Hace unas semanas leí sobre el caso de César Ulises, un joven estudiante desaparecido en Jalisco y cuyo cuerpo fue encontrado sin vida días después. A raíz de su muerte se desató una ola de comentarios homofóbicos en redes sociales donde algunas personas expresaron gusto por su muerte por el simple hecho de ser homosexual.Como miembro de la comunidad LGBTTTIQA, no sólo me impactó, también me dolió y me hizo pensar en todas las personas a mi alrededor que sufren discriminación, homofobia y transfobia por su orientación sexual. La discriminación es real y sucede todos los días. Estas son sólo algunas historias de tantas que se viven en el país.
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Gael, 27 años, diseñador de modas
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No fue un intento de asalto porque no nos robaron nada y traíamos todo, nuestros celulares, dinero y tarjetas. Regresamos al departamento, que estaba como a una cuadra, y nos abrió nuestra otra roomate. Cuando nos preguntó qué había pasado fue cuando sentí todo: los golpes, dolor en la cara, el pelo y el cuerpo, y después el dolor se concentró en mi brazo. Empecé a llorar, me hicieron un torniquete y llamaron a una ambulancia. Cuando llegué a la Cruz Roja, el trato fue pésimo. Nos hicieron comentarios sugiriendo que por nuestra preferencia sexual "estábamos en broncas" o que "nosotros los habíamos provocado". Mi roomate tuvo fractura de cráneo y yo estuve seis horas en cirugía porque tenían que reconstruirme el brazo y pegarme los tendones.
Al día siguiente llamé a mis padres. Mi madre me acompañó en todo el proceso para hacer la denuncia. Fuimos a la procuraduría, donde el trato fue ridículo desde que llegamos. Aunque soy surdo y justo ese es el brazo que tenía recién operado, me hicieron escribir con la mano derecha todo el relato. Después de algunas horas me pasaron con alguien más que, aunque no leyó el relato, sí se fijo en que puse que había sido un ataque homofóbico. De una manera muy hostil, me preguntó los nombres de las personas que me habían atacado. "¿Sabes qué? Se me olvidó preguntar sus nombres mientras casi me matan", le contesté. También me preguntó si tenía algún tipo de información y le dije que no. Comenzó a reír descaradamente y me dijo: "Amigo, si no tienes nombres, placas, señas o direcciones, te recomiendo que te vayas a tu casa y te escondas porque esto no procede". Ahí terminó mi caso.
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Es un tema muy complicado, pero si sufren de homofobia, levanten la voz y no se callen. Denuncien, aunque las autoridades no tomen cartas en el asunto y te ponen en una posición muy vulnerable. Lo único que nos queda es unirnos entre nosotros y estar protegidos, porque los índices de violencia están muy elevados como para quedarnos callados.Creo que este tipo de violencia es generacional, construido desde la infancia por toda esta escuela violenta que vimos en la tele, que nos enseñaron, que se ha normalizado desde que somos pequeños. No va a terminar de la noche a la mañana, pero el ideal sería que, de entrada, estos ataques se castiguen. Me sigo sintiendo muy inseguro.
Iván, 23 años, estudiante
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Creo que estas prácticas son muy comunes, a pesar de que la comunidad LGBTTTIQA cada vez tiene más peso en la sociedad. Aún así hay personas que nacen en familias de mentalidad muy cerrada, donde el machismo está muy reflejado y les resulta muy difícil aceptar a las personas que son diferentes a ellos. Las familias machistas dicen que las mujeres tienen que estar en la casa y servir a los hombres, igual que sólo una mujer y un hombre pueden estar juntos, y cuando ven algo diferente, lo atacan.Si han pasado por algo así, no se queden callados, alcen la voz y no se separen.
Marbella Rubí, 53 años, estilista y activista
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Si son discriminados, tengan la valentía y la seguridad de empoderarse, leer y capacitarse en sus derechos. Tienen que saber exigir sus derechos de manera educada, no violenta, porque eso es lo que la sociedad dice, que somos "personas violentas". Y no es que seamos violentxs, simplemente exigimos nuestros derechos. Yo le digo a mi comunidad LGBTTTIQA que nunca dejen de exigir el respeto, que no se queden con las manos cruzados y que estemos unidxs para lograr proyectos exitosos.Tengo un sueño y es que algún día las futuras generaciones diversas y las no diversas sean incluyentes. Nosotroxs vamos a seguir en esta lucha para que en el futuro no haya discriminación, vamos a seguir insistiendo para que algún día ya no sea necesario.
L, 27 años
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Me amenazaron con llamar a la policía por lo de las drogas. Mi padre me pidió salir y nunca supe qué dijo y nunca pregunté. Tenía demasiada vergüenza por escuchar de la voz de ese imbécil lo que sentía mi novia cuando cogíamos, cómo y qué es lo que hacíamos. Además, yo nunca pedí saber todo lo que ella escribía, ese cuaderno era su jardín secreto, yo ni sabía de su existencia.Me expulsaron de la escuela sin poder graduarme, dijeron que era mala influencia, que era peligrosa para mí y los demás. Estuve en esa oficina hablando de mi homosexualidad como si fuera una enfermedad, como si las dos estuviéramos enfermas.Se siente bien ojete, pero equis, si son felices no importa lo que alguien pueda opinar. Gay o no.Me gustaría que hubiera un gay world.
Dafne, 41 años, terapeuta y coordinadora de grupo trans en CDMX
Tenemos que desarrollar una capacidad de resiliencia enorme porque es claro que esta sociedad no va a cambiar de la noche a la mañana. Tampoco nos va a tocar ver este cambio pero ser resiliente nos va a permitir, por lo menos, que el madrazo no sea tan fuerte y actuar de manera más consciente y que no nos afecte de forma emocional, psicológica y que no afecte nuestra identidad y desarrollo como personas.Las fobias existen, son parte de nuestra naturaleza, nos dan miedo, pero lo ideal sería alcanzar un nivel de conocimiento o información que nos permita entender y comprender lo que es distinto.