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Cultură

Acéptalo: las gordas molan

Las gordas estamos hartas de que nos traten como a tías raras y los hombres a los que les gustamos las gordas están hartos de que los traten como pervertido

La autora.

No me avergüenzo de mi cuerpo. A mi modo de ver, si no puedes con mis estrías, no mereces mi celulitis. Pero no siempre fui así. Antes era de las que prefería el sexo con las luces apagadas. Me cubría cada vez que salía de la cama. Nunca quería estar encima por temor al aspecto que tendría mi estómago desde ese ángulo. Dios, me da lastima la chica que solía ser.

Mi autoestima mejoró el día que me di cuenta de que no puedo esconder mi gordura y que tampoco tiene sentido que lo intente. Durante el sexo, no me percataba de que mis parejas sabían a lo que se atenían, como si todo el tiempo que hubiéramos estado juntos antes de desvestirnos nos lo hubiéramos pasado mirándonos solo a la cara. Además, todos los hombres con los que me he acostado me han dicho que les gusta mi cuerpo. Dicen cosas como, "Me encantan las chicas con curvas" o "Me gustan las chicas más robustas". Cada vez que escucho estos comentarios, siento que tratan de hacerme un favor, como, "Voy a decir que tiene curvas para no llamarla gorda". Pero no creo que gorda sea una mala palabra y no entiendo por qué la evitan.

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Hace poco le dije esto a un chico después de que me llamara "voluptuosa" en la cama. "Llámame gorda", le dije. "No me molesta, es lo que soy".

Pero no me esperaba su respuesta. "Créeme, no estás gorda. No me gustan las gordas".

En ese momento, todo cobró sentido: "Ah, no lo haces por mi bien, lo haces por el tuyo". Ese tipo, y probablemente muchos otros, no querían aceptar su atracción por las gordas.

Lo entiendo. No sólo a las mujeres les inculcan que solo hay un tipo de cuerpo que se puede considerar sexy. Da pena sentir atracción por un tipo de cuerpo que se sale de los convencionalismos sociales. Hasta los que no se avergüenzan de sus deseos a veces sienten la necesidad ser discretos. Hugo Schwyzer, un especialista en temas de género, dijo que en el panorama heterosexual, a los hombres "se les enseña que lo sexy es lo que los demás consideran sexy". En pocas palabras, la atracción heterosexual funciona a un nivel social y las mujeres están construyendo obstáculos para el autoestima de sus parejas masculinas. Se cree que las mujeres gordas están en "una categoría más baja", lo cual obliga a los hombres heterosexuales a negar por completo su atracción hacia las gordas.

Por supuesto, esto no es aplicable a todos los hombres heterosexuales. Hay una comunidad de hombres que se hacen llamar "admiradores de las gordas". En 2011, la revista Village Voice hizo un perfil sobre Dan Weiss, un hombre al que le atraen las mujeres gordas y autor de "Ask A Guy Who Likes Fat Chicks". En su perfil, Weiss desmiente los mitos sobre por qué algunos hombres prefieren a las gorditas: no es porque las gordas son más fáciles y no es cierto que los hombres que salen con gordas tengan baja autoestima. Todas estas creencias son reveladoras sobre la forma de ver a las mujeres gordas en un contexto sexual.

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Una pintura de Fernando Botero en el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México. Foto vía el usuario de Flickr Enrique Vázquez.

La escritora y activista VirgieTovar mencionó otra idea equivocada: "Los hombres que desean a las gordas se consideran pervertidos o desviados porque las mujeres gordas no entran en el ideal convencional de belleza occidental", dijo. "En realidad, el deseo humano —y sí, el deseo masculino— varía enormemente, y si viviéramos en un mundo menos normativo, podríamos ver lo diversos que son nuestros apetitos. Por desgracia, no vivimos en esa clase de mundo. En Occidente, todo gira en torno a la delgadez".

Quizá este mundo sería diferente si los medios representaran de otra forma a las mujeres gordas. Hollywood podría hacer algo mucho mejor que incluir a Melissa McCarthy en papeles divertidos pero carentes de sexualidad. En la industria de la música, nunca oímos hablar de mujeres obesas, excepto en la letra de Drake para "Only", de Nicki Minaj, en la que Drake dice que le gustan las BBW (big, beautiful women [mujeres gordas hermosas]) porque son el tipo de mujeres que "quieren chuparte hasta que quedes seco y luego irse a almorzar". Es lo mejor que tenemos para que nos vean de forma positiva y aun así el artista encontró la forma de burlarse de nosotras. Gracias, Drake.

Pero pese a todo, el intento cuenta. Al fin y al cabo, es muy raro que alguien diga algo por el estilo. No entiendo por qué este tema es tan tabú si en algún punto en la historia de la civilización occidental, a las mujeres gordas no se les consideraba repulsivas en absoluto.

