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La pesadilla inmobiliaria

La pesadilla inmobiliaria del mes: gástate todo el sueldo en un microestudio de Gràcia

No te queda dinero en la cuenta pero, al menos, sigues estando en Gràcia.
Pesadilla inmobiliaria
Todas las fotos vía Fotocasa

La pesadilla inmobiliaria del mes es una sección en la que denunciamos los abusos más flagrantes y los pisos más sorprendentes del mercado inmobiliario en España. Si te has topado con algún palacio similar, escríbenos a esredaccion@vice.com.

¿Qué es?: Estamos hablando de un único espacio de 26 m². Al poner una pared falsa que separa el comedor, el propietario cree que ha generado una habitación, pero realmente no.
¿Dónde está?: Durante el día, el magnífico barrio de Gràcia de Barcelona es conocido por las infinitas actividades culturales que ofrece para toda la familia; y por la noche, sus calles se convierten en una animada amalgama de vida nocturna, con restaurantes, bares y un buen montón de capullos.
¿Qué se puede hacer por ahí?: Lo mejor que puedes hacer es sentarte en la calle con una litrona y observar a esos cuarentones de gafas de color verde que viven por aquí y que trabajan en empresas de comunicación y visten ropa de lino y se giran a mirar culos de estudiantes de escuelas de teatro. Glorioso.
OK, ¿y cuánto piden por esto?: El barrio se paga, son 1.200 euros al mes. Un solo espacio de 26 m² por 1.200 euros al mes. Sí.

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El caso es que has quedado con unos compañeros tuyos del instituto para tomar algo. Hacía tiempo que no los veías. Habéis quedado por Gràcia, que es donde vives y es un barrio así animado, un sitio ideal para tomar unas cañas "y luego ya veremos". Tus amigos son unos pringados que se han quedado viviendo en ese barrio de mierda en el que crecisteis, Hospitalet, pero tú eres distinta y antepones la vida social y cultural a las exigencias económicas que te marca el capitalismo. Crees que han fracasado y son unos mediocres, tú tienes inquietudes artísticas y culturales. Ellos son víctimas del capital.

Tú no tomas nada pero les recomiendas unas cervezas Montseny, que son artesanales y están buenísimas. En este bar de mesas de mármol y vigas de madera hay que pagar casi cuatro euros por cada botella. Están buenas. Son artesanales. Tú no tomas nada, aún no. Dices que acabas de comprarte una cerveza en un paki, "esto es algo que hace mucho la gente de Gràcia, pillar unas latas en los pakis para irse preparando un poco para la noche", aseguras con fragilidad.

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Les cuentas que ahora estás viviendo aquí, en un pisito muy "mono" y luminoso, con unas baldosas preciosas modernistas que deberían estar en un museo. La cocina es pequeña pero está nueva y ya te apañas. De hecho cocinas poco porque trabajas mucho, así que da igual. ¿El baño? El baño tiene unos azulejos de "gres porcelánico muy sofisticado". "Nuestro piso también" comenta uno de tus amigos del Hospi. "Sí, pero en Gràcia el gres es distinto, es por el ambiente, no sé, ES DISTINTO", contestas indignada.

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"¿Cuántas habitaciones tienes?", te preguntan. Ellos viven en pisos de dos o tres habitaciones, en Hospitalet, claro. "Tengo una habitación" —a estas alturas ya te has autoengañado de que este puto piso donde vives tiene una habitación cuando sabes perfectamente que solamente es un salón con una pared de Pladur que separa la estancia y genera dos espacios; de hecho estuviste a punto de no entrar en este piso porque había otro que te molaba más y sabes perfectamente que en ese momento pensabas que este piso era un engaño porque realmente no tenía una habitación si no un salón separado por una pared de Pladur de mierda y que la "habitación" no tenía ni puerta y recuerdas como le dijiste a una amiga tuya que no ibas a entrar en este piso porque la habitación no tenía ni (cito textualmente) "una puta puerta" pero entonces te robaron el otro piso que te gustaba más y tuviste que quedarte con este y tragarte tus palabras—, "con una cama grande, es muy cuco, muy moderno. No necesito más".

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"Es un piso para la gente de ahora", dices, "gente que tiene poco tiempo para estar en casa y ,de hecho, en Gràcia esto tampoco se tiene en cuenta; la vida está en la calle, en la gente, en los bares y cervecerías". Dices esto porque sabes que no tienes un salón de verdad en tu casa pero tienes un sofá terrible en tu "habitación" y una Kallax de Ikea de 4x4 donde tienes que guardar todas tus pertenencias —o sea, seis libros de Anagrama (dos de Houellebecq, uno de Fante, el de Las chicas de Emma Cline, y dos de Auster que has dejado a medias); tres de Blackie Books (los tres de Ben Brooks); un LP de Nueva Vulcano que no puedes escuchar porque no tienes tocadiscos; revistas VICE gratuitas que te pillaste en tiendas de ropa de segunda mano y unas piedras que compraste en una tienda de esas de movidas esotéricas— y que tienes tristemente vacía. Cuando quieres ver la tele no puedes hacerlo como la gente normal, desde el sofá, si no que tienes que tumbarte en la cama como si estuvieras en un hotel pero en los hoteles te lavan las sábanas y aquí hace seis meses que nadie te lava una mierda.

Les dices que te encanta estar viviendo en este barrio y que no volverías ni loca a Hospitalet. "¿Cuánto te cuesta al mes?" te pregunta el impertinente de Miguel, con el que te liaste una vez. "1.200 euros", contestas. "¿Y cuánto cobras en la oficina esa donde vas a hacer lo que sea que hagas en esa oficina?", se atreve a preguntarte el muy cretino.

Entonces el corazón se te convierte en una roca de tristeza y te hundes en la más enorme de las miserias porque te das cuenta de que la estás cagando y este piso no es para ti sino para turistas que pueden gastarse mucho dinero en este tipo de pisos. El vivir aquí hace que no puedas hacer nada más, no puedes salir de fiesta, no puedes ni pagarte una T-10 de 9,95€ a la semana. Es por eso que no te has pillado una cerveza Montseny de cuatro euros en este bar. No es que no tengas comida en casa porque comas cada día en bares y restaurantes por falta de tiempo sino porque no puedes comprar comida y tienes que ir cada día a casa de tus padres a comer, en el Hospitalet.

"1.200 euros", respondes. "Pago 1.200 euros por este piso".

Y tus amigos se quedan callados, bebiendo cerveza y preguntándose cómo eres tan estúpida para vivir en este barrio de mierda y pagar el 100% de tu nómina por este "piso de una habitación" que por lo que has dicho tiene toda la pinta de ser un estudio de mierda de solo 26 m².