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Politică

Ciudadanos, estas cosas okupan la calle y nos molestan más que los manteros

Vuestras carpas, por ejemplo.
Albert Rivera en el Congreso de los Diputados. Juan Medina/Reuters

En un giro de guion inesperado que los asimila a Pablo Casado y a su pretensión de convertirse en el Le Pen español (¡oh, sorpresa!), Ciudadanos ha hecho trending topic #CallesOkupadas. Bajo el hashtag se agrupan una serie de tuits que compiten en dar asco y que hablan de por qué los manteros deberían ser perseguidos. Todo responde a una iniciativa que el partido de Rivera presentará en el Congreso para, según dicen, combatir a las "mafias que ocupan las calles ilegalmente". Que lo hacen por su bien, joder.

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Pero, además de la lucha contra el crimen organizado (que no es por ser negros y pobres), los de Ciudadanos tienen otro argumento: no perseguir el top manta es una burla a los comerciantes, a la peña que paga impuestos. Cuando hay huelga de taxis por Uber y Cabify ya tal. Ya es cosa del libre mercado y de las leyes más que lógicas que lo regulan.

Y por último están los "pachachos", los que nos indignan con sus razonamientos pero al menos nos sacan una sonrisa, como Ignacio Aguado, que nos da a entender que en agosto en Madrid vamos casi casi con orejeras. Mete, además, la pullita de la seguridad ciudadana, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y la anecdótica pelea entre un mantero y un viandante en las calles de Barcelona.

Pero, amigos de Ciudadanos, hay muchas cosas que okupan las calles y no son manteros. Y algunas de ellas nos molestan mucho más, a saber:

Los predicadores y predicadoras y sus chiringuitos de predicadores y predicadoras

Esa peña que, además de ocupar el espacio, trata de convencernos de que llevamos toda una vida en el camino incorrecto y de guiarnos hacia la luz. Suelen portar, además, panfletos y estructuras porta panfletos de dudoso gusto estético, con juegos de luces y sombras que ya le hubieran gustado a Caravaggio. Los verás en cualquier boca del metro.

Las cabras con pelucas de año nuevo

Esos mimos que se sitúan en la Rambla de Barcelona o en la Plaza Mayor de Madrid y que da igual cuántas veces te hayas cruzado: te van a asustar igual. Y los Pocoyos con manchas de cerveza en el traje, y los señores disfrazados de La Patrulla Canina, y los que parece que están suspendidos en el aire…

Los turistas que van en Segway

Nada más que añadir.

Las ferias de artesanía

Porque al final todo lo que venden acaba cogiendo polvo en un rincón oscuro, como los souvenirs de mierda que te traen tus amigos y familiares de vacaciones. ¿O es que alguien alguna vez se ha comprado para sí mismo uno de esos jabones con pétalos dentro o una de esas pulseras de cuero trenzado?

La peña que espera a alguien en la puerta del Primark de Gran Vía y ocupa toda la calle

Que sí, joder. Que da mucha pereza entrar a Primark, pero que no se queden en medio de la calle y dejen pasar, ¿no?

Los captadores de las ONGs

Los captadores de las ONGs no solo ocupan el espacio: tienen estudiado al milímetro cómo ocupar el espacio para hacer sentir incómodo al viandante. Cabalmente y con precisión, se colocan en zigzag en las calles peatonales y/o aceras para que ningún transeúnte tenga escapatoria, obligándonos a hacer como que hablamos por teléfono o fingiendo que tenemos que llegar a apagar un incendio a casa.

Los turistas que andan como si los días tuvieran 52 horas

Es inevitable que, cuando uno visita una ciudad que no es la suya, desconozca las reglas no escritas de movilidad de la ciudad: si una acera es de subida y de bajada porque así lo ha determinado la costumbre, que hay que ponerse a la derecha en el metro o la velocidad media a la que caminan sus habitantes. Así que prohibamos también el turismo, prohibámoslo de una santa vez. Quedémonos en nuestra casa, una casa que, una vez tomada la medida, quizá podremos pagar. Porque así acabaremos también con Airbnb.

Los viejos que van de tres en tres, los viejos con andador y los que se paran a mirar obras

Pero a esos no interesa prohibirlos, ¿eh Ciudadanos? No vaya a ser que acaben siendo potenciales votantes.

Los mítines de Ciudadanos

Y las carpitas de Ciudadanos en campaña dándoles globos naranjas a los niños. Eso también ocupa la calle. Y, de todas las opciones anteriores es, con diferencia, la más desagradable.