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Marca España

Jesús Gil y Gil fue el Donald Trump español

¿Qué hubiese pasado si Gil no hubiera muerto en 2004?

Hay gente que lo es todo en vida, pero cuyo recuerdo se disipa rápidamente una vez que nos dejan. Creo que Gil es uno de estos casos. La vida del presidente más polémico de la historia del fútbol español se contó en las portadas de los periódicos, deportivos y generalistas durante años. Su peculiar manera de hablar, sus tics y sus muletillas se incorporaron al discurso general sin darnos cuenta.

Los niños hablábamos como él en el colegio, imitábamos a un señor gordo y faltón que estaba casi al nivel de Chiquito o José María García. Fue material de los humoristas del momento para diversión de todos nosotros y fue un generador de noticias y escándalos tan potente como lo fue de negocios y operaciones policiales. Generador de dinero, a fin de cuentas.

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Hace más de 13 años que murió, casi tantos como fue presidente del Atlético de Madrid. 13 años que han sido bastante complejos para nuestro país. Gil murió en plena burbuja inmobiliaria, en un momento en el que parecía que todos nuestros problemas se arreglarían a base de ladrillos y que con el euro todo nos iba a ir muy bien. Ejem…

Iván Castelló, periodista madrileño y actualmente director digital de Eurosport y colaborador en muchos medios, socio del Atleti desde 1977, acaba de publicar en la editorial Contra, Salvaje, la imperiosa historia de Jesús Gil y Gil. Y, claro, tuvimos que contactar con él para hablar de Gil y de su legado.

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VICE: Hola Iván, hay una pregunta que me he estado haciendo durante toda la lectura del libro. ¿Qué crees que hubiera pasado con Gil si no hubiera muerto en 2004?
Iván Castelló: Judicialmente habría tenido un problema aún mayor con todo lo destapado en Marbella, aunque por edad no habría tenido probablemente que cumplir todas las condenas. Deportivamente, el Atlético seguiría igual su lento camino hacia la cumbre con Gil en la sombra y Cerezo como presidente. Un poco más de lo mismo.

¿Cómo crees que habría vivido la crisis?
Hubiera sido, como tantos otros, uno de los beneficiados de la crisis al saber moverse con soltura en situaciones de necesidad. No descartemos que se hubiera enriquecido aún más.

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¿Crees que hubiera sido positivo o negativo para el Atleti?
El gilismo del padre no convirtió en un grande al Atlético por lo que todo seguiría un poco igual. En cambio, su hijo Miguel Ángel sí ha encontrado en Simeone a un garante de la actual innegable bonhomía deportiva del club pese a la eliminación en Champions.

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Y si hablamos de política, ¿crees que el G.I.L. podría haber resurgido en los turbulentos tiempos de la crisis? ¿O la corrupción ya lo había consumido completamente? ¿Habría acabado como Julián Muñoz o como Isabel Pantoja? (Me refiero a que Julián se desvanecerá y la Pantoja ha seguido en la cima como si nada).
El desgaste físico y psicológico del personaje (un poco a lo Julián Muñoz) habría impedido un resurgir del G.I.L. con toda seguridad. Gil habría vuelto un tiempo a prisión y la corte de aduladores en prensa y entre su gente de Marbella hubiera crecido al principio hasta ir abandonándole con el tiempo. Más Pantoja, desde luego, por la fuerza de su personaje pero ya en los titulares con cuentagotas.

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Para muchos, Gil es un personaje genuinamente español. Yo me atrevería a decir que le veo como una especie de versión de Trump a la española. Aunque su vida es muy diferente a la del presidente de los Estados Unidos, fue un millonario, fundó una saga, fue emblema del populismo, se infiltró en los medios de comunicación y también fue para muchos un bufón, mientras él se hacía de oro. ¿Qué opinas sobre esto?
En el libro queda reflejado: Gil es un precedente de Trump. Son innegables las coincidencias entre los dos que desnudan el peligro de las sociedades para aupar a sujetos de mensaje vacío y que lo que hacen es enriquecerse. Nuestro Gil llegó a presidente del Atlético y a alcalde de Marbella, pero el otro es que ha ocupado el puesto más relevante del mundo entero. Descorazonador, pero el sistema lo permite.

