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Marca España

Los mejores momentos de la lectura de la Constitución de Leonor

Solo han sido 36 segundos pero, joder, han sido los mejores 36 segundos de nuestras vidas.
Leonor Princesa de Asturias Carta Magna
Foto vía la cuenta de YouTube de El Pais

La Princesa de Asturias ya se ha hecho mayor y hoy ha hecho su primera intervención pública realizando la lectura del artículo 1 de la Constitución, una curiosa ceremonia que hacen los seres monárquicos cuando cumplen 13 años. En otras culturas los niños abrazan la madurez mediante rituales diversos, como tomando ayahuasca, rompiendo una roca con la cabeza o luchando contra un tigre, aquí, en España, los futuros reyes y reinas leen un texto de 55 palabras. El acto ha coincidido también con el 40 aniversario de la aprobación de la Carta Magna en las Cortes, por lo que todo ha quedado muy bien atado.

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La lectura no ha aportado demasiados momentos épicos, puesto que el asunto ha durado tan solo treinta y seis segundos. Leonor ha empezado a leer después de que su padre, Felipe VI, leyera el preámbulo de la Constitución. Después de Leonor era el turno del populacho por lo que ha subido al estrado el presidente Sánchez a leer el artículo 2 (dieciocho segundos), luego la presidenta del Congreso Ana Pastor (treinta y un segundos) y a partir de aquí una insondable jauría de peña sin ningún tipo de valor, incluidos ciudadanos anónimos que no le importan a nadie.

Intentemos sonsacar los detalles más destacables de las dos primeras lecturas, las de linaje real.

Felipe VI lectura Constitución

Felipe VI se ha presentado al evento con una corbata del estilo de Torito en Sálvame Deluxe, lo que le quitaba un poco la dignidad que se merece un jefe de estado. Quizás esta corbata es la que le ha aportado la inseguridad suficiente al leer cierta parte de la introducción de la Constitución, esa parte en la que dice “Consolidar un estado de derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular”. Ha sido en este momento, más concretamente cuando el rey se ha referido al “estado de derecho”, cuando el monarca ha emitido un gallo que ha alterado la pronunciación de ambas palabras, convirtiéndolas en graznidos débiles y desagradables y generando cierta desvalorización del concepto “estado de derecho”. Esto es lo que nos quiere transmitir el rey, que el “Estado de derecho” no existe o que está malherido y mancillado. ¿Error? ¿Guiño? Quién sabe.

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Cuando Felipe VI ha terminado de leer su parte hemos tenido que esperar unos incómodos cinco segundos (tened en cuenta que cuando el Rey está presente los segundos duran diez veces más, por lo de la presión de tener delante el tipo que puede decidir cortarte la cabeza si así lo considera, por lo que estos cinco segundos han sido realmente casi un minuto entero de espera) hasta que la gente —el pueblo estúpido— empezara aplaudir, cosa que denota un evidente desconocimiento de la Carta magna por parte de los políticos que gobiernan este país. Buen detalle.

leonor princesa de asturias

Leonor ha subido serena al estrado, con la serenidad propia de Los chicos del maíz. Y esta es exactamente la sensación que ha generado, una persona que aparentemente es de constitución infantil (voz aguda, tamaño pequeño) pero que comunica un estoicismo digno de una señora de setenta años, de ese ser que ya ha pasado por todo y conoce todos los secretos de la vida.

Esto se aprecia perfectamente durante la mirada letal que Leonor nos lanza a los ciudadanos españoles cuando lee el tercer punto del artículo 1, “La forma política del estado Español es la Monarquía Parlamentaria”. Es durante estas dos últimas palabras cuando nos ha clavado una mirada y una sutil sonrisa, como diciendo “pues os tenéis que joder, es así”. El terror de los republicanos ante una realidad irrefutable comprimida en el cuerpo de una niña de 13 años.

reina letizia ortiz

La reina Letizia la ha estado mirando orgullosa y sonriendo, recitando mentalmente el texto, y mostrando cierta alegría al ver que esas 80 horas de ensayo que le han dedicado a la lectura del segundo artículo hayan dado sus frutos. La imagen no puede sino recordarnos a ese discurso que lanzó Carmen Franco y Polo a los niños del mundo, no por el contexto histórico —¡por Dios!— sino por el amor y preocupación que siente un progenitor hacia su retoño.

Ha sido un pequeño instante en la vida de todos los españoles, esos primeros treinta y seis segundos en los que Leonor ha hablado directamente a su pueblo. Solo treinta y seis segundos que, por ahora, han sido los mejores treinta y seis segundos que hemos vivido todos nosotros a lo largo de nuestras miserables vidas.