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Relatos de Muhammad (II): cuando Cassius se lio a puñetazos con los Beatles

Cassius Clay se encontró con los Beatles en un gimnasio de Miami días antes de su primera pelea ante Sonny Liston; en ese momento, nadie imaginó que ese encuentro marcaría a toda una generación.
Imagen vía AP Photo, Wikimedia Commons

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Para homenajear al boxeador Muhammad Ali, en VICE Sports hemos decidido lanzar la miniserie Relatos de Muhammad. En la segunda entrega, hablamos del día en que dos fenómenos del siglo XX coincidieron en Miami poco antes de conquistar al mundo entero.

Cuando los Beatles aterrizaron en Miami a mediados de febrero de 1964 todavía no eran más que un grupo de chavales que habían desatado el furor de las masas en el Reino Unido. Era la primera vez que cruzaban el charco, así que Paul McCartney, John Lennon y compañía buscaban altavoces para proyectar su presencia en el vasto territorio norteamericano.

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Aprovechando su estancia en la ciudad de Florida para grabar un episodio de The Ed Sullivan Show, los asesores pensaron que sería una buena idea ir a visitar al campeón de los pesos pesados para aumentar la visibilidad de los Fab Four.

Quedaba apenas una semana para la esperada pelea entre Sonny Liston y Cassius Clay, que llevaba ya tiempo caldeando el ambiente y anunciando su inminente corona. Para picar al campeón reinante, el joven Ali le fue a visitar a su casa en Denver a las tres de la madrugada —no sin antes avisar a la prensa para convertir el intercambio de improperios en carnaza para los medios.

El caso es que los Beatles aceptaron la propuesta, pero querían ver al campeón y —en palabras de John Lennon— "no a aquel bocazas que va a perder". El problema era que Liston les había visto tocar en directo y lo único que le salió al hablar del tema con uno de los promotores de la gran pelea, Harold Conrad, fue la siguiente delicadeza:

"¿Qué mierdas ve la gente en estos cuatro soplapollas? El narigón ese toca la batería peor que mi perro".

Sonny Liston, boxeador con pico de oro

El joven Cassius tendría que ser el anfitrión, y aunque no conocía a eso cuatro ingleses "mariquitas", rápidamente — igual de veloces que sus pasos sobre el ring— comprendió que no le iría mal un poco de publicidad extra. Igual que ellos, el boxeador era todavía una estrella latente.

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Acostumbrados a ser el centro de atención en el Reino Unido, a los Beatles no les sentó nada bien que Clay tardara hasta una hora en aparecer en el gimnasio. "¿Dónde coño está Clay?", protestó George Harrison. John Lennon estuvo a punto de marcharse, pero el tumulto de periodistas distrajo unos minutos de más a los británicos hasta que llegó el púgil, que rompió el hielo y destensó el ambiente en un santiamén.

"¡Buenas Beatles! Deberíamos hacer alguna gira juntos, nos haríamos ricos", bramó Cassius, que no se equivocaba una vez revisada la historia y que además soltó otras perlas durante el encuentro con los de Liverpool.

"No sois tan estúpidos como parecéis", les espetó el boxeador. Lennon le devolvió el guantazo al instante: "Nosotros no, pero tú en cambio, sí". Después de un breve silencio, Ali soltó una carcajada y a partir de allí todo fueron chanzas entre los flashes de los fotógrafos: el boxeador jugó a noquear a los cuatro, retó a George Harrison con los puños y levantó en brazos a Ringo Starr.

"Todo fue un gran montaje publicitario", explicó más tarde Harrison en la serie documental The Beatles Anthology. "Todo eso tenía que ver con ser un Beatle, ser transportado a mil sitios y embutidos en habitaciones llenas de tipos tomando fotos y haciendo preguntas. Muhammad Ali fue bastante simpático".

"Los periodistas más jóvenes realmente veían en Cassius Clay al quinto Beatle, un factor paralelo en el gran movimiento generacional que se estaba produciendo en la sociedad norteamericana. Estados Unidos se hallaba en mitad de un gigantesco cambio, un auténtico terremoto, y ese púgil de Louisville, junto con ese grupo de Liverpool, eran parte de él, estaban entre sus líderes, fueran o no conscientes de ello", escribió David Remnick en Rey del Mundo.

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En ese momento, no todos pensaban igual; no todos veían a Ali como el tipo que participaría de forma crucial en el ideario colectivo de toda una generación. Poco antes del combate y el encuentro con los Beatles, sin embargo, el veterano plumilla del New York Post y el New York Journal-American Jimmy Cannon había bautizado a Clay como el quinto Beatle en una conversa con George Plimpton.

"Es un buen nombre", le comentó el segundo. Cannon, sin embargo, no estaba todavía convencido. "Muy poco acertado. A este se le va toda la fuerza por la boca. Pura fanfarria. Francamente, no es un buen nombre…", se retractó sin saber que en unos días los acontecimientos darían un nuevo vuelco.

El 25 de febrero, una semana después de acaparar todos los flashes con los Beatles, el todavía desacreditado Clay derrotó a Sonny Liston contra todo pronóstico y cumplió, diez años después de que le robaran aquella bicicleta, con su vaticinio. Era campeón de los pesos pesados… o campeón del mundo, como dicen los estadounidenses que se ven el ombligo del planeta.

A principios de marzo, Cassius Clay se desprendió de su nombre de esclavo y anunció su conversión al Islam. Allí acabó de forjarse el mito y nació el Muhammad Ali que se ha asentado en la memoria colectiva y ha quedado retratado en los libros de historia.

En abril de ese mismo año, los Beatles estaban de vuelta en las islas británicas tras su exitosa primera toma de contacto con Estados Unidos y su encuentro con el antiguo Cassius, ahora Muhammad —aunque medios del calibre del NYT se empeñaron en no escribir su nuevo nombre durante varios años.

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"Clay es parte del mismo movimiento que los Beatles"

Jimmy Cannon, de periodista nihilista a seguidor devoto por la gracia de Ali

La banda acababa de lanzar Can't Buy Me Love y con él confirmó su flechazo global: hasta cinco singles suyos copaban la lista del Hot 100 de Billboard —Twist and Shout, She Loves You, I Want to Hold your Hand y Please Please Me acompañaban al último lanzamiento—, un suceso inédito en la historia de la música.

Con su consolidación al otro lado del charco, McCartney, Lennon, Harrison y Starr sellaban también su legado entre los iconos más grandes de la cultura popular.

"Clay es parte del mismo movimiento que los Beatles", escribiría más tarde Cannon, que como el resto de personas cercanas a Cassius acabó hechizado ante la irrefutable trascendencia de Muhammad Ali, que en muchos aspectos fue el quinto Beatle de toda una generación.

Ni afina la voz como Lennon o McCartney ni tampoco emboca guantazos como Ali, pero el autor intenta sacudir un poco Twitter: @GuilleAlvarez41