Por fin una tienda de souvenirs de Vallecas

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Por fin una tienda de souvenirs de Vallecas

Manuel Chavarría ha vuelto a nacer, tras recuperarse de un derrame cerebral, dejar atrás la vida de "bandolero" y montar un local donde vende recuerdos del mítico barrio madrileño.

Todas las fotografías por Felipe Hernández.

"Tengo cuarenta años pero yo siempre digo que tengo uno, porque he vuelto a nacer". Y es que hace un año que a Manuel Chavarría le cambió la vida, en todos los sentidos. "Tuve un derrame cerebral por una malformación de cuando nací que llevaba ahí toda la vida y me abrieron la cabeza en canal", recuerda. "Nos dijeron a mí y a mi familia que era una cosa muy peligrosa y que no sabían si me iba a quedar en el sitio, o sin habla o con un brazo tonto, pero al final me respondió bien el coco y la experiencia me ha dado fortaleza y me ha hecho asentarme en la vida". Chavarría es desde entonces el propietario de Soy…, una tienda de souvenirs de Vallecas dentro de un local de la Avenida de la Albufera que es "una ratonera, pequeño como el pasillo de tu casa tío, te lo digo, once metros cuadrados".

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Antes de este renacer, "me pasé toda una vida de pintor de construcción y haciendo sustituciones en Correos". Justamente, el nombre de la tienda se le ocurrió "en un momento en que no sabía para donde tirar, harto de un oficio muy duro y de currar con empresas de mierda, mal pagao y truqueao… Tuve una inspiración de ¿a dónde voy, tío?". El plan era que uno de sus hijos se hiciera cargo, "pero a él le gusta lo fácil". Tiene otros dos, uno de diecinueve que se busca la vida como tatuador y una niña de nueve. "Yo siempre me recuerdo de padre, empujando carritos y así", aunque añade que "también he sido muy bandolero, pero no bandolero malo". Se crió en el Pozo del Tío Raimundo "dónde aún se hace vida de barrio como en Palomeras, Entrevías… En el centro ya no es como aquí".

Su amor por el barrio le viene desde muy pequeño, cuando garabateaba las libretas con la VK de Vallekas. "Es que se escribe así, con k de kilo de toda la vida, con c no tiene sentido". Cansado de sólo encontrar camisetas en bares por la noche, cogió la liquidación de la empresa de pintura y se puso a hacer las suyas propias. "Poco a poco, voy luchando con alma y corazón, porque si es por las cifras se me quitan las ganas, pero cada vez que entra alguien y me dice que le parece muy buena idea ya me pongo contento". Sobre todo, le compran "los viejitos y viejitas de la zona, a veces navajas o ceniceros o cosas que les parecen útiles para la casa, pero también gente de fuera y los que van al fútbol porque estoy delante del estadio del Rayo". Vende también camisetas del equipo, con lemas y frases ("Vallekas es nuestro").

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Los recuerdos de Vallecas surgen de cosas que se le ocurren a Manuel "en la moto por Cobo Calleja o viendo la tele, me fijo en algo y con lo que dispongo de maquinaria y lo poco que sé, hago tazas, monederos o una gitanilla o lo que sea… Casi todo con vinilo". Hace poco incorporó los imanes, por demanda de los vecinos, y está abierto a sus sugerencias "siempre que me gusten a mí, porque me pidieron camisetas con 'Orgullo vallekano' y yo eso no lo hago". Lo que mejor funcionan son las pegatinas para el coche y artículos "que le gusta a la chavalería: boinas como la de El Bicho y tema así chulesco, mochilitas de saco…". Lo próximo serán postales con fotos del barrio "la estatua de la abuela rockera y perspectivas guapas, que a veces que está tan clarito que se ve el final de Madrid". Su sueño es "un sueldecillo, no quiero un Mercedes, ni cosas raras, ni riquear, solo sacar un puesto de trabajo a flote".