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Opinion

Debemos preocuparnos por el robot sexual que se resiste al sexo

Un abogado y un orientador sobre consentimiento sexual hablan sobre el problema de los robots que no se dejan manipular.

Con el objetivo de encontrar nuevos diseños tecnológicos que ayuden a progresar en la experiencia humana, las empresas tecnológicas llevan décadas haciendo uso de sus conocimientos para recrear la intimidad sexual. El invento del primer robot sexual que ha logrado el éxito en el mercado ha sido una de las mayores batallas en la carrera por mejorar el sexo digital. Estas máquinas, que son la evolución de la muñeca hinchable, están diseñadas para que miren, actúen y se comuniquen como un ser humano.

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Hasta hace poco, no había dedicado mucho tiempo a pensar en robots sexuales, aunque paso gran parte de mi vida profesional metido en el tema del sexo. El proyecto Schools Consent es una organización benéfica que envía abogados a las escuelas para enseñar a los jóvenes la definición jurídica de "consentimiento", así como los principales delitos sexuales, entre los que se incluye el sexting y la venganza sexual. Como fundador de dicha organización, a veces me contactan por algún caso relacionado con el consentimiento, como una sentencia judicial fuera de lo común o el comentario de alguna persona famosa que no es consciente de las consecuencias del mismo.


MIRA: muñecos sexuales


Así es como el robot "Roxxxy" llegó a mi organización. Su creadora, True Companion, es una empresa de inteligencia artificial de los Estados Unidos que reivindica haber inventado el primer robot sexual que opone resistencia. Esta novedad es especialmente siniestra y debe ser investigada en profundidad.

Actualmente, el mercado ofrece robots que parecen reales y permite al consumidor elegir gran parte de sus características físicas. Por el insignificante precio de 9.995 dólares (8.379 euros), True Companion te permite escoger uno de los 73 colores de pelo y alguno de los 39 peinados que ofrecen, así como el color de ojos, de cejas, de las uñas de los pies, el tono de piel, e incluso el corte o estilo del vello púbico.

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Hay quien dice que estos robots fomentan el seguir considerando a la mujer como un objeto y la cosificación del sexo

La empresa competidora, Abyss Creations (de la cual Jenny Kleeman dio muy buenas referencias a principios de este año), ha creado un robot cuya piel está fabricada con un material especial que, cuando se toca, produce un sonido muy natural.

Hay quien dice que estos robots fomentan el seguir considerando a la mujer como un objeto y la cosificación del sexo. Otros opinan que este nuevo invento permite a los individuos que no tienen a nadie con quien mantener relaciones sexuales vivir esa experiencia íntima. Sea como fuere, Roxxxy es un caso aparte.

Opciones de vello púbico en la página web de True Companion

El robot tiene varios ajustes que permiten que este adopte distintos "tipos de personalidad", para así satisfacer las fantasías de sus usuarios. Entre estas personalidades, podemos destacar el de dominatrix sexual o el de joven de 18 años recién cumplidos. Hasta aquí, todo es muy predecible. La controversia aparece con la personalidad de Frigid Farrah.

Como la autómata dispone de un modo que simula resistencia, algunos usuarios podrían practicar una "violación" al robot. Como es de esperar, sus creadores no lo describen así. En su página web, True Companion argumenta, de manera no demasiado convincente, que "Roxxxy […] no está programada para ser víctima de una violación y, en caso de que lo sea, se trataría de pura conjetura por parte de terceras personas".

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Como la autómata dispone de un modo que simula resistencia, algunos usuarios podrían practicar una "violación" al robot

Según ellos, esta autómata está pensada para, simplemente, dar su opinión, tal y como cualquier persona haría después de una cita" y, al mismo tiempo, "puede enseñar a algunas personas cómo es el hecho de tener relaciones sexuales con alguien".

En el caso de que algún futuro comprador del robot pueda llegar a pensar que se ha topado con un centro de terapia sexual, en la página web se les explica que, si eligen la personalidad de Frigid Farrah "en privado, lo más seguro es que no esté precisamente agradecida por ello". No obstante, lo que se quiere conseguir con este invento está muy claro: que la autómata oponga resistencia, y que lo haga de la manera más natural posible.

Roxxxy es solo una máquina, es la suma de la corriente eléctrica y las piezas metálicas que la componen. Aun así, el hecho de no tratarse de un ser humano que piensa y siente, no resta polémica a su existencia.

Lo que se quiere conseguir con este invento está muy claro: que la autómata oponga resistencia, y que lo haga de la manera más natural posible

La personalidad de Frigid Farrah parece satisfacer una serie de impulsos delictivos que probablemente deberían ser objeto de estudio psiquiátrico. Y es que los de True Companion están sujetos a un conflicto inherente: su razón de ser es eliminar la incredulidad de sus usuarios y convencerlos de que están interactuando con una persona real (sino, ¿por qué fabricarían robots con tanto esmero para que parezcan mujeres reales?) y, al mismo tiempo, confiar en que sus usuarios sean capaces de identificar el imperativo moral y legal para no tratar a las personas reales de la misma manera.

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La inevitable realidad es que está comprobado que existe una relación entre el comportamiento de la gente con el tipo de contenido al que se exponen. Por ejemplo, se sabe que cierto subgénero de pornografía afecta negativamente a la actitud de los jóvenes hacia el sexo. Los robots van más allá: no se trata de mera observación, sino que exigen un compromiso físico por parte del usuario. Por tanto, el que esto se convierta en un delito no es una posibilidad tan remota. Si se cambia al robot por una persona y se comete este acto sexual, pasamos a hablar de un delito sexual grave.

