​Sophie Allison Lindsey Jordan Soccer Mommy Snail Mail Women In Rock Noisey
Soccer Mommy (izq.) imagen vía PR / Snail Mail (dcha.) por Michael Lavine 

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2018

Las mujeres dominan el rock y no hay nada que puedas hacer para impedirlo

Si 2018 nos ha enseñado algo es que el dominio que tienen las mujeres del rock no es una moda: ha llegado para quedarse. Las críticas tienen que reflejarlo.
Lauren O'Neill
London, GB
Oana Maria Zaharia
traducido por Oana Maria Zaharia

2018 ha sido un año fantástico para la música que hacen los que tocan la guitarra. En una era dominada por el pop, en la que los críticos parecen estar escribiendo cada seis meses preocupados por la salud de la música rock de forma rutinaria, 2018 ha dado un respiro a sus pobres teclados, ya que una gran cantidad de nuevos artistas han conseguido visibilizar el género. Y lo que es aún más interesante, los nuevos nombres que han tenido el mayor impacto han sido, sin excepción, mujeres: Sophie Allison, de Soccer Mommy; Lindsey Jordan, de Snail Mail, y Lucy Dacus, Phoebe Bridgers y Julien Baker, tres artistas en solitario que en 2018 también empezaron a tocar juntas bajo el nombre boygenius.

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Esto es importante por razones obvias. El rock es un género que siempre ha excluido a las mujeres: su historia está llena de caras masculinas y, año tras año, cinco piezas blancas masculinas intercambiables se nos presentan como los nuevos salvadores del indie, generalmente de manos críticos masculinos.

Y a pesar de que, desde Sister Rosetta Tharpe hasta Mitski y St Vincent, las mujeres han estado haciendo todo tipo de música para guitarra desde la creación del rock, para las artistas es mucho más difícil hacerse un hueco en una conciencia más amplia como músicas de rock. De hecho, sigue siendo raro que una mujer consiga dejar su huella de forma tan sólida como han hecho cualesquiera de las artistas que lo han logrado en 2018, especialmente cuando el día a día de una gira puede verse salpicada de machismo. Es agotador.

En una mesa redonda para el New York Times publicada en septiembre de 2017, varias artistas de rock, entre ellas Allison y Jordan, hablaron sobre los prejuicios de género habituales en la industria; desde que las confundan con la mánager de la gira o un fan de su propia banda, hasta que les pidan fotos desnudas después de rechazar una colaboración musical. Sin embargo, a pesar de la naturaleza común de estas experiencias, suele haber una percepción generalizada de que se ha acabado con la misoginia en el rock. De hecho, a principios de este mes, hablando con The Fader, Matty Healy, de The 1975 (también copropietaria del sello Dirty Hit, que tiene una lista predominantemente liderada por mujeres), sugirió que "ya no hay misoginia en el rock and roll". Y aunque desde entonces, Healy ha aclarado y se ha disculpado por los comentarios, tal vez tenían un sentido más amplio: que debido a que las mujeres en la música rock ahora son más visibles, no tienen que lidiar con el problema histórico de género de la mujer.

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Obviamente tienen que hacerlo —y es una prueba más de su talento y de la resiliencia con la que han tenido que hacer frente a las presiones que los hombres de la música no tienen, y aun así conseguir hacer algunos (básicamente todos) de los trabajos más interesantes que existen en el género en la actualidad. Como tal, no es de extrañar que los críticos en 2018 quieran proclamar a los cuatro vientos el éxito de las mujeres en la música rock: el dominio artístico femenino del género ha tardado en llegar y ha sucedido incluso cuando el mundo de la música de guitarra todavía no es particularmente complaciente con quien no es un hombre blanco cis.

A lo largo del año, hemos visto infinidad de artículos sobre un "movimiento" o "panorama" de mujeres en el indie rock. Algunos agrupan vagamente a las artistas por su estilo lírico (la mayoría de las mujeres involucradas escriben música sincera afectada por sus experiencias personales), otros reconocen que lo que une a estas mujeres es principalmente el hecho de ser mujeres. También en mi propio trabajo, cuando he entrevistado a varias artistas involucradas en la explosión actual de mujeres en diferentes áreas del rock, les he preguntado sobre las comunidades que han formado con otras artistas y cómo esto les ha ayudado tanto personal como artísticamente.

"El dominio artístico femenino del género ha tardado en llegar y ha sucedido incluso cuando el mundo de la música de guitarra todavía no es particularmente complaciente con quien no es un hombre blanco cis"

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Resulta tentador crear una narrativa que una a estas artistas como bastiones de un nuevo "movimiento" de la música rock, incluso aunque ellas mismas no se sientan así. En una conversación telefónica, Sophie Allison, la irónica líder de Soccer Mommy, cuyo brillante álbum de debut Clean, que parece un diario íntimo, salió a principios de este año, me dice: "Me preguntan todo el tiempo si soy parte de este movimiento, pero no lo soy. No he hecho nada por él, no conozco a todas las personas con las que constantemente me asocian".

