La epidemia oculta de la depresión postparto

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La guía Vice de la salud mental

La epidemia oculta de la depresión postparto

Millones de mujeres sufren enfermedades mentales perinatales en el mundo. ¿Por qué me costó tanto entonces encontrar ayuda?

Empezó poco a poco, casi imperceptiblemente, cuando Evan era un bebé. Estaba preocupada por su salud, su respiración, el vínculo que nos unía. Cuando me dormía, volvía a aquél momento cuando, sobre la mesa donde me habían practicado la cesárea, le preguntaba a los doctores si nuestro hijo, al que habían colocado una máscara respiratoria y no se le escuchaba, había sobrevivido. La falta de respuestas, el silencio, los tres minutos que se hicieron eternos, siguen presentes en mi memoria.

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Unos meses después de que hubiera nacido Evan, el pánico empezó a apoderarse de mí. Me sentía inquieta, pesada, enferma. Una enfermera que venía a casa a cuidarme me recomendó un grupo de ayuda. Empezaba dentro de cuatro meses. Yo no podía esperar cuatro meses. Llamé a un centro de salud mental, pero no me devolvieron la llamada. Fui llorando a ver a mi médico de cabecera y me sugirió que tomase antidepresivos, desechando mi sugerencia de poder hablar con algún especialista. Simplemente necesitaba hablar con alguien ya que no me sentía apoyada.

Quince semanas después de pedir ayuda, encontré un grupo de ayuda por casualidad, en un centro infantil que se encontraba a unos pocos kilómetros de mi casa. Seis meses después, aquí me tenéis, soy una persona completamente diferente. Una madre primeriza blanca de clase media con sobrepeso, con un bebé sano, que reside en una zona considerada como una de las que cuenta con la mejor salud mental perinatal según la Comunidad de Especialistas del Reino Unido. También utilicé reiteradamente todos los recursos de los que disponía para recibir ayuda por la depresión que tuve tras el nacimiento de mi hijo, como si fuera un trastorno desconocido aunque relativamente fácil de que se produjera. Pero no lo es.

Las enfermedades relacionadas con la salud mental perinatal (se denomina perinatal al periodo que va desde la concepción hasta que el bebé cumple un año) son muy comunes. Van desde desordenes de adaptación y angustia después de haber tenido un hijo, a una depresión que produce ansiedad, fatiga y una tristeza crónica antes y después de dar a luz, hasta un trastorno de estrés post-traumático después de que se haya producido un nacimiento traumático, además de afecciones graves más raras como psicosis postparto, que produce paranoia, delirios y alucinaciones. La mayoría de investigadores coinciden en que al menos una de cada diez mujeres se ve afectada por enfermedades de salud mental perinatal, lo cual suena bastante fuerte. Sin embargo, si nos centramos en las cifras, como hizo el informe de la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños de 2013 «Prevention In Mind» de Sally Hogg, descubriremos que unas 284.890 mujeres se ven afectadas en Inglaterra todos los años. Eso significa más de un cuarto de millón de personas, cada año, en un país.

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Estas cifras son alarmantes, pero todavía hay más: En el Reino Unido, casi la mitad de las mujeres viven en una zona que no dispone de tratamiento para la salud mental perinatal, y algunos de los servicios que existen en otras partes del Reino unido cumplen con las normas nacionales de calidad desde abril de 2015.

«Una cantidad increíble de gente se ve afectada», confirma Sam Challis, Director de Información de la organización para la salud mental Mind. Por tanto, ¿por qué existe este vacío en los tratamientos? «El problema es que el embarazo se ve a menudo como una transición física para la madre, en lugar de una transición física y psicológica. Este es el principal problema que se debe cambiar con urgencia». El hecho de que la formación en salud mental de los profesionales no expertos en psiquiatría sea muy limitada es también un factor importante, añade. «Debería haber una enfermera especializada en salud mental en cada unidad de maternidad, y los visitadores sanitarios (los profesionales de la salud que visitan a los padres durante el primer año de vida del bebé para evaluar el peso del niño y su desarrollo) deberían recibir una formación mucho más completa. También debería realizarse un examen de salud mental al margen del examen de asistencia social general».