La personalidad de Frigid Farrah parece satisfacer una serie de impulsos delictivos que probablemente deberían ser objeto de estudio psiquiátrico

Hoy en día no se considera delito tener un robot sexual como Roxxxy. Sin embargo, el vínculo causal entre la exposición al porno y el comportamiento de los usuarios es tan evidente que está definiendo la ley sobre la pornografía. Un documento del Ministerio del Interior británico exigía una legislación más severa en este tema "para proteger a la sociedad, sobre todo a los niños, de la exposición a este tipo de material […], que podría fomentar el interés en actividades sexuales violentas o anormales".

Según la Ley de Publicaciones Obscenas de 1959 del Reino Unido, por ejemplo, el hecho de que las páginas pornográficas publiquen contenido "que pueda ser considerado obsceno si el efecto que este crea […], tomado como un todo, está pensado para depravar y corromper a la gente" se considera un acto delictivo.

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El vínculo causal entre la exposición al porno y el comportamiento de los usuarios es tan evidente que está definiendo la ley sobre la pornografía

En su guía online, el Crown Prosecution Service (Servicio de Enjuiciamientos de la Corona) afirma que la pornografía que muestra "una representación muy realista de una violación" se considera normalmente delito, excepto en los casos en los que haya "relaciones sexuales consensuadas reales". Los actores del porno que expone violaciones siempre dicen que la decisión de participar en la realización de la película es consensuada. Lo que les preocupa es su carga legal, no la conciencia de sus espectadores.

Pero estas afirmaciones podrían no ser suficientes. Las páginas web pornográficas se siguen enfrentando a procedimientos penales por difundir contenido "explícito" cuando, al hacerlo, normalizan o aprueban comportamientos depravados o corruptos, o pudieran incitar al espectador a llevarlos a cabo.

Hay argumentos más que evidentes para criminalizar inventos como Roxxxy

Lo que quizás es más sorprendente todavía es que, según la sección 62 de la ley Coroners and Justice de 2009, se considera un delito la posesión de pornografía infantil no fotográfica (por ejemplo, imágenes digitales, dibujos animados, imágenes manga, y dibujos hechos a mano), incluso cuando no se ha realizado ningún tipo de agresión a niños.

Los críticos reivindican que la sección 62 es la reencarnación más parecida a uno de los crímenes de la Policía del Pensamiento. Su intención es evitar que la pornografía no fotográfica despierte un interés sexual en los jóvenes que se manifieste en los crímenes tradicionales: posesión de pornografía infantil, o agresión sexual a un niño). Si la red de delitos es tan amplia como para incluir este tipo de contenido, también hay argumentos más que evidentes para criminalizar inventos como Roxxxy.

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Los robots están diseñados para imitar a la persona en este último caso que hemos comentado y, de esta manera, condicionan el vínculo entre el placer y la falta de consentimiento

Algunos sostienen que practicar sexo con la personalidad de Frigid Farrah es algo parecido al juego de roles, donde un individuo practica sexo con su pareja sexual, en contra de la voluntad de ésta última. Es decir, sería como dos adultos que juegan a "fantasías de violaciones". Pero, en este caso, el hecho de saber que tu pareja sexual da su consentimiento es lo que marca la diferencia.

Ya sea un consentimiento enmascarado o no, su existencia permite a algunos sentir placer a través del sufrimiento o la limitación de sus parejas (de hecho, la existencia de ese consentimiento es la razón por la que se creó la comunidad SM).

Debe haber una distinción psicológica entre este placer sexual derivado de la simulación conjunta del poder de dominar, que es siempre dirigida por la persona "dominante", y el placer sexual derivado del poder real de dominar que tiene una persona. Los robots están diseñados para imitar a la persona en este último caso que hemos comentado y, de esta manera, condicionan el vínculo entre el placer y la falta de consentimiento.

Fantasear con el victimismo no es lo mismo que fantasear con cometer un crimen. Solo los productos que fomentan el mismo comportamiento criminal y ajeno al consentimiento son igual de perjudiciales y, por lo tanto, deberían ser ilegalizados

Ante la ley, la violación es la penetración con el pene por parte de un sujeto A en la boca, ano, o vagina de un sujeto B, sin el consentimiento de B y sin convicción razonable de A acerca del consentimiento de B. Para que se produzca la condena, la fiscalía debe probar su caso ante las preguntas que se le hagan. Podríamos encontrarnos con algún caso en el que el acusado haga uso de la Frigid Farrah o de algún elemento similar como prueba de su predilección por los actos sexuales no consensuados y, de esa manera, defenderse argumentando que no practicó sexo o que el demandante dio su consentimiento.

Según el diario británico Metro, se produce una injusticia inherente al criminalizar un producto que permite a los hombres experimentar sus fantasias sexuales. Nunca se criminaliza a las mujeres por querer formar parte de un juego de roles consensuado aunque no consentido (por ejemplo, una fantasía del hombre de violar a la mujer), entonces, ¿por qué no dejar también que los hombres tengan la misma libertad en la intimidad de su habitación?

Pero estos actos no son igual de justos para ambos géneros. Es decir, aunque las mujeres pueden utilizar robots sexuales y los hombres practicar juegos de roles, el verdadero problema es que estas actividades no son igual de perjudiciales. Fantasear con el victimismo no es lo mismo que fantasear con cometer un crimen. Solo los productos que fomentan el mismo comportamiento criminal y ajeno al consentimiento son igual de perjudiciales y, por lo tanto, deberían ser ilegalizados.

La sofisticación del diseño y de la tecnología de Roxxxy marca un paso más en el mundo de los robots. Pero, en realidad, es una regresión para la sociedad.

@SCPLondon