All photos courtesy of Jörg Buttgereit/Nekromantik
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Según los textos de Aggrawal sobre el tema, no sólo es posible, sino relativamente común que, con el tiempo, los necrófilos avancen a lo largo de este espectro. En su libro cita numerosos estudios de caso en los que quienes habían experimentado fantasías necrofílicas anteriormente, luego tomaban trabajos que los ponían regularmente en contacto con cadáveres con el fin de volver esas fantasías realidad.Si hablas sobre un asesinato violento en la mesa, las personas se unen a la conversación; si mencionas algo sobre necrofilia, toda la mesa se queda en silencio. — Carla Valentine
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La pregunta, sin embargo, es si esta es una manera saludable de que un necrófilo se desahogue, o si es algo que sólo agrava e intensifica el deseo de interactuar sexualmente con un cadáver de verdad."La necrofilia puede pasar de un primer grado a cualquier otro más avanzado, por lo que [las industrias que abastecen los impulsos necrofílicos] muy posiblemente están alentando el hábito", dijo Aggrawal. "Creo que la mejor manera [de lidiar con los impulsos necrofílicos] es ponerse en contacto con un psiquiatra o un psicoterapeuta. Hay una serie de estrategias que se pueden emplear para ayudarlos".El terapeuta de Hayden inicialmente sugirió que asistiera a un grupo de ayuda para diversas parafilias, pero según él eso sólo agravaba la ansiedad y la incomodidad que sentía por sus deseos y dejó de ir. La mayor fuente de apoyo para llegar a un acuerdo con sus deseos tabú, añadió, ha sido su novia."Ella lee toda la poesía que escribo, mis historias sobre necrofilia, incluso me envía canciones o escritos que encuentra sobre el tema", dijo. "Siempre me ha dicho que no es anormal, simplemente la gente se siente atraída por diferentes cosas, y sucede que a mí me atraen los cadáveres".En Psychopathia Sexualis, Krafft-Ebing sugirió que si una mente sana puede demostrar o no tendencias necrofílicas era una cuestión por resolver, y un tema digno de mayor investigación. En los más o menos 150 años que han pasado desde su publicación parece que la comunidad psiquiátrica hubiera declarado esta pregunta resuelta, con un rotundo "no".Tiene sentido: la historia está plagada de cuentos brutales sobre actos necrofílicos, y la sencilla realidad de fornicar con un cadáver es suficiente para hacer que la mayoría de la gente sienta náuseas. Pero, como Valentine y otros están dispuestos a demostrar, puede haber otra cara de la historia, donde la necrofilia no es algo que deba ser temido e ignorado, sino algo que muy bien podría abrir un debate fructífero y proporcionar información valiosa sobre la verdadera naturaleza de nuestras actitudes culturales hacia el sexo, el amor, la vida y la muerte.La gente se siente atraída por diferentes cosas, y simplemente pasa que a mi me atraen los cadáveres. —Hayden