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La historia de Baba ilustra dos tendencias que convergen: la incapacidad del sistema sanitario para tratar los problemas de salud mental que sufren los jóvenes hoy en día y el auge de una industria que vende promesas de buena salud mental utilizando mensajes inspiracionales que normalmente sólo utilizaban las marcas de lujo.Se calcula que en 2016, 275 millones de personas en todo el mundo sufrieron trastornos de ansiedad y unos 268 millones sufrieron depresión. En el mismo año, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos detectó que 16,2 millones de estadounidenses en edad adulta (en su mayoría tenían entre 18 y 25 años) sufrieron al menos un episodio de depresión severa. Yo misma formo parte de estas estadísticas: tras haber sufrido una ansiedad confusa que en ocasiones me paralizada, me diagnosticaron TOC a los 26 años.
Cuidarse es un término difuso para referirse a un conjunto de comportamientos que deberían definirse de una manera muy simple: cuidarse a uno mismo. Ya no se reduce a meditar y escribir un diario: en la actualidad todo puede ser #selfcare. Comer de forma saludable o darse un capricho; pasar tiempo a solas o quedar con los amigos; hacer deporte o tomarse un día de descanso; hacerse la manicura o dejar atrás las rutinas de belleza. Mientras se imprimía este número, ya había 9,5 millones de posts en Instagram con el hashtag #selfcare (o #selfcare, en inglés) lo que implica que se han generado cientos de miles de posts desde que empecé a pensar en todo este asunto de forma crítica."Existe todo un mercado de artículos de autocuidados que se aprovecha económicamente de nuestra angustia: maquillaje de self care, manicuras estilo self care, mascarillas faciales de self care, masajes de self care, infusiones detox de self care"
“Vivimos en una sociedad donde las estructuras tienen mucha fuerza a la hora de decidir la vida de las personas, y lo que sucederá en un futuro. Sin embargo, al mismo tiempo, parece que vivimos en una época en la que nos negamos a aceptar esto. Queremos pensar que el Sueño Americano existe y que existe la posibilidad de que todo se solucione a través de esfuerzos individuales"
"Cuidarme a mí misma no es autocomplacencia, es autoconservación y eso es un acto de guerra política"
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Como señala Gionfriddo, “Lo que tenemos es una gran parte de la población que necesita ayuda y que nunca ha sido atendida por un médico”. Sin embargo, hay más y es que, según Gionfriddo, la mayoría de las personas que se sometieron al estudio (el 66%) tenían menos de 25 años. Asimismo, el 33% tenía entre 11 y 17 años.“Así que tenemos una gran parte de la población adolescente buscando ayuda y que no han sido diagnosticados todavía. Cuando les preguntamos qué servicios necesitan, suelen pedir cuatro cosas: que les deriven a un especialista, más información sobre su enfermedad, conocer a personas en su misma situación y herramientas para cuidarse. El interés por las técnicas para cuidarse se engloba en ese cuarto aspecto. Y es lógico. Para mí, tiene sentido que sea una de las cosas que busca la gente, especialmente cuando no tienes al alcance las otras tres. Sabemos que podemos hacer cosas para mantenernos sanos, sin importar nuestra condición. Pero no basta con pedirle a la gente que se autodiagnostique y se trate”.