Sus palabras son un indicador de que, si bien la representación de las mujeres en todos los niveles de la industria musical debe expandirse y aunque la gran cantidad de mujeres en los actos de rock de vanguardia es una lente interesante a través de la cual mirar el año pasado, cuando nos centramos únicamente en el género y en quiénes son estas artistas en lugar de en lo que están haciendo, les hacemos un flaco favor.

Lindsey Jordan, de Snail Mail, está de acuerdo. Me llama desde la terminal de salida del aeropuerto de Heathrow, de camino a su mayor gira hasta el momento. Durante los últimos meses, ha estado promocionando su álbum de debut Lush, que actualmente está en los puestos más altos de prácticamente todas las listas de “Álbum del año” y es oficialmente el cuarto LP favorito de Noisey en 2018.

Es una de las artistas nuevas más impresionantes del rock —aguda, divertida, observadora— y, sin embargo, una y otra vez, la mayor parte de la prensa solo habla de su género, de su sexualidad o de ambos. Francamente, cuando se le pregunta cómo se siente acerca de hablar constantemente de su papel como mujer en el rock, Jordan parece estar hasta las narices: "Antes me enfadaba mucho más, especialmente porque nuestro ciclo de prensa fue muy intenso", dice. “Hablaba del tema diez veces al día, sin exagerar. Me identifico como mujer y me identifico como lesbiana, pero eso no tiene nada que ver con la razón por la que empecé a tocar música. Me veo a mí misma como compositora y música".

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"Me identifico como mujer y me identifico como lesbiana, pero eso no tiene nada que ver con la razón por la que empecé a tocar música. Me veo a mí misma como compositora y música"

Allison ha expresado públicamente en el pasado su frustración con preguntas similares centradas en el género. A ella le parecen banales y existencialistas: "Las mujeres no tienen la obligación de explicar todas las cosas molestas que les suceden a diario ni cuáles son sus luchas solo para que se nos trate mejor", declara. "Obviamente, es algo muy importante, pero somos más que eso como persona, no somos solo una mujer y nada más. Hay capas".

Una de las razones por las que la etiqueta de "Women In Rock" es en gran medida inútil es que la prensa musical no habla de los hombres de la misma manera. Por ejemplo, aparte de cuando comparten un lugar común (como, por ejemplo, en los casos de las escenas independientes de Camden o Birmingham, diseñadas en gran medida por la publicación impresa NME a diferentes niveles durante los últimos quince años), a los músicos masculinos no los suelen agrupar con otras personas cuya música no es tan similar a la suya.

Sin embargo, a menudo se sugiere que artistas tan diferentes como Snail Mail, que toca el pop-rock, y, pongamos, Julien Baker, una música de folk rock con una inquietante voz, son parte del mismo "panorama". Si bien ambas son músicas personales introspectivas que tocan la guitarra, ahí terminan las cosas en común, y conexiones como esta, a Jordan le dan pereza. "Creo que muchas de las artistas con las que se compara a Snail Mail son muy diferentes a mí", señala. "Todas esas artistas se esfuerzan mucho en sus proyectos individuales, no creo que ninguna de ellas quiera ser tokenizada".

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Esto no quiere decir que vincular a las artistas sea siempre algo sin sentido o algo malo; es difícil, por ejemplo, no pensar en las componentes de boygenius, Dacus, Bridgers y Baker, como un grupo de artistas unidas por un estilo compartido o por un tipo específico de introspección lírica. Las tres son músicas de guitarra con una habilidad especial para el autodesprecio y el análisis y, esta habilidad y área de interés compartidas significa que encajan de forma natural, sus piezas casan perfectamente. Pero homogeneizarlas por completo, referirse a todas como una unidad, un "panorama" o un "movimiento" en el que todas hacen lo mismo es eliminar lo mejor que tiene boygenius, la peculiaridad de cada artista como solista. Por ejemplo, el ingenio de Bridgers, la voz grave de Dacus que sirve de base a sus compañeras de grupo y la habilidad superlativa de Baker como guitarrista se magnifican en el contexto de la banda.

Podría decirse algo parecido de las bandas Soccer Mommy y Snail Mail. Aunque no tocan juntas, son buenos puntos de referencia para el trabajo de las otras. Surgieron al mismo tiempo, tocaban en las mismas fiestas y ambas están de acuerdo en que su música tiene lo que Allison llama "el mismo nivel de energía y estilo". Para Jordan, sin embargo, es importante tener en cuenta que las comparaciones constantes entre los dos grupos no hacen ningún favor a ninguno de las dos: "No quiero hablar por Sophie, pero creo que el hecho de que nos comparen porque las dos somos mujeres jóvenes es molesto".