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Las sociólogas Samantha Kwan y Jennifer Fackler, de la universidad de Houston, crearon una breve historia de cómo los ideales de belleza corporal han cambiado a lo largo de los siglos en un apartado llamado "Women and Size". Según ellas, hasta el siglo XIX, los artistas como Rubens y Renoir pintaban mujeres "carnosas" y "voluptuosas" (sus palabras, no las mías). En lo personal, las dos descripciones me dieron ganas de vomitar porque suenan como salidas de una horrible novela romántica (por eso mismo no puedo soportar las palabras "pantis" y "palpitante"). Pero volviendo al tema, los cuerpos delgados se volvieron deseables cuando se empezó a anunciar la moda de forma masiva, igual que las dietas.

Fue más o menos en esa misma época cuando se estandarizaron las tallas de los vestidos y cuando la gente empezó a tener conciencia del consumo de calorías, según la gastrónoma Sarah Lohman. En otras palabras, las dietas se volvieron productos comerciales y rentables. Hacia la década de 1920, "la mayoría de las mujeres estadounidenses estaban a dieta o se sentían culpables por no estarlo. Y el resto ya se sabe". Nuestro concepto de la delgadez como canon de belleza fue creado por personas que trataban de lucrarse con nuestra autoestima y nosotros caímos en su trampa. Y seguimos ahí.

"Somos víctimas de la desinformación", dijo Ken Page, psicoterapeuta y autor del libro Deeper Dating: How to Drop the Games of Seduction and Discover the Power ofIntimacy. "Parece que todo lo que sabemos sobre cómo funciona la atracción, qué aspecto se supone que debemos tener y cómo debemos actuar fue escrito por un grupo de adolescentes ansiosos. Es peligroso, erróneo y carece de bases científicas".

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Resulta que la atracción no tiene tanto que ver con la apariencia, al menos no tanto como creemos. Según la ciencia, gran parte de la atracción sexual se reduce al grado de fertilidad que desprende nuestro olor, a rasgos de nuestra personalidad como la amabilidad o la inteligencia, y a algo que Page llama "atracción emocional", que se refiere a la "química" que tienes con una persona. "Si crees que porque tienes una figura o peso específico no le vas a atraer a la gente, estás equivocada".

Si así funciona la atracción, al menos a nivel científico, entonces ¿por qué no veo los resultados en mi vida? ¿Por qué mi madre judía sobreprotectora siempre me presiona para que baje de peso para que me pueda casar con un dentista judío? ¿Por qué hay desconocidos en internet que insisten en que si bajo de peso por fin voy a encontrar el amor?

Sé que no es cierto. Tengo muchas amigas que entran en el estereotipo de "chica sexy" (vivo en Los Ángeles, hay cientos y cientos de "chicas sexys"). Y todos mis amigos a los que les gustan las chicas altas, delgadas y obsesionadas con la belleza me han demostrado que su vida amorosa es igual de patética que la mía. Gordos o flacos, todos estamos en el mismo barco en lo que respecta al amor, a los engaños, a los mensajes de texto que dicen "Eres muy divertida, pero…" La única diferencia es que, cuando pasa, mis amigas delgadas no asumen de forma automática que fue por su peso. Entonces, ¿por qué siempre me hacen sentir que mi peso es el problema en mi vida sentimental?

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Sé muy bien lo que es sentir vergüenza por estar gorda. Sin embargo, como dijo Tovar, la forma en que asimilo mi vergüenza es diferente a cómo lo hacen los hombres con los que me acuesto. "A las mujeres nos enseñan a absorber la vergüenza, mientras que los hombres tienen más oportunidad de librarse de esa vergüenza. Por lo tanto, las mujeres no sólo se avergüenzan por ser gordas, sino porque hacen que su pareja sienta incomodidad".

Esto se demuestra cuando las mujeres se sienten incómodas al mostrar su cuerpo desnudo durante el sexo, aun cuando nuestras parejas ya han expresado su atracción por nosotras al arrancarnos la ropa. Es como decir, "Me avergüenza que te pueda avergonzar mi cuerpo".

Para poner fin a este sentimiento, las mujeres, no solo las gordas, tenemos que aceptar nuestro cuerpo tal como es. No solo por nuestro propio bien, sino por el bien de nuestras parejas. Como explicó Page, es probable que las partes que más nos avergüencen sean las que más le exciten a nuestra pareja.

Obviamente, es más fácil decirlo que hacerlo. Es muy difícil no sentirse avergonzadas por lo que, según la sociedad, son imperfecciones. Lo que pueden hacer los hombres para ayudarnos es expresar más el deseo que sienten por nosotras, no solo en privado, también en público. Podrían escribir una canción de rap sobre nosotras, las gordas, sin mencionar nada sobre comida. Sería bonito.

Vosotros, hombres heterosexuales que todavía no sois capaces de admitir públicamente que nosotras, las gorditas, podemos ser tan atractivas como las mujeres delgadas, preguntaos lo siguiente: ¿Qué es lo que teméis? ¿La reacción de vuestros amigos? ¿Qué tipo de amigos son si se oponen tanto a veros felices?

La conclusión es: las gordas estamos hartas de que nos traten como a tías raras y los hombres a los que les gustamos las gordas están hartos de que los traten como pervertidos. La belleza tiene muchas formas y es hora de que se muestre tal como es, con lorzas y todo.

Sigue a Alison Stevenson en Twitter.