Qué hacer si te invitan al camerino de tu artista favorito

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Guía de Festivales

Qué hacer si te invitan al camerino de tu artista favorito

Ya estás dentro, ahora debes saber qué hacer para que no te echen.
AC
ilustración de Aina Carrillo

Las fantasías del rock, como tales, siempre se han movido por cauces hiperbólicos e incluso hipertróficos, alimentando un imaginario común totalmente alejado de la realidad. La mayoría de los que tocan en grupos de música no beben champagne dentro de limusinas ni destrozan el baño del hotel donde se alojan. Después del concierto, simplemente se limitan a ir al hotel, mirar DMAX durante un rato y dormirse maldiciendo que tendrán que abandonar la habitación a las doce del mediodía, habiendo dormido solo cuatro horas.

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Dentro de todo este miasma de leyendas y sueños imposibles hay un mito totalmente idealizado que se mantiene impoluto: el camerino, ese espacio en el que las estrellas del rock engullen manjares nunca vistos en Occidente y hacen el amor con seres más allá de la belleza. El camerino es el sitio al que todo el mundo quiere acceder, ya sea para conocer a los músicos o para robarles bebida. El mero hecho de llegar a acceder a este espacio te separará del resto de la humanidad, te elevará hacia un olimpo divino e imposible donde se podrá andar entre dioses. La gracia de todo esto es que no todo el mundo puede entrar ahí; la exclusividad del camerino es su máxima cualidad.


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Pero tranquilos, los camerinos tampoco es que sean el mejor sitio del mundo. En los festivales, un camerino acostumbra a ser una caseta prefabricada con un DIN A-4 en la puerta en el que está escrito en Arial (tamaño 122 y negrita) el nombre del grupo. Dentro puede que haya fruta, quicos y algo de beber, pero no mucho más.

Aun así, pese a la decepción que pueda suponer encontrarse con la realidad, querrás quedarte. Para eso, hay unas normas de conducta que debes respetar a la hora de experimentar un backstage, porque no quieres que te echen de ahí por muy deprimente que sea, porque lo importante es estar ahí, la exclusividad, el poder contar, en un futuro, que estuviste en el camerino de los Iceage o de Future Islands; generando envidia y alimentando la gran farsa de los backstages.

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No puedes presentarte como un fan absoluto del grupo, tu actitud tiene que ser más bien como de “pasaba por aquí y he entrado”, como si la cosa no fuera contigo

Lo primero que debes saber es que acceder a los camerinos tampoco es tan difícil. Puedes tirar de tu red de amistades y buscar conocidos que trabajen en el festival o que conozcan a algún miembro (o amigo) del grupo. En la era actual de las amistades banales por internet, esto no será muy complicado. Otro truco es, simplemente, mandar un mensaje al Instagram del grupo diciendo que si te dejan entrar les traerás un poco de hierba o un chorizo ibérico; creedme, el chorizo lo tienen muy mitificado.

Si nada de esto funciona, limítate a pasar por el control del backstage como si tu pulsera fuera la correcta, con toda seguridad y sin vacilar. Aunque tu pulsera sea roja y se necesite una dorada para entrar, si lo haces con suficiente autoconfianza, seguro que pasas.

No creas que estar en un backstage te va a “cambiar la vida”, así que todas las expectativas deben quedarse fuera

Una vez dentro, para no ser “la persona pesada” del camerino —ese ser que todos miran de reojo y sobre el que comentan cosas como “¿pero quién es este?”, deberás ganarte la confianza de los allí presentes (mánager, músicos, amigos, parejas y otros como tú). No puedes presentarte como un fan absoluto del grupo, tu actitud tiene que ser más bien como de “pasaba por aquí y he entrado”, como si la cosa no fuera contigo.

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No hay nada que incomode más a los músicos que la gente que se sabe todas las letras y tiene todos los discos de su grupo. Esa es otra, los discos. No los traigas y no les hagas firmarlos. No les hagas firmar nada, ni tarjetas de metro ni camisetas, y mucho menos partes de tu cuerpo.

Un buen truco para ganarte a los grupos de música es traerte unos cuantos papeles y un bolígrafo. Puede parecer una tontería pero no lo es. Me explico. Antes de los conciertos, los músicos buscan estos dos elementos con una desesperación absoluta, como perros desnutridos en las basuras de un KFC. Los músicos prefieren tener un boli y un papel que un catering exquisito. ¿Por qué? Justo antes de los conciertos —solo JUSTO antes, los músicos no saben prever las cosas porque su vida es un desastre— los grupos se hacen las setlists, esas listas que se ponen debajo del pie de micro en las que hay escritas todas las canciones que van a tocar durante el concierto.

Normalmente verás a los grupos arrancando cartones de cajas o doblando servilletas para hacerse estas listas, pero si apareces tú con un bolígrafo y unas hojas de papel, serás su maldita heroína. Te los habrás ganado e incluso te ofrecerán bebida, comida y dinero. Recuérdalo: papel y boli.

La regla más importante es la de no coger la bebida como si fuera tuya, pide siempre permiso. Y, por lo que más quieras, no te hagas el listo y no intentes robarla

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No creas que estar en un backstage te va a “cambiar la vida”, así que todas las expectativas deben quedarse fuera. Ahí verás a músicos degradados y en sus momentos más lamentables: nerviosos, grandilocuentes, borrachos o aburridamente sobrios. También puede que te encuentres con “músicos de verdad”, esa gente que se prepara la actuación de una forma muy seria, como ver a la cantante de Beach House hacer unos ejercicios raros para prepararse la voz. Será entonces cuando se te caerá un mito. Creías que la gente se lo tomaba menos en serio y que en los camerinos todo eran gin tonics y gente desfasada.

Más avanzada la noche, tendrás que mantener la dignidad. El truco es valorar tus acciones con “la ley del anciano”. ¿Cómo funciona? Pues bien, es muy sencillo. Antes de hacer algo —robar comida, mear contra la pared, comerte una planta o gritar muy fuerte “que alguien se acueste conmigo de una vez, por el amor de Dios”—, imagínate a un anciano haciéndolo. Si te genera una vertiginosa incomodidad y una tremenda tristeza, entonces es que NO DEBES HACERLO.

Verás que un backstage tampoco es el sitio más divertido del mundo, así que mejor sal y mírate unos cuantos conciertos

La regla más importante es la de no coger la bebida como si fuera tuya, pide siempre permiso. Y, por lo que más quieras, no te hagas el listo y no intentes robarla. Si te pillan no te dirán nada, pero cuando llegues a casa te darás cuenta de que varias personas han estado usando tu bolso como cenicero. Piensa que para la gente que toca en bandas la bebida es lo único estable que tienen en su vida.

De todas formas, verás que un backstage tampoco es el sitio más divertido del mundo, así que mejor sal y mírate unos cuantos conciertos y deja de pensar en lo que hay detrás del escenario.

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