En un ensayo que Gionfriddo escribió sobre su hijo para la revista de su organización aseguraba que: “Este es el sistema para aportar salud mental que he ayudado a construir. Empieza cuando no atendemos las necesidades de nuestros hijos y acaba cuando los aislamos cuando son adultos”. Nuestros problemas se deben a un sistema médico que ha tratado de forma diferente, durante mucho tiempo, la salud mental y la salud física.Tal y como me explicó Gionfriddo , cuando en la década de 1960 se instauró el sistema Medicaid, se excluía de la cuota a los adultos (que todavía no eran ancianos) que ingresaban en instituciones de salud mental o en cualquier otra instalación con más de 16 plazas para tratar la salud psiquiátrica. Esto se hizo para evitar tener que pagar los gastos que requerían los cuidados que durarían de por vida. Durante esa época, los argumentos en contra de la financiación de la atención a la salud mental pasaban por, según Richard Frank, profesor de economía sanitaria de la Harvard, "la dificultad para definir una enfermedad mental, la falta de tratamientos efectivos, el elevado coste de tener que cubrir la atención de salud mental y la incertidumbre a la hora de realizar estimaciones de actualización de costes", tal y como describió en un artículo sobre Medicaid y Medicare en el año 2000."Este es el sistema para aportar salud mental que he ayudado a construir. Empieza cuando no atendemos las necesidades de nuestros hijos y acaba cuando los aislamos cuando son adultos”
"La dificultad para definir una enfermedad mental, la falta de tratamientos efectivos, el elevado coste de tener que cubrir la atención de salud mental y la incertidumbre a la hora de realizar estimaciones de actualización de costes es un problema a la hora de proveer de los servicios necesarios"
Sin embargo, este no ha sido el caso. ¿Y cuál es el motivo de esta diferenciación? ¿Un estigma que se mantiene? ¿La burocracia? ¿Evitar aplicar la ley? Probablemente se deba a una combinación de las tres. En cualquier caso, los pacientes y terapeutas se enfrentan a una gran burocracia y abultadas facturas mientras buscan soluciones menos burocráticas. Como la #selfcare.Según Appelbaum, “Los autocuidados están bien para las personas que sufren algún tipo de estrés leve, o simplemente buscan una forma de mejorar su satisfacción personal. Pero las personas que realmente sufren un trastorno mental para los que ya existen tratamientos efectivos no deben tener que esperar o ser animados a cuidarse por sí mismos ya que en ese caso deben recibir atención personalizada. Sinceramente, si pudieran cuidarse de sí mismos, pues no tendrían los problemas de salud mental que están sufriendo. Muchas personas necesitan recibir ayuda de otra persona para poder recuperarse”.“Los autocuidados están bien para las personas que sufren algún tipo de estrés leve, o simplemente buscan una forma de mejorar su satisfacción personal. Pero las personas que realmente sufren un trastorno mental para los que ya existen tratamientos efectivos no deben tener que esperar o ser animados a cuidarse por sí mismos ya que en ese caso deben recibir atención personalizada"
Por esa misma razón, entonces no debería haber diferencia alguna entre cuidar de la salud mental y broncearse. ¿No deberían ser diferentes los autocuidados recreativos, los autocuidados necesarios y el tipo de cuidado que no puedes proporcionarte a ti misma? En un evento que celebró este verano la web de cuidado personal Healthyish, perteneciente a Bon Appétit, me senté al lado de un panel que rezaba: “¿Self Care: indulgencia o activismo?”. Meredith Talusan, directora ejecutiva de Them (revista del grupo Condé Nast especializada en el mundo LGBTQ) dirigió el debate de la mano de la defensora del bienestar Sara Elisa, la escritora Fariha Róisín y Alisha Ramos, creadora de la newsletter y comunidad llamada Girls Night In. Se debatió sobre si se podía o no formar parte del mundo de la #selfcare mientras el mundo se derrumbaba a nuestro alrededor."Trabajo desde casa cuando es necesario, hago yoga, sigo una dieta vegana y veo televisión basura. He comprado un montón de cuadernos de esos que son un diario para anotar las muestras de gratitud. Ese tipo de actividades me ayudan a sobrellevar los ataques de pánico, que es el estado en el que nos encontramos permanentemente las personas que sufrimos ansiedad"
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Maytree fue un punto de inflexión pues finalmente consiguió recibir la atención de otras personas que necesitaba. Es como lo que me dijo Róisín: “El propósito y el proceso de cuidarse empiezan por quererte a ti misma. Creo que es una forma de garantizar que la ayuda llegue desde el exterior, ya sea con un terapeuta o un sanador, lo que prefieras y que el objetivo no se trate únicamente de quererte a ti misma y punto. Se trata de algo más”. Baba se quedó en ese centro sólo cinco días, pero gracias a esa estancia logró salir del peligroso lugar en el que se encontraba. Ahora ha cambiado su forma de llevar a cabo el cuidado personal pues consiguió acceder a la amabilidad generada por el cuidado de los demás.“Ahora, cuando salgo a correr, pienso que estoy cuidando mi cuerpo, saliendo a la luz del sol, mirando el paisaje y disfrutando de poder moverme. Cuando escribo, siento que estoy nutriendo la parte creativa de mi mente, no sólo soltando malos pensamientos”. Sin embargo, no se trata de un final completamente feliz. Baba todavía sigue en lista de espera para recibir atención médica de un profesional de la salud mental. Mientras tanto, sigue pagando de su bolsillo la consulta con un profesional privado, algo que no podrá seguir haciendo siempre: “Todavía tienen que notificarme cuando será mi evaluación, entonces podré iniciar la terapia. Esto me está costando 181$ por sesión. La verdad es que no puedo alargar en el tiempo este tratamiento durante el tiempo que lo necesite”.