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Continúa, alabando a su amiga y coetánea: "Creo que tiene mucha integridad como compositora y su música individualmente es tan especial que siempre siento que cuando las personas nos asocian, hacen que todo su esfuerzo se esfume. Soccer Mommy es una banda muy especial. Ella y yo somos compositoras diferentes y cada vez que veo ese tipo de comparación, me molesta, porque quiero que la gente preste atención a ese álbum por lo que es: algo verdaderamente increíble".

Jordan tiene razón. Clean, el álbum de Soccer Mommy, al igual que todos los álbumes creados por las talentosas artistas que han sido etiquetadas como parte de la ola de músicas femeninas en el indie, merece su propio espacio vital. Es lo suficientemente importante como para defenderse por sí solo y en realidad no le hace falta ningún punto de referencia, pero al insistir en la comparación y hacer hincapié en la importancia del "movimiento" Women In Rock en vez de en la de las artistas y su trabajo, los periodistas de música dan a entender que eso es lo importante, más que la música de la artista.


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Esto, a su vez, podría sugerir que las mujeres que hacen música rock se ven como un "panorama" que tiene lugar en un momento determinado en el tiempo, uno que ha llegado, pero que también irá. ¿Cuál es sin duda una mejor manera de abordar el hecho de que las mujeres ahora están de forma colectiva en la cima de la montaña? Tratarlo como algo normal en lugar de hacer que cada historia se base en el género y en la identidad.

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Lucy Dacus espera que estemos en un punto de inflexión en cuanto a la forma en que la prensa musical y los fanes ven a las músicas. Nos reunimos a finales de octubre para hacerle una entrevista antes de un show en Londres en apoyo a su segundo disco, Historian, y me cuenta cómo boygenius ha reforzado sus esperanzas de futuro: "Creo que Phoebe, Julien y yo hemos estado más dispuestas a hablar sobre ser mujeres en la música a través de todo esto de boygenius, solo porque lo entendemos, estamos juntas”, reflexiona. "Y creo que la principal conclusión de la naturaleza física de la banda es que no estamos compitiendo, estamos coexistiendo y creciendo juntas, trabajando juntas. Así es como debería ser. Creo que lo más tóxico es cuando las mujeres sienten que el espacio es limitado, por lo que tienen que competir por él".

Desde su punto de vista, lo mejor que puede salir de que las mujeres dominen colectivamente el indie rock es que las artistas se convertirán en la norma. Espera que la gente vea que "no es una moda, hablarán de ti si tu música es muy buena. ¿Entiendes?".

Allison y Jordan también esperan que la forma en que ellas y otras mujeres escriben sobre el tema sea más amplia en el futuro. Si bien ambas han realizado un trabajo que ha inspirado análisis cuidadosos y estudiados —hay muchos otros ejemplos; Jenn Pelly en Clean y Daisy Jones en Lush son dos geniales— cuando se entrevista a estas artistas, el enfoque rara vez se centra en lo que han creado, sino más bien en quiénes son. Jordan, en una triste revelación, me dice que "muy rara vez" habla de su música, lo que le parece una vergüenza cuando "el corazón de lo que está sucediendo, la razón por la que la gente parece sentir una conexión con Snail Mail es por lo que compongo. Apenas hablo de eso, me da la sensación de que siempre estoy hablando de ser lesbiana o algo así". Allison, de manera similar, me dice: "Preferiría hablar más sobre lo que escribo, sobre los problemas que aparecen en las canciones o simplemente de cosas de las que hablo que realmente han supuesto una lucha para mí, como la ansiedad o los problemas con mi cuerpo".

Es asombroso que dos de las músicas nuevas más brillantes del año, que han lanzado discos alabados por todas las publicaciones concebibles y devorados por los fanáticos de la música, se sientan decepcionados de que apenas hayan podido hablar de lo que realmente han hecho. Sus palabras, tal vez, son una llamada de atención a una prensa musical que, comprensiblemente, ha estado tan emocionada por la revitalización del rock por parte de las mujeres que a veces ha situado la política de la identidad por encima de la propia música. Porque, como señala Jordan, la música es la parte más interesante: "Creo que soy compositora antes que nada, así que, naturalmente, es de lo que probablemente me sentiría mejor hablando y es lo que más me gusta hacer. Lo único que quiero hacer es componer todo el rato”.

Si bien es inevitable que la identidad de un artista afecte a todos los aspectos de su trabajo, si hemos aprendido algo en 2018 es que, en el futuro, esto ya no tiene que ser la historia completa. En 2019, esperemos que "Women In Rock" como etiqueta de género muera de verdad y que tanto los fanes como los críticos puedan empezar a tratar a las mujeres en el rock como compositoras de rock, instrumentistas de rock y creadoras de rock, siempre con el respeto que merecen como músicas que se comen el mundo.

Puedes encontrar a Lauren en Twitter.

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