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Existe como una opinión mayoritaria de rechazo a las potenciales nuevas elecciones en España, como si el acto de repetir estuviera ligado al acto de fracasar.¿Acaso no repetimos todos? Repetir matrimonios, repetir primero de BUP, repetir el segundo plato —ese codillo estaba de pelotas—; todos repetimos lo que sea. Yo creo que es un sano y coherente ejercicio democrático el hecho de repetir elecciones tantas veces como haga falta.La falsa democracia —la actual— es esa que culmina y que genera acuerdos, algo más cercano a una dictadura o monarquía absoluta. El concepto de mayoría no debería sucederse en una sociedad libre. Lo sano, lo ecológico a nivel político, sería asistir a una eterna disputa entre pequeños partidos. Un choque constante entre distintas fuerzas, a veces antagónicas, que no flaquea nunca. El eterno debate es lo que mantiene la teoría y práctica de la democracia, de la misma forma que la mayor representación de lo aleatorio es, precisamente, la repetición.La posibilidad de lo absurdo verifica la naturaleza de las ideas y las cosas. Es por eso que lo realmente democrático sería la eterna celebración de comicios.Luego está el tema del dinero. Nos encanta hablar de dinero. Hablar y tocarlo. Gastarlo. Generarlo. Vomitarlo. El dinero de estos nuevos comicios se supone que es nuestro dinero. Nos gusta mucho apropiarnos de ese dinero, como si los impuestos hubieran sido alguna vez nuestros y no de los otros; de, precisamente, los que votamos —directamente e indirectamente—.
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ESPAÑA II

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EL SEÑOR DE LA MUERTE
DEUDA PÚBLICA
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