La mayoría de investigadores coinciden en que al menos una de cada diez mujeres se ve afectada por enfermedades de salud mental perinatal.

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Después está el estigma que tiene la salud mental durante la maternidad. Las madres a menudo son reacias a admitir cómo se sienten ante los profesionales porque temen que se las considerará como alguien que no puede cuidar de su bebé. La cultura y la publicidad tampoco ayudan: la maternidad se muestra como algo nebuloso, romántico y rebosante de amor, la tortura de no poder dormir por las noches y la carga adicional de nuevas responsabilidades no parecen formar parte de esa imagen. Todo el mundo experimenta algo así en cierta medida: Recuerdo pasar tardes felices con mi hijo seguidas de noches en las que me sentía estresada y preocupada, recuerdo también cómo el agotamiento adormece tus emociones, te deja vacía, ausente, completamente perdida.

Además, los medios de comunicación sólo informan de casos extremos y desgarradores de enfermedades de salud mental perinatal, como en el caso de Charlotte Bevan, la madre de Bristol que dejó el hospital con su hija Zaani de tres días el pasado mes de diciembre, y que se suicidó lanzándose desde un barranco del condado de Avon. «Se trata de casos aislados», recalca Challis, «aunque hacen que muchas mujeres crean que esto también les va a pasar a ellas». Es importante tener en cuenta que esta terrible tragedia oculta una historia mucho más grande: Bevan era una esquizofrénica que ya tenía a un equipo de asistencia asignado. El sistema falló. Se está llevando a cabo una investigación, pero es probable que los problemas de atención y comunicación sean parte de esa historia, como es el caso para tantas otras mujeres.

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Las iniciativas que han puesto en marcha los grupos de presión y las instituciones benéficas por lo general cubren el vacío que los servicios profesionales no pueden ofrecer. Uno de ellos es Two In Mind, una iniciativa del País de Gales que intenta aliviar el problema de que el 70% de las mujeres en esa zona no tengan acceso a este tipo de asistencia. Su sitio web ofrece cursos de terapia cognitivo-conductual (TCC) para familias que van a ser padres, e historias en vídeo de la vida real de los padres. Por ejemplo la de Sara, que tuvo un aborto y posteriormente una perforación de útero durante su operación cesárea. Después de aquello, según cuenta, «me sentí vacía y entumecida… sin sentir nada por mi bebé». O de Lucy que se quedó embarazada y leyó todos los libros que pudo durante su embarazo que transcurrió sin complicaciones, pero luego se sintió «profundamente consternada», «agobiada» y no quería salir de casa.

El enfoque de Two In Mind sobre la salud mental perinatal aborda algo en lo que fracasan muchos servicios, explica la Gestora de Proyectos Jenny Burns. «[A menudo] en estos casos tratamos con dos personas: la madre o la cuidadora principal y su bienestar emocional y el bebé y su bienestar. El "cliente o paciente" no se puede dividir o separar». Se puede acceder libremente a través de Internet a los cursos «Disfruta de tu bebé», y se comparten con las oficinas de Two In Mind, así como servicios legales y de asistencia de terceros. El sitio Web recibe visitas de usuarios de todo el mundo, por lo que Burns está encantada.

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Sin embargo, su mayor orgullo es un logro personal. Ha podido ver personalmente cómo una madre soltera adolescente con problemas de ansiedad, baja autoestima, que tuvo que volver a su casa, se comprometía con el proyecto como voluntaria y cómo se recuperaba de un modo extraordinario. «Durante este último año he visto como adquiría confianza en su capacidad y destreza como padre», Burns declara satisfecha. «Aún es más, ahora ha contactado con la escuela primaria local Flying Start y les ha convencido de que la contraten un día a la semana como estudiante terapeuta ocupacional. ¡Aunque parezca increíble, establecer un compromiso con recursos accesibles puede cambiarte la vida!»

