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La flexibilización del bloqueo aumenta el racismo en Cuba

Las medidas de EEUU para flexibilizar el bloqueo económico han aumentado el racismo en la isla, ya que básicamente favorecen a aquellos que reciben remesas del extranjero o trabajan por cuenta propia, que suelen ser blancos. No negros, ni mestizos.
Panadería en La Habana. (Imagen por Mónica Bernabé)
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Las medidas aprobadas por Estados Unidos para flexibilizar el bloqueo económico en Cuba han aumentado el racismo en la isla, ya que básicamente favorecen a aquellas personas que reciben remesas del extranjero o trabajan por cuenta propia, que suelen ser blancas. No negras, ni mestizas.

Eso está aumentando las diferencias sociales en el país y alimentando la discriminación racial, que "siempre estuvo latente", según Norma Guillard, que ha fundado una asociación con la colaboración del gobierno cubano para combatir esta nueva situación. La organización se ha bautizado con el nombre Articulación Regional Afrodescendiente para las Américas y el Caribe (ARAAC).

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"La discriminación es muy sutil porque todos tenemos derecho a una salud y una educación gratuitas, pero ya empezó a resultar patente cuando se desquebrajó la Unión Soviética", explica Guillard a VICE News. Pone un ejemplo: "Cuando se abrió la economía, muchos tour operadores que venían de España no querían contratar a negros". Ahora, con la flexibilización del bloqueo estadounidense, esta discriminación ha ido a más.

El presidente norteamericano, Barack Obama, levantó las restricciones que existían para enviar paquetes y remesas a Cuba desde Estados Unidos. Ahora se puede mandar la cantidad de dinero que se quiera  — antes sólo se permitía un máximo de cien dólares mensuales —, y para quien se desee. No es necesario que sea un familiar. Asimismo, Obama ha facilitado el comercio a sectores privados, la importación y exportación. También pretende mejorar las telecomunicaciones o que lleguen herencias y tecnología a Cuba.

Marcadas diferencias sociales entre negros y blancos

"Esto básicamente beneficia a los cubanos que cuentan con familiares en Estados Unidos. Los negros no tenemos normalmente a nadie allí, y si lo tenemos, no suelen gozar de una buena situación económica para enviar remesas", se lamenta la representante de ARAAC. Las consecuencias en la isla son evidentes: aquellos que han abierto negocios por cuenta propia, o disponen de fondos para comprarse un vehículo son siempre blancos.

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Esteban Morales, que es uno de los politólogos y economistas más reconocidos de la isla y destacado analista sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, considera que las medidas de flexibilización aprobadas por Obama tienen un objetivo más allá del simple levantamiento del bloqueo .

"Buscan reforzar el sector privado emergente en Cuba para que este sector sea el que fuerce un cambio político en la isla", declara Morales a VICE News. Un cambio, en definitiva, liderado por los blancos. Los negros fueron el gran soporte de la Revolución castrista, que precisamente triunfó en 1959 en Santiago de Cuba, cuya población es principalmente negra.

"Estados Unidos está persiguiendo nuestras transacciones internacionales como nunca lo había hecho antes en el ámbito financiero", continúa relatando el economista, que considera que el bloqueo ha empeorado, lejos de mejorar. "Continúan vigentes la ley Torricelli y la Helms Burton. La primera prohíbe a Cuba la posibilidad de comercializar con filiales norteamericanas en terceros países, y la segunda impide que se pueda invertir en Cuba en aquellas propiedades que fueron propiedad norteamericana", recuerda.

En la práctica, la población cubana continúa con las mismas restricciones económicas de siempre, y haciendo malabarismos para sobrevivir. En la isla conviven en la actualidad las denominadas bodegas y las tiendas liberadas.

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En las bodegas  — que a pesar de que tienen este nombre, no son puntos de venta de alcohol sino una especie de colmados —, se pueden adquirir los productos de alimentación subvencionados por el Estado con la cartilla de racionamiento. Todo a unos precios que son una ganga.

El problema es que la cartilla de racionamiento prevé sólo la adquisición de determinados artículos básicos, y en cantidades reducidas que no cubren las necesidades de una persona al mes. Por ejemplo, pan, leche, aceite, pollo, huevos, arroz, azúcar o sal. En consecuencia, las familias deben recurrir después a las tiendas liberadas para completar la cesta de la compra, y allí los precios son prohibitivos para el bolsillo cubano.

El sueldo medio en la isla es de unos 250 pesos al mes, unos diez euros y medio. En la bodega una libra de arroz [una libra equivale a 460 gramos] cuesta 0,25 pesos cubanos. Es decir, algo tan misérrimo como un céntimo de euro. En cambio, en el mercado liberado el precio de la libra de arroz es treinta y tres veces mayor: ocho pesos. La diferencia es abismal.

"Yo tengo la suerte de tener familia en Estados Unidos que me envía ropa para mi hijo", cuenta una cubana de origen gallego, que prefiere mantener el anonimato. Según asegura, antes la cartilla de racionamiento también incluía ropa y juguetes. Pero eran otros tiempos, antes de la desintegración de la Unión Soviética.

"Las universidades se están blanqueando de nuevo", alerta la fundadora de ARAAC. Las familias negras cuentan con menos recursos económicos y descartan que sus hijos cursen una carrera universitaria, aunque los estudios sean gratuitos. "Prefieren que trabajen", argumenta Guillard. De la misma manera destaca que en la actualidad la mayoría de las jineteras — como se conoce en Cuba a las prostitutas — son negras, y no blancas.

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ARAAC ha emprendido una serie de medidas para paliar esta situación, con la colaboración del gobierno. Por ejemplo, el censo en Cuba, que antes no diferenciaba entre blancos y negros, ahora sí que hace esta distinción para identificar a los sectores más desfavorecidos.

También se ha actuado en los hoteles para que no sólo contraten a blancos, y se están introduciendo cambios en los libros de texto de Historia, que hasta ahora no hablaban del origen africano de parte de la población cubana. "En Cuba partíamos de la existencia de una igualdad racial, que en realidad no existe", concluye la representante de ARAAC.

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