2018 puede ser el año del nuevo nuevo flamenco

¡Probando, probando!, ¿se nos oye bien? Nos adelantamos a 2018 ofreciéndote, de la mano de J&B, un aperitivo de lo que va a venir el año que viene, para ir abriendo boca. Estad atentos a esta sección porque en breve os daremos más datos sobre el evento que J&B montará a mediados de enero para comenzar el año de la mano de las propuestas más interesantes en música, arte urbano, comida y bebida.

El flamenco es una fuente que mana y corre, y arrastra lo que sea que encuentre a su paso. Por eso hace tiempo que su corriente se escapa de sus propias tradiciones y que ahora está llegando a los stories de Instagram y a YouTube.

De esta mezcla y eterna renovación característica del flamenco, recientemente han llegado voces increíbles, como la de Rosalía. Antes incluso de que saliera su primer disco, “Los Ángeles” (2017), esta cantaora barcelonesa ya se había alzado a todos los altares del flamenco de nueva generación. Con solo 24 años y una licenciatura universitaria en Interpretación del Cante Flamenco, Rosalía ha fraguado junto a Raúl Fernández “Refree” un disco de una belleza sobrecogedora. En sus canciones, la copla se enrolla sin remilgos con toda clase de sonidos urbanos, y se acompaña de arreglos cercanos al folk americano o al punk. Con esto, ha conseguido enganchar a los millennials al flamenco, que la escuchan en el móvil, le dan millones de reproducciones a sus vídeos en YouTube y babean con los lookazos de órdago que se gasta en su cuenta de Instagram. Podemos esperar que en 2018 llegue lo nuevo de Rosalía. Ella solo tiene que decidir por qué palo quiere seguir sus versos, y los demás le iremos detrás.

Igual que cuando compramos algo de ropa en una tienda de segunda mano y luego la sabemos llevar con una aire modernillo, el nuevo flamenco vuelve actuales formas y sonidos con mucha historia. Por ejemplo, diríamos que Rosalía es cantaora, pero no la típica cantaora; y ahí está la clave, en seguir jugando siempre a ese “sí, pero no”, a una reinvención del auténtico flamenco, donde siempre cabe la duda de qué etiqueta hay que ponerle a lo que escuchamos.

Que le pregunten sino a Niño de Elche, un cantaor diferente con un disco anárquico, “Voces del extremo” (2015), donde el flamenco se subleva a base de rock, electrónica, improvisación y un discurso abrasivo. El Niño de Elche lleva una buena temporada revolcándose con sonidos tan diversos como el de la banda de rock instrumental Toundra, o el dúo DJ/VJ Los Voluble, que llevan al extremo la apuesta estética de su carga poética y política. La respuesta de Francisco Contreras, su verdadero nombre, a los puristas es Que os follen, porque su idea es dinamitar cualquier frontera entre tradición y vanguardia a base de canciones híbridas e irreverentes.

El 2018 llega para volver a demostrar que el flamenco se atreve con lo que le echen, ya sea trap, electrónica o pop. Para el año que viene, habrá que saber darle palmas a genios como Dellafuente, un reguetonero que utiliza samplers de Morente y sonidos de calle con aire flamenco, untados con autotune y una mezcla de ritmos que van desde la rumba hasta la bachata. Pura crema, como el rollo gitano-deluxe que se trae el malagueño Josele Junior, al que después de ese cóctel lujurioso de flamenco y trap llamado Consentido se le adivinan nuevas aproximaciones negras al género flamenco. También para seguir son los nuevos cantes de la cordobesa María José Llergo. El año que viene también habrá que cabalgar a lomos del poderío de la joven pero veterana Rocío Márquez, que ha abierto brecha con “Firmamento” (2017), un disco flamenco en el que no hay guitarra, y tener claro que gente como Maka va a seguir dando guerra desde su frente de duende poligonero, después de componer su primer disco en la cárcel.

Y es que el flamenco va a seguir rompiendo las costuras del arte y de la vida para hacerse un traje nuevo a cada vez. Solo que resulta que ahora ese traje nuevo es un simple chándal.

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