Existen otras muchas organizaciones que realizan una labor similar, como la institución benéfica británica PANDAS (Asesoramiento y Apoyo ante la Depresión Pre y Postnatal), que ofrece recursos online y una línea telefónica de ayuda, y grupos locales dirigidos por mujeres que han sufrido ellas mismas enfermedades de salud mental perinatal: dos ejemplos notables son las organizaciones Mothers For Mothers en Bristol y House of Light en Hull. Pero también se está implementando progresivamente un enfoque nacional, gracias a una coalición nacional activa que engloba a otras entidades.

La MMHA (Alianza Británica para la Salud Mental Maternal), una alianza de organizaciones profesionales, organizaciones de pacientes e instituciones benéficas, puso en marcha un proyecto el pasado mes de julio denominado Everyone's Business, que estará subvencionado durante dos años por Comic Relief. El nombre es conciso y sencillo, integral y perfecto, y aborda la manera en la que la depresión postparto no se debe etiquetar como un «problema de mujeres», sino que debe reconocerse como algo que puede influir en las relaciones, la vida e incluso en la economía en general.

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El pasado octubre, un informe de la MMHA realizado junto con la Escuela de Economía de Londres reveló que se pierden 8,1 mil millones de libras cada año debido a que las mujeres y los niños no recibían apoyo durante el período perinatal. En un primer momento, el análisis de las repercusiones de la salud mental en términos económicos parece una manera fría y aséptica de medir cómo afecta a la vida de las mujeres. Sin embargo, si se examina más de cerca el trabajo de la MMHA, se ve que su objetivo es lograr que las mujeres se consideren piezas vitales en el engranaje de la sociedad en general.

El pasado octubre, un informe de la MMHA realizado junto con la Escuela de Economía de Londres reveló que se pierden 8,1 mil millones de libras cada año debido a que las mujeres y los niños no recibían apoyo durante el período perinatal.

«Hay muchas causas para los más necesitados», explica María Bavetta, Directora de Comunicaciones de Campaña de la MMHA, «así que tuvimos que ir con un enfoque que equilibre los hechos con nuestros argumentos, que llegase directo al corazón pero también a la cabeza». Hay muchas historias de la vida real en su sitio web, incluyendo la trágica historia de Joe, que no recibió una asistencia especializada ante la grave depresión postparto que tenía después de haber sufrido varios abortos espontáneos, y se suicidó cuando su hija era un bebé de pocos meses, y de Sally, que afirma que si sigue con vida fue después de buscar el apoyo de los voluntarios. «Si te rompes un brazo irás al hospital para que te lo curen, pero la salud mental no dispone de estos lujos», escribe. Es un sentimiento que se repite en cada historia y que siento latir con fuerza a través de mi propia experiencia.

Desde el pasado mes de julio, la MMHA ha estado trabajando con el Departamento de Salud Británico y el Royal College of General Practitioners en estas cuestiones, de hecho, para este último la asistencia mental perinatal es una de sus prioridades para el año 2015, de modo que médicos como el mío podrían empezar a cambiar su modo de actuar. Su enfoque se centra en torno a estas tres medidas: establecimiento claro de una responsabilidad en el cuidado de la salud mental perinatal a nivel nacional, y su cumplimiento. Cumplimiento de los servicios especializados de la comunidad con las normas nacionales de calidad y que estén disponibles para las mujeres de todo el país y, por último, formación en salud mental perinatal para todos los profesionales implicados en la atención de la mujer durante el embarazo y el primer año después del nacimiento. El parlamentario del Reino Unido, George Osborne, también anunció que destinaría 75 millones de libras en los próximos cinco años a los servicios de salud mental perinatal en el minipresupuesto de marzo, algo que los escépticos podrían pensar que se ha hecho con vistas a las elecciones, pero al menos reconoce el problema e impulsa los hechos en la dirección correcta.

«Osborne también lo mencionó en su discurso, lo que es una buena señal», añade Bavetta. «Es importante que este tipo de cuestiones se mencionan en voz alta, esto facilita su normalización». Y, a continuación, declara lo más importante de todo. «Tenemos que concienciar a las mujeres de que no tiene nada de malo sentirse así y que es una buena idea hablar sobre ello, para que sepan que es algo habitual, y que pueden obtener ayuda, y saber exactamente dónde conseguirla».

@juderogers