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En el libro quizá he echado de menos una parte dedicada a Gil como fenómeno cultural. Fue un personaje mágico para humoristas e imitadores, sus expresiones se extendieron al uso común de la gente a nivel de Chiquito o JM García. Creo recordar que hay un episodio de El príncipe de Bel Air, en el que el doblador de Will Smith suelta un «Y tal y tal…». ¿Por qué crees que pasó esto? También es curioso lo rápido que se ha olvidado toda esta faceta del personaje. ¿Por qué crees que ha ocurrido esto último?
Que Gil tuvo también un componente a lo Chiquito es cierto y todos recordamos en nuestro interior su voz, por ejemplo, deseando “felices navidades ‘rojibliancas’ con la pronunciación hilarante de la "i" para darle el toque personal inconfundible”. Yo sí que creo que lo que más ha perdurado de Gil, precisamente, es el jacuzzi, sus gracietas y su lado más chabacano.

Por el contrario, creo que estaba más olvidada la faceta hiperrealista del personaje con el accidente culposo de Los Ángeles de San Rafael, la apropiación indebida del Atlético y el saqueo de fondos públicos en Marbella.

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¿Qué crees que aportó Gil al fútbol español? Supongo que habrá cosas malas, pero también algunas buenas.
Levantó popularmente al Atlético como un bastión contra los árbitros y el Real Madrid (“muerte al invasor”, una de sus populares frases), algo de lo que terminaría beneficiándose el Barcelona pero no el propio Atlético. Ahí sí devolvió Gil al Atleti al primer plano de la actualidad. Aportó también algunas ideas de modernidad en la gestión que luego dirigió en su propio beneficio o acabaron por ser un desastre. Ejemplos: la conversión de los clubes en sociedades anónimas y el fin de las canteras, así como profesionalizar departamentos de la entidad y tratar de exprimir publicitariamente la marca y sacar lo máximo de los derechos de televisión. Pero su estilo impedía el desarrollo natural de las cosas, algo que sí ha terminado por ir tejiendo su hijo Miguel Ángel.

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Otra parte del personaje que me parece superinteresante es que Gil fue un maestro en la "manipulación" de los medios de comunicación a su favor, como por ejemplo todo lo que cuentas en el libro de preocuparse de difundir su antimadridismo llamando a Ramón Mendoza «el del pelo blanco», lo que le hizo mucho más popular entre los atléticos. Y eso lo hacía un tío al que al principio de todo ni siquiera le interesaba el fútbol, sino que era un vehículo para su negocio. ¿Recuerdas algún otro ejemplo de cómo Gil utilizó los medios para su beneficio?
Gil entendió pronto que salir en los medios era gratis, para empezar, y que era su oportunidad para ir construyendo su papel de alguien cercano al español medio con su mensaje populista, con decir sin pudor lo que muchos pensaban.

Ese antimadridismo furibundo le dio al Atlético y aunque a los medios no les gustaba, les daba audiencia. Fue una manipulación consentida en mi opinión, de ahí también que nos quede esa imagen de alguien entrañable al que no hacer mucho caso pero que, oye, decía verdades como puños. El cuarto poder se lo permitió en una época en la que convenía pasar de la información al entretenimiento, la estrategia perfecta con alguien como Gil.

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Uno de los episodios más curiosos para mí de toda esta historia es la intervención judicial del Atleti, cuando pusieron a un inspector de Hacienda a dirigir el club. Es demencial. Como siempre, los Simpsons ya lo predijeron de alguna manera, me recuerda a cuando la hacienda norteamericana se queda con la cadena de hamburgueserías de Krusty el payaso y cambian la decoración y hasta el menú para hacerlo más institucional añadiendo por ejemplo las IRPFritas o el Desgravaccino. ¿Hasta qué punto Hacienda tomó decisiones en aquellos meses que afectaron a la parte deportiva del club?
Geniales Los Simpsons, como siempre. El club se vino abajo deportivamente con la intervención. Ranieri, el entrenador, y la plantilla se posicionaron con Gil y no tragaban con lo que sucedía en el día a día. Muchos se quisieron ir y se terminaron yendo sin importarles el descenso de categoría a la vista que se presumía. Se bajó porque el vestuario solo estaba pendiente de lo suyo, de su futuro y de sus cobros especiales, y Luis Manuel Rubí, el administrador, no tenía ni idea de fútbol. Se abrió la puerta en el mercado de invierno y, con una plantilla sensacional, el Atlético acabó bajando. Gil lo consideró siempre un golpe de estado.

Muchas gracias Iván.

Salvaje, la imperiosa historia de Jesús Gil y Gil ha sido editado por Editorial Contra.