dosis extra de presión. Y el director nos aclara cuál es el papel del responsable de títulos míticos para la memoria cinéfila como Fitzcarraldo o Aguirre, la cólera de Dios en este proyecto. "Aunque no participó en el rodaje de la película, ha sido una gran influencia para mí por las películas que ha hecho, cómo las ha hecho y la búsqueda que siempre emprende en cada una de ellas. Su estilo artístico es muy influyente. Produje una película que él dirigió, Teniente corrupto, así que desarrollamos una relación. Cuando tenia Red Army casi terminada, se la enseñé para ver qué pensaba".

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¿Y cuál fue la reacción de Herzog, uno de los primeros espectadores del film? "Él fue el primer tipo que me animó, me dijo que era una película muy especial, que no me preocupara cuando alguien me dijera que no le había gustado, que había conseguido algo muy importante y profundo sobre el corazón del hombre, sobre la amistad. Eso me dio mucha confianza. Él tenía expectativas en el proceso de vender la película en festivales y cosas así, fue una fuente de ánimo".

Tener enfrente a un ciudadano estadounidense, de padres rusos y que ha convivido durante meses con antiguas estrellas del deporte soviético, políticos y miembros de la KGB supone una buena oportunidad para hablar sobre el final de la Guerra Fría. ¿Fue real? ¿Fue definitiva la llegada al poder de Gorbachov? ¿Terminó realmente con la caída del Muro y la Perestroika? "Obviamente, no. La pregunta es por qué ha empezado otra vez, por qué se produce ese antagonismo. Persisten dos mentalidades diferentes. Quizá en Rusia no quieren sentirse inferiores, o tienen algún tipo de complejo de inferioridad. Además, están intentando construir un orgullo nacional, una esperanza".

Y luego sugiere algunas interesantes preguntas a propósito de lo que está pasando en los últimos años. "Mientras hablo contigo estoy intentando pensar por qué se produce este conflicto. ¿Es todo por el ego de Puttin, que no quiere que el mundo occidental les presione o que les diga lo que tienen que hacer siempre? ¿Estamos nosotros trasladando simplemente la Guerra Fría a esta situación? ¿Por qué es un conflicto tan importante? ¿Empezó con lo de Ucrania? ¿Por qué de repente se ha producido esta guerra? ¿Era inevitable? No lo sé, son preguntas muy difíciles…".

Lo que ha conseguido Gabe Polsky con Red Army, además de plantear muchas cuestiones y también algunas respuestas, es colar el documental deportivo en el circuito de distribución comercial. Y, sobre todo, liberar de algunos tópicos al género. "Ya, yo es que odio los tópicos. Cuando identificas un estilo, la película se convierte en algo predecible, te sientes como si te estuvieran manipulando. Odio eso y odio esa clase de cine de deportes. Era muy consciente de ello haciendo esta película. Hay muy pocas películas de deportes que me gusten, casi ninguna. Porque he practicado deporte (hockey) y soy muy crítico con la esencia de estos films".

Y, para terminar, conocer el país donde crecieron sus padres, qué ha supuesto para Gabe Polsky. ¿Ha cambiado su forma de ver a los ciudadanos rusos? "Es difícil empatizar con ellos, son algo descorteses y agresivos, y piensas 'qué les pasa a estos tipos'. Pero cuando conoces la historia, cómo han vivido, las experiencias que les han moldeado empiezas a entender sus motivos. Y te empiezan a